Capítulo 16

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El día siguiente a la coronación de Rhaenyra I se realizó un torneo. Esta era la última celebración en la que Aemond y Lucerys estarían presentes antes de partir hacia Dragonstone nuevamente, para evitar otro conflicto con los alfas que seguían tras Luke.

Para disgusto de Aemond, esa misma mañana cuando se dirigía hacia la habitación de Lucerys para desayunar e intentar que su equilibrio delicado no se hubiera ido a la mierda después de la discusión de la noche anterior, se encontró con un caballero Tully junto a las sirvientas que traían el desayuno. El hombre traía en brazos un cofre labrado.

—¡Su alteza! —exclamaron al verlo. Su rostro seguramente no era amable, puesto que el caballero desvió la mirada de él muy asustado.

—Hmm...—musitó simplemente, abriéndose paso a la habitación, sin siquiera tocar, Lucerys ya estaba despierto pero aún en ropa de cama y sentado en la cama, su rostro cansado revelaba una mala noche de sueño. Un pinchazo de culpa bajo su piel se hizo presente.

Las criadas entraron después, disponiendo todo para el desayuno. El caballero se quedó educadamente afuera.

—Su alteza, príncipe Lucerys, pido permiso para dejar un obsequio de parte de la casa Tully.

—Lo siento, no puedo recibir regalos de su señor, no estoy recibiendo cortejos...

—Lo sé, mi príncipe, este es un obsequio de Lord Tully y su familia como disculpa por el escándalo de la cena previa a la coronación de su majestad. No es ningún cortejo, mi señor me pidió encarecidamente que entregara esta disculpa a usted antes de que se fuera a Dragonstone.

—Bien...supongo que no puedo rechazarlo—Lucerys suspiró y se levantó él mismo para indicar dónde debía dejar el caballero el cofre. Agradeciendo al hombre y despachándolo. Sin gastar ni una mirada o palabra hacia Aemond fue hacia la mesa donde el cofre estaba y lo abrió. Aemond esperó que el contenido fuera comida o algo así, se sorprendió de ver algunas joyas azul Velaryon y un arco y flechas. Lucerys sacó un pergamino de dentro del cofre y lo leyó.

Aemond se concentró en su vínculo para determinar sus emociones, pero no fue capaz de percibir nada cuando Luke guardó la carta en su mesa de noche y simplemente tomó el arco. Entonces sintió la emoción surgiendo lentamente.

Estaba feliz.

—Es precioso...—los ojos brillantes como el ámbar miraron se cerca la madera tallada del arco. Desde su posición Aemond no podía ver de qué trataban los diseños pero Lucerys se veía maravillado. La emoción empezó a correr por las venas del propio Aemond, sintiéndose particularmente maravillado por la persona que analizaba el arco.

Se sentía como el primer beso que compartieron, los ojos de Lucerys brillando al verlo, como si fuese maravillado por él, la mano del niño en su rostro, sin una mirada de desprecio, culpa ni asco. Realmente no era consciente de sus propias emociones y menos del vínculo esa noche, tal vez por la bruma latente de su celo, pero ahora podía sentir su corazón latir violentamente contra su pecho, su cerebro sin poder concentrarse en otra que no fuera admirar la belleza del niño castaño.

La realización cayó como una piedra en su estómago.

El maldito vínculo estaba cambiando su ser.

Salió de la habitación tan rápido como sus piernas le permitieron ir, asustando a los guardias que lo escoltaban mientras pasaba como un huracán hacia su propia habitación. Una vez seguro tras la puerta, se desplomó en el piso, su corazón latiendo con fuerza contra su pecho. Su mano fue hacia su ojo ausente, el recordatorio de por qué no podía sentir algo así hacia Lucerys.

⚜️

El inicio del torneo fue dramático por así decirlo. A estas alturas todo King's Landing sabía lo que ocurrió en la cena con los lores. Los nobles indiscretos murmuraban mientras veían a Luke y este fingía que nada pasaba y que ni lo notaba, manteniendo la barbilla arriba y su rostro libre de expresiones como su madre le había enseñado dulcemente.

La decisión equivocada [Lucemond]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora