La respuesta corta es sí. Convivimos con otras personas, consumimos lo que otros producen, nos relacionamos.Pero, ¿es esto cierto? ¿De verdad nos relacionamos?
Vivimos en la era de la información, de las tecnologías, en el futuro que pintaban algunas películas antiguas. Pero vivimos más desinformados que nunca, y mñas aislados que nunca. Vivimos en un mercado, donde elegimos a nuestras posibles parejas como si de una pieza de carne se tratase, sin importarnos los sentimientos que nunca nos enseñaron a tener.
Vivimos en el mercado de lo bonito para el ojo en lugar de lo bonito para la mente, alimentando falsas expectativas y fantasías vacías que nos llevan a la toxicidad que tanto criticamos luego en redes sociales. Vivimos en una sociedad tóxica, que nos hace creer que un tipo de cuerpo es mejor que otro, que nos premia por ser orgullosos y menospreciar a los que son, desde tu pequeño punto de vista, peores que tú.
Abogamos por la igualdad pero intentamos destacar entre la multitud para sentirnos mejores que el resto, cuando en el fondo nos sentimos inferiores a todo el mundo. En una sociedad que premia un buen cuerpo y castiga una buena mente, ¿cómo pretendemos sobrevivir? En una sociedad en la que salirte de lo socialmente aceptado te margina, pues tu cuerpo no es perfecto o tu rostro no tiene proporciones áureas, a pesar de que quien te juzga no sabrá lo que eso significa, en una sociedad así es imposible vivir.
Y por esto yo me pregunto: ¿Vivimos en una sociedad? ¿O acaso destruimos la sociedad hace años? Pues ahora vivimos aislados, buscando ideales inexistentes mientras deslizamos en la pantalla de nuestros móviles durante horas para encontrar a nuestra media naranja, sin saber ni siquiera lo que es una naranja de verdad.
