IX

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Durante la noche, Scaramouche y Kazuha estuvieron hablando sobre lo que pasó en el centro comercial.

El peliazul le contó qué era lo que creía que estaba pasando, ya que Albedo le daba mala espina y sabía que escondía algo, pero no tenía ni idea de lo que el otro quería hacer en realidad.

Pasaron unos días sin volver a encontrarse a aquel rubio, aunque iba a su misma escuela. Además, era el primo de Aether, el mejor amigo de Kazuha, pero eso no influyó en nada.

Como pasó un tiempo desde que empezaron el curso y cada vez hacía más frío, las vacaciones de navidad llegaron en poco tiempo.

Los pasillos del instituto Teyvat quedaron vacíos unas horas después de que sonara el timbre que indicaba el final de la última clase antes de vacaciones.

Scaramouche estaba muy feliz de que llegara esa época del año, ya que sabía que podría pasar aún más tiempo con Kazuha y se quedaría a dormir a su casa más veces de lo usual.

Cuando llegó el día de navidad, los Kaedehara invitaron al peliazul para que fuera a cenar con ellos, ya que siempre era bienvenido en aquella familia y lo cuidaban como a un hijo más.

Se reunieron todos en aquella mesa tan grande que había en su comedor, aunque fue algo incómodo para el peliazul tener que compartir mesa con su antiguo amigo. Aún así, casi no prestó atención a otra persona que no fuera su novio.

-¿Cómo vais con vuestra relación?- preguntó Beidou mientras observaba a Kazuha y Scaramouche con una sonrisa- Vamos, que no nos contáis nada, no seáis tan vergonzosos.

-Cariño, no seas así- respondió Ninguang, soltando una risita- ¿No ves que les da vergüenza?

-Ehm... Vamos bien, habíamos pensado ir esta noche a ver las luces que han puesto en la plaza del centro- dijo el peliblanco sin quitar la mirada de su comida, disimulando su sonrojo-

-Ya sabes que no me refiero a eso, Kazuha- su madre lo observaba con intriga- Estoy hablando de si ya os dais besos y eso, ¿o no me digas que ni siquiera os dais la mano?

Scaramouche sentía tanta vergüenza en ese momento que no tenía valor para hablar, aunque le daba pena tener que dejarle a Kazuha responder todas esas preguntas incómodas.

-Bueno... Sí, caminamos dándonos la mano- respondió el peliblanco- Y también nos damos algún beso de vez en cuando...

-¡Lo sabía!- gritó Beidou emocionada- ¡Ninguang, te lo dije! ¡Ahora me debes una copa!

-Está bien, tú ganas- su mujer soltó un suspiro, aunque se le hacía tierna la manera en que se comportaba la de pelo castaño- Pero solo una, no quiero que pase lo mismo que la última vez.

-¿Qué pasó?- Kazuha observaba a Beidou con atención- No me digas que la liaste otra vez en algún bar.

-¡Correcto!- su madre soltó una carcajada- Pero ya verás que la próxima vez no pasará nada así, que te lo diga tu madre.

El peliblanco giró la cabeza hacia Ninguang para ver su reacción, pero esta tan solo se reía un poco por el comportamiento de su mujer. Era increíble la paciencia que tenía para aguantar a alguien como Beidou, quien estaba todo el día riéndose. Aún así, la quería mucho y no se arrepentía de haberla escogido como a esposa.

Estuvieron un rato más comiendo, hasta que Kazuha se cansó del interrogatorio que le hacía su madre, cogió la mano de Scaramouche y se lo llevó de ahí para poder estar con él.

Llegaron a la habitación del peliblanco, donde había luces de navidad por todas partes y un árbol gigante al lado de su cama. Además, la televisión estaba encendida, ya que estaban sonando canciones de navidad.

•Scaramouche Raiden• | Kazuscara |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora