Capítulo 3

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—Wow, que raro... No recuerdo haberte visto ese chupetón, ¿cuándo fue que Antonella te hizo eso?

La. Puta. Madre.

Después de cinco largas y cansadas horas de un arduo entrenamiento, por fin la selección argentina estaba en los vestidores. Lionel prácticamente había rezado para que nadie notara la semejante marca que el portero de la selección mexicana le había dejado horas antes, y en cierto punto no se habían dado cuenta... Sino hasta ahora, que Julián lo vió sorprendido.

—Ah...

<<¡Pensá en algo, pedazo de orto!>>

De Paul apareció dando un silbido a la marca roja en el cuello del mayor—. Vaya que Anto sabe marcar territorio, ¿eh?

<<Hacete el loco, hacete el loco...>>

—Ja... Eso parece...

—Pero si, no recuerdo haberlo visto antes.

—E-es que me lo tapó el bloqueador solar.

Ni Julián ni Rodrigo ocultaron su expresión de duda, pero no tenían razón para desconfiar de su líder. Después de todo, él es el hombre más correcto que conocen.

Si, claro.

—Okay... —el joven terminó de ponerse su camisa y continuó—. ¿Querés ir a lo del bar? ¡Hay para jugar billar!

—Araña, sería raro que un bar no tuviera mesa de billar. —se le acercó Enzo Fernández.

Álvarez se avergonzó por el comentario—. Calláte.

—Aww~ tan lindo, ¡el pibe se sonrojó! —dijo De Paul lo suficientemente alto para que todo el equipo lo escuchara y burlas inundaran la habitación.

—¡Son una bola de hijos de puta! —un gran rojo se extendió por sus mejillas.

—Mi amor, no llores~ —Enzo lo abrazó y le dió un beso en la mejilla, pero el más bajo lo empujó.

—¡Corréte!

Lionel soltó un bufido por la risa. Al menos habían dejado el tema del chupetón.

Lo siguiente que vió fue como los dos menores de la selección "peleaban". Solo se daban palmaditas, no había nada de que preocuparse. Mientras estaba el bullicio, "Dibu" se detuvo a su lado.

—¿Pero si venís?

—Hm...

Por un lado, si quería ir, ya que casi no había celebrado ni descansado como se debe con su equipo. Pero por el otro, quería volver a encontrarse con Guillermo.

De tan solo pensar como podrían tornarse las cosas con el mexicano... Uff...

—¡Andá, flaco! —lo tomó de los hombros y lo sacudió.

—¡Ya, ya! Bien. Dejáme hacer unas cosas en mi pieza y los alcanzo.

—¿Qué? ¿Vas a pajearte con las historias que escriben de tí y ese portero?

—¡Emiliano! —le dió un golpecito en su hombro, mientras este prácticamente se ahogaba de la risa—. Boludo... ¿Vos ya las viste?

—¡JA! ¡¿Qué sí las ví?!

Fue el turno de Julián para entrar a la conversación y burlarse.

—¡¿Estamos hablando del shipp de Leo y Ochoa?!

—¡Boludo! —llegó DyBala—. ¡Imaginate estar en el lugar de Messi! Un montón de pibitas que seguro ni pasan los dieciséis años escribiendo de tí y otro tipo.

✿_。ʜɪꜱ ꜱᴍɪʟᴇ 。_✿Donde viven las historias. Descúbrelo ahora