Horacio esperaba frente a su hogar paciente a que el ruso bajara, vestía un adorable suéter rosa pastel con una camisa por debajo y unos jeans de mezclilla celestes.
Sus ojos brillaban a la luz de la noche, mientras, un rubor natural se apoderaba de sus mejillas, pensando en cómo sería la salida de hoy, irían a cenar a un lindo restaurante, y quien sabe si dar una vuelta por ahí.
Sonaba como la cita perfecta.
Se preguntaba si el de cabellos plata pensaba igual.
-¡Horacio! ¿Vamos? -El más alto salió del edificio, vestido de negro con una camisa que le quedaba estupendamente y unos pantalones elegantes que solo incrementaron los nervios del de sangre francesa-.
-Te ves hermoso. -Dijo directo, y sin vergüenza, rápidamente dándose cuenta de lo perdida que estaba su mirada en el atuendo del ruso-.
-Tu tambien te ves hermoso, Horacio. -Respondió el cumplido el de cabellos plateados, llevando una gabardina del mismo tono oscuro en su antebrazo-.
Saco las llaves del coche y lo abrió, entrando en el asiento del conductor mientras que el otro se sentaba a su lado.
El de corazón de hielo había tenido la idea de ir a cenar, a un lindo lugar que conocía y al cual le encantaba ir, según sus palabras servían de los mejores platillos, y al parecer tenían puntos extra debido a que podían abrir un Beluga Gold Line perfectamente.
Esto último extraño al de cresta, pero no dijo nada, pensando bien, no podía hacer más que sonreír bobamente y mirar con cariño al conductor.
No era solo que el plan sonara como una adorable cita, era que Volkov conocía ese lugar y había ido más de una vez, eso quiere decir que habían llegado a un punto donde se sentía con la libertad de enseñar e incluso presumir los lugares a los que iba fuera del trabajo, es más, quería compartir la linda experiencia con él.
¡Si es que era la cita perfecta!
Al llegar a un bonito restaurante, no demasiado elegante pero si con un cálido ambiente, Volkov le abrió la puerta del coche a Horacio, ambos sonrieron dulcemente, el ruso sonrió para él de sangre francesa, y este sonrió por el tierno gesto de abrirle la puerta.
Entraron al restaurante y Volkov tomó el mando de la situación, conociendo ya al joven que atendía en la entrada.
-Una mesa para 2 esta vez ¿no? -Preguntó con una sonrisa el de cabellos castaños, dirigiendo su mirada al de suéter rosa-.
-Exactamente. -Afirmó el ruso-.
Fueron llevados a una mesa más apartada, el de camisa negra odiaba estar rodeado de demasiadas personas cuando quería disfrutar de su propia salida.
El joven se fue una vez entregadas las cartas, por lo cuál Horacio aprovechó para sacar platica.
-Así que...¿vienes aquí sólo muy seguido? Un poco triste ¿no? -Preguntó soltando una risita burlesca-.
-¿Como? -Contestó el ruso confundido con su ya conocido tono, provocando otra risa en el de piel canela-.
-Pregunté que si vienes aquí sólo muy seguido. -Repitió-.
-Hombre, aquí tienen de los mejores platos, y un Beluga Gold Line que es admirable de ver. -Presumió el ruso llamando la atención del contrario-.
Horacio adoraba ver a Volkov hablar emocionado sobre algo, por más confuso que le pareciera, lo valía por ver esa sonrisa orgullosa y el brillo en sus lindos ojos.
El camarero llegó tiempo después, pidieron sus órdenes y los volvieron a dejar solos, libres para conversar.
El heterocromático intentaba buscar un tema de conversación, pero al parecer el comisario pensó más rápido.
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Te van a dar por culo, rusky || Volkacio✨
FanfictionPorque estoy harto de que Horacio siempre sea pasivo, asi que decidi hacer el trabajo yo mismo. =========================ฯ°' Horacio siempre ha sido coqueto, soltando comentarios de doble sentido, o piropos no tan disimulados. Volkov era todo lo con...