Witchelm.
Corte de Invierno, Bosque Blanco.
El crudo invierno había llegado a su cúspide y con él la transformación de los bosques en grandes laberintos de hielo y nieve.
Donde pocos se adentraban por temor a las criaturas hambrientas y peligrosas, solo los más estúpidos o lo más osados no temían en entrar, y uno de ellos era aquel joven fae de largos cabellos sujetos en una pulcra trenza que amarraba gran parte de sus cabellos dejando su otra parte suelta. Aquel joven fae era uno de los tantos nobles e importantes miembros de la casa Ostarov, pero para Rowan era mucho más preferible el ser nombrado con el único nombramiento que no generaba discordia a su alrededor, y era el de su desconocida, y difunta madre de apellido «White» un apellido poco usual para la noble casa Ostarov, junto a sus rasgos distintivos; ojos negros como el carbón, así como sus largos cabellos negros como la tinta misma.
Rowan White había estado vigilando los alrededores del sotobosque durante horas, a la espera de algún animal cuya carne sea apropiada para ser devorada por los cientos de bocas del palacio. Para este momento sus cejas y pestañas pobladas se encontraban completamente cubiertas por una ligera capa de nieve, y al pestañar la ligera capa caía como pequeños copos de nieve desde sus ojos negros al suelo de nieve blanquecina, mientras sus pies se hayan totalmente entumecidos por la nieve que se cuela en sus calzadas sin su permiso por unos de los cuantos agujeros de mediano tamaño en las botas de cuero negro tafilete de piel de cabra que calza, ya que, a cada paso por más pequeño que fuera era como si miles de alfileres se le fuesen incrustando en las plantas de sus pies y aquello solo le generaba que sus pasos se volviesen lentos lo que lo ponía indefenso ante las vestías hambrientas que rondaban el sotobosque que de no ser por el arco en su mano y la daga que se haya bajo las capas de prendas de algodón grisáceo que carga en su cuerpo, sería presa fácil.
Solo unas cuantas huellas de algún conejo se cruzaban en su camino, lo que le desesperaba lo suficiente al valor de hacerle tomar la decisión de cruzar el límite permitido de caza e ir en busca de algún animal grande. Es allí que luego de haber pensado lo que quizás fueron solo cinco segundos los pros y contras, Rowan decidió ignorar aquel uso de razón e internarse al interior del bosque, donde le aguarda una larga caminata en el particular y penumbroso «Bosque blanco» como era nombrado por los arcaicos de la corte. Huellas de algún ciervo de gran tamaño se cruzan en su camino y hace que aquel poco instinto de caza que mantiene en la sangre se avive como la única esperanza que coexiste en su interior de poder conseguir cazarlo, toma las pocas fuerzas en sus piernas y se dispone a caminar con rapidez manteniendo siempre los ojos bien abiertos siguiendo el rastro de las pisadas sin perderlas ni un instante.
El crujido de una rama a unos centímetros de distancia le alerta de un posible ciervo o algún otro animal, lo que hace que sus sentidos se despierten por completo y el instinto excesivo de supervivencia haga que su brazo se gire tras su ancha espalda en busca del carcaj de cuero viejo que guinda tras ella y tome una flecha para colocarla sobre la cuerda que extiende hacia atrás provocando que la flecha repose en el arco y lo eleve con sumo cuidado a la altura de su rostro cerca de la barbilla poco perfilada y dura. Donde las pausadas exhalaciones que sobresalen de su boca se evaporen en un humo cálido que se esparce por el aire.
Rowan se encamina con lentitud evitando que sus pies crujiesen más de lo adecuado en cada paso que da en el suelo cubierto de nieve. Es cuando de a poco se va acercando a una figura medianamente oculta, aquella figura no era más que un ciervo de color café con manchas blanquecinas poco difuminadas, con las astas de mediano tamaño que comienzan a ser visibles conforme se iba acercando y es cuando estás le confirman que es un ciervo de mediana edad lo suficiente grande como para cazarlo. Rowan se esconde tras unos árboles con sus ramas completamente congeladas que sobresalen de estos, el ciervo aún no ha notado su presencia él sigue concentrando escarbando entre los musgos congelados comiendo lo que pareciese ser unas ballas azules congeladas.
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Corona Roja
FantasySINOPSIS Lord Rowan White, un fae joven, el único hijo bastardo del Gran Lord Winter, renuncia a su reino para convertirse en la corte imperial del reino Feérico del próximo rey, Ambrose Uxport the Bold. , violando la ley, fornicando a diestra y sin...