Su vida era perfecta, hasta que se reencuentra con un atractivo chico que conoció de casualidad una noche en un bar. Desde ese día todo cambiará, ella incluso dudará de los sentimientos que tiene hacia su amado novio...
¿Cómo lograra Park Hye Ji dec...
—Lo estamos —sonreí, cerrando los párpados al sentir sus labios besar la piel de debajo de mi lóbulo—. Pero, Jungkook —lo llamé, tomándolo del rostro para besarlo un momento, y al alejarnos mínimamente juntando nuestras frentes—, no vuelvas a irte sin decirme.
—Lo siento, no lo volveré a hacer, fue solo que creí que no lo notarías —atrapó un instante mi labio inferior entre los suyos.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—¿Fue solo eso?—mi mirada traviesa se unió a la suya, y ahora nuestras narices eran las que estaban juntas.
—Claro que no. No soportaba verte en los brazos de él, pero tu padre me pidió que estuviera tranquilo, por lo que decidí irme.
—¡Mírate, celoso eres adorable!—volví a besarlo con ganas—Vayamos a casa, extraño mi cama.
—¡Vámonos!—besó mi mejilla y me tomó de la mano, mientras que en la otra llevaba mi maleta vacía. Jin nos esperaba en su auto junto a Eunjae, ella estaba en el asiento del copiloto.
—¡Hola chicos!—los saludé sentándome en el asiento trasero, mientras Jungkook cargaba la maleta en el baúl.
—¡Hola, Hye Ji, te ves bien!—exclamó sonriente Jin.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—Hola...¿Cómo te sientes?—curioseó tímida Eunjae.
—Mejor, pero aún me cuesta mucho estar sin Jungkook a mi lado, y mi ojo sigue necesitando revisión.
—Eso más que trauma, parece amor —soltó Jin sonriendo de lado, mientras se volteaba para guiñarme el ojo.
—Mitad y mitad, cerremos ahí —le dije entre risas.
—Suena lógico, lo acepto —declaró satisfecho, mirando al frente.
—¿De qué hablan?—fisgoneó Jungkook, sentándose a mi lado.
—No es nada, mejor los llevo a casa rápido. Tengo planeado tener una cita con mi pequeña Eunjae —besó su mejilla y ella se sonrojó.
—¡Oye!—le reclamó tímida, dándole un ligero empujón en su brazo.
