20. Baby, I'm Yours... ❪1/2❫

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Enid no se separó de ella por el resto de la semana. Fue así por todo el mes.

Después de la corta charla que tuvieron por mensaje ese día, ambas arreglaron sus problemas en persona. Merlina no reveló sus sentimientos por miedo a ser rechazada, pero sí se disculpó como era debido.

Si. Miedo.

Enid la perdonó, pues comprendía que que la pelinegra no tenía experiencia en las amistades y a veces podía tener comportamientos algo fuera de lugar.

Lo importante era que se había disculpado y había enmendado su error.

Pero a las pocas semanas, Merlina volvió a lo mismo.

Estaba confusa, alterada. Su amiga había estado mucho más cercana a ella desde aquel acontecimiento, y cada vez le costaba más ocultar las ganas de besarla cuando la tenía cerca.

Deseaba que aquellos dulces besos que su amiga depositaba en sus mejillas, fueran en sus labios. La deseaba, quería besarla, acariciar cada parte de su cuerpo, sentir su tibia respiración en su cuello, embriagarse con su exquisito aroma hasta perder el conocimiento... 

—... ¿Entonces si irás? —La voz de la Sinclair la sacó de sus pensamientos. Sacudió su cabeza y se percató que estaban en el patio del recreo, sentadas bajo un cerezo.

—¿Ah? —Alzó ambas cejas, volteando a verla. Ella hizo una mueca y recostó su cabeza en el regazo de su amiga. Merlina se tensó ante esto y sus mejillas se enrojecieron levemente.

—Que si iras al partido de béisbol esta tarde. Yo estaré animado junto a ñas demás porristas. —Le dedicó una tierna sonrisa. Jugaba con las trenzas de la contraria mientras esperaba una respuesta.

—No puedo. Lo siento. —Su sequedad provocó que la rubia hiciese un puchero. Alzó la cabeza, estando tan cerca de la gótica hasta el punto de sentir sus respiraciones chocar. La Addams se echó para atrás, estando completamente estampada en el tronco del árbol.

—¿Por qué no? ¡Prometiste que irías a verme!

—Tengo que ayudar a Eugene con su tarea de Física. Además, nunca te prometí nada. —Apretó sus puños, intentando calmarse. La rubia se acercó más a ella.

—¿Otra vez? ¿No crees que estás pasando demasiado tiempo con él?

—Es mi "amigo" y debo ayudarlo, me paga 10 dólares por cada tarea que le hago, así que no tengo más opción.

—¡Pero yo también soy tu amiga! ¿Si te pago 10 dólares entonces si vendrás a verme?

Dios. Era tan jodidamente tierna... La odiaba.

—No hace falta que me pagues, Enid. Con gusto iría a verte. —La rubia alzó ambas cejas al oír eso, esbozando una tierna sonrisa. —Pero ya tengo planes con él, no puedo dejarlo plantado.

La rubia no respondió después de eso. Se perdió en el rostro aterciopelado de su amigo, quien mantenía un semblante inexpresivo aún si en su interior moría de los nervios.

—Merlina... —Susurró la rubia. Deslizando su pulgar por el pómulo de la gótica, bajando hasta su mentón, delineando su mandíbula. Bajó hasta su cuello y luego volvió a subir a su mejilla, acariciando esta con dulzura.

En Mi Hombro | Wenclair AUWhere stories live. Discover now