Chiyo

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Narra Yodo


⏰5:24pm




Mi vientre era inmenso, las noches eran muy difíciles, casi no podía dormir y recién hace dos días cumplí ocho meses.

Hace un mes deje el hospital por recomendación de tía Sakura e insistencia de Dai.

Tal y como dijo la Señora Yume, serán niño y niña.

En todo este mes, el Clan me ayudo a preparar la habitación de mis hijos, la pintaron y arreglaron, las mujeres del Clan me enseñaron a tejer y a bordar.

Hace poco tuve el Baby Shower de mis hijos organizado por el Clan y el ajuar que les obsequiaron fue simplemente hermoso, sus nombres bordados con huellas de ciervos en las solapas de su ropa es lo mas dulce que halla visto jamás.

Creo que lloré toda la tarde abriendo los obsequios.

Hoy ya están aquí todos acomodados en su habitación, la princesa me obsequió su mecedora en donde ella cobijó a sus tres hijos incluyendo mi Dai.

Ahora estoy aquí sentada mirando por la ventana, todos estos días el clima ha estado bastante extraño, sale un inclemente sol por las mañanas, pero al atardecer llueve... llueve bastante.

Algo que he hecho en estos últimos días a sido leer sobre medicina natural, el Clan tiene una interminable selección de escritos donde guarda bajo siete llaves las propiedades y beneficios que existe en cada planta que hay en Konoha. Es muy difícil acceder a estos registros pero soy una Nara y futura matriarca así que se me permite.

En este tiempo he estado mucho más activa acompañando a la princesa en las actividades del Clan, no puedo decir que las rencillas con la otra rama de la familia hayan sanado pero nadie tiene más poder que la princesa, el respeto y admiración que todos sienten por ella pesa, y eso la vuelve intocable.

Yo por mi parte trato de aprender lo más que pueda, quiero ser como ella, quiero ser como la princesa y ahora que estoy más cerca de ella entiendo que es un camino largo pero que con constancia podré lograrlo.

— Au... —sobe mi vientre— parece que hoy tampoco dejarán dormir a mamá...

Me acomodé en la mecedora y sobe mi vientre con ambas manos, no recuerdo bien en que momento pero me quedé dormida.




— Shikadai... —susurré viéndolo cargar a uno de nuestros hijos mientras el otro gorgotea lleno de sangre en la cama— Dai... —volví a llamar pero no me miraba.

Hasta ese momento no me había dado cuenta pero me vi a mi misma en nuestra cama

Me vi inerte y llena de sangre por las piernas.

También vi mejor a mis hijos, era Shikaku quien lloraba cerca del filo de la cama y era a Shikami a quién cargaba Shikadai.

— ¡Shikadai! —escuche una voz llamarlo a lo lejos




— Yodo —me desperté asustada— Yodo —vi a Dai sonreírme— ¿te asuste?

— Dai —miré la ventana y seguía lloviendo, era de noche— me quedé dormida ¿qué hora es?

— Las nueve y media

— Kami ¿tanto dormí? —me senté mejor en la mecedora— Kami —lo miré— hoy se van a Suna... la cena.

— Te traje la cena —me enseñó un bento y se arrodilló en el piso de la habitación de nuestros hijos— ellos ya se fueron

— Pero...

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