Capitulo 1

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La ciudad amurallada, Orario, también conocida como "La ciudad Laberinto" por ser la única en poseer una Dungeon. Es el hogar de incontables aventureros pertenecientes a las conocidas "Familias", siendo estas formadas alrededor de una deidad patrona, cada una de ellas con un objetivo distinto, algunas buscaban ayudar, otras buscaban entretener y otras simplemente buscaban divertirse, pero en general todas tenían un objetivo en común, aventurarse en los pisos de la Dungeon.

Y de entre los dioses de estas familias destacaban:

La diosa de las travesuras, Loki, siendo la deidad patrona de la segunda familia más poderosa de Orario, Los Cazagigantes, liderados por Finn Deimne [El Valiente].

La diosa de la belleza, Freya, capaz de cautivar a cualquier ser vivo solo con darle una mirada y poseyendo al único aventurero de nivel 7 de Orario, Ottar [El Rey].

Y la diosa...

- ¡Vesta!

Sí, esa misma. Pero la que está gritando no es la diosa nombrada, es la diosa de la herrería, Hefesto, que con una expresión irritada, se encontraba golpeando una puerta y llamando al nombre de la enana diosa del hogar.

*Toc, Toc, Toc*

- ¡Vesta! ¡Sal de ahí! - Perdiendo la paciencia, la diosa pelirroja estaba lista para pedirle a uno de sus dependientes que tumbara la puerta.

- ¿Que ocurre Hefesto? - Pregunto una monótona pero curiosa voz.

*Crunch*

Luego de escuchar el sonido del crujir de las papas, la diosa Hefesto dirigió su mirada a la dueña de la voz que se encontraba a su lado, bajando la vista debido a la diferencias de altura, ahí estaba ella, con su inconfundible cabello rosado, sus ojos celestes con un fulgor amarillo que lucían como el naciente sol de las mañanas y la razón por la que se ganó el apodo de "Enana de pechos grandes".

Con su característico rostro inexpresivo, la diosa de cabello rosa procedió a comer otra papa mientras observaba la cara atónita de su amiga y aprovechando que esta parecía estar inmóvil trato de meter lentamente una de las frituras a su boca, pero se detuvo cuando la vio reaccionar

- ¿Qué haces aquí? Creí que estabas encerrada en tu habitación. - Pregunto la diosa con un tono perplejo.

- Tenían hambre y salí por un bocadillo. - Respondió la pequeña chica metiéndose otra fritura a la boca.

*Crunch*

Y así fue en efecto, Hefesto noto rápidamente que su pequeña amiga tenía una taza de madera llena de frituras en las manos.

Soltando un suspiro cansado, Hefesto comenzó a caminar.

- ¿Puedes acompañarme a mi oficina? - Sin detenerse, Hefesto hizo esa pregunta que sonaba más a orden.

- ¿Por qué? - Ladeando la cabeza, Vesta se encontraba algo confundida por la actitud de su amiga.

Viendo que Hefesto solo la ignoro, simplemente se limitó a seguirla mientras comía de su tazón de frituras.

.

.

- Debes irte. - Fue lo primero que dijo Hefesto al momento de sentarse en su escritorio.

- ¿Me hiciste caminar a tu oficina solo para que me fuera apenas entrara? Bien, me llamas a la hora de la cena. - Tratando de salir lo más rápido posible de esa oficina, Vesta se dirigió a la puerta pero esta estaba bloqueada por una chica pelinegra con un parche rojo.

Danmachi: El Orgullo de VestaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora