Capítulo XXXVIII

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Voy en un vuelo propenso a estrellarse, y sin embargo sigo volando.

Abzurdah de Cielo Latini.

 

Tras asegurarse de que Ron y el bebé estaban bien y de que los presentes disfrutaran de los latidos del corazón del bebé, Aramis pidió hablar con Harry y Draco a solas. Ni Blaise ni Ron dijeron nada sobre el tono preocupado utilizado por el francés, ambos sabían que los chicos debían ir tomando una decisión sobre lo que querían hacer para ir preparándose tanto física como mentalmente.

Draco y Harry entendieron las intenciones de Aramis, por lo que, sin hacer ninguna pregunta sobre lo que el francés quería hablar, los tres chicos salieron de la habitación de Blaise y se encaminaron a la habitación principal de la vivienda.

—Aún necesito tiempo para pensar —dijo Harry en el momento que los tres estuvieron dentro del lugar.

—Lo sé, pero...

—Aramis, creo que lo nuestro no afectará a Blaise y a Weasley. Queremos pensarlo con calma —continuó Draco.

—Entiendo eso, pero no es exactamente por lo que quería hablar con ustedes —Aramis se adentro más a la habitación y se posicionó al frente de los dos chicos.

—Ah, ¿no? Entonces...

—Harry... Dentro de ti sentí otra magia que no era ni tuya ni de Draco —Harry tragó en seco y de inmediato fue a sentarse en la cama.

—¿A-Aún sigue ahí? ¿Aún no se... Aún no se ha ido?

—¿Sabías que estaba? —preguntó Aramis. Draco miró con confusión, no entendía de qué estaban hablando.

—Es... Es... —Harry miró a Draco mientras su rostro se llenaba de pánico y su cuerpo empezaba a temblar.

—¿Harry? —Draco se acercó inmediatamente hacia su chico y lo atrajo en un abrazó —Tranquilo, todo estará bien —fue acariciando su espalda despacio intentando transmitirle tranquilidad.

—Ya te lo había dicho... Mi madre me salvó, pero él... dejó parte de su alma en mí, parte de su ser mágico. Severus... él... él dijo que solo quedaba yo, que todos los demás horrocruxes habían sido destruidos, y que por eso él no volvería... Y qué con las pociones también se iría de mí, pero me mintió, ¡me mintió, Draco! ¡Aún sigue ahí! —Los ojos de Draco se abrieron enormemente mente entendiendo lo que Harry estaba intentando decir, por ello lo atrajo más hacia sí mismo. Por el contrario, Aramis no entendía a quién se estaba refiriendo.

—De qué... ¿De quién estás hablando, Harry? —Harry deshizo el abrazó de Draco y miró hacia Aramis

—De Voldemort —dijo con todo el asco que podía.

—Oh mierda —Aramis recostó su cuerpo de la pared más cercana —Por eso sentí esa pelea entre las magias. Quiere dominar... Busqué sobre el rechazo de la magia cuando no hay unión, pero no encontré nada que se parezca a lo que te está ocurriendo, Harry. Creo que no es que la magia tuya y Draco no sean compatibles, si no que ese ser está impidiendo que la magia de Draco esté en tu cuerpo, está impidiendo que haya un embarazo.

—¡Qué! no, no, no. Yo aun no decido, aun no decido —El cuerpo de Harry empezó a temblar, pero no de pánico y miedo, si no de impotencia —No puede decidir por mí, ¡no puede! —Draco acercó a Harry más hacia él intentando hacer que se calmara, el rubio no sabía qué decir ni qué hacer en ese momento, nada de esto estaba en el plan.

No nos prohibirán amarnosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora