Los deseos de Fred || Fred Weasley Fanfic

જ Capítulo 3 જ

Ternura, seguridad y problemas.

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Fred:

"No te vi hoy por ningún lado. Espero que todo esté bien, he considerado la idea de irrumpir en tu habitación, pero probablemente me saques a patadas, así que prefiero esperar

Atentamente: Tu admirador secreto"

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"Estoy pensando en que quizá debas responderme, sería mejor para los dos que comenzaras a hacerlo, así podría hacerte preguntas y tú las responderías.

Atentamente: Tu admirador secreto"

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"Hoy te volví a ver en el comedor, eres difícil de rastrear ¿Te lo han dicho? He considerado lo último que te dije sobre responder. Creo que si quieres hacerlo, debes dejar tu respuesta debajo del tercer escalón del quinto piso, el martes por la tarde, así puedes curiosear a gusto. Te vi tratando de analizar varios rostros en el comedor con la esperanza de dar con mi identidad, buena suerte con eso.

Atentamente: Tu admirador secreto"

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"No veo el punto de hacer esto la verdad, pero tienes razón, me generas curiosidad, aunque ya tengo varias pistas sobre quien puedas ser.

Atentamente: Stephanie S.B"

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"Me alegra saber que hayas respondido, y no creas que pienso que tardarás mucho en dar con quien soy, eres demasiado lista para tu propio bien ;)

Atentamente: Tu admirador secreto"

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Ya había pasado un mes desde que pude estar a solas por última vez con Stephanie.

Ahora entendía a lo que todos se referían con que era imposible encontrársela por los pasillos. Era como si la tierra se la tragara y la escupiera solo de vez en cuando, y si la veías por allí, siempre estaba bien cuidada por sus primos o amigos, repeliendo a cualquiera que no fuera de confianza.

Lo único que me alentaba ahora, era saber que tendríamos clase con Hagrid, y por el alboroto que había últimamente con los horarios, nos habían movido la clase de hoy y la tendríamos que compartir con Hufflepuff.

Esperaba que no se la saltara, tampoco es que tuviera motivos para hacerlo, y ya había hecho mi investigación, a la chica le encantaban las criaturas más que nada en el mundo.

Una digna sobrina de Newt Scamander.

Y mi oportunidad perfecta se presentó justo cuando bajaba las escaleras hacia la cabaña, porque allí estaba ella, frente a mí, con la cara sumergida en un libro más gordo que el de pociones.

—Buenos días dulce.

—Buen día Frederick.

Alcé la mano y le arrebaté el libro de malas maneras.

—Devuélveme mi libro Fred.

—¿Qué haces tanto tiempo metida entre tantas hojas? —pregunté hojeándolo con curiosidad—, no tiene dibujos.

—Sí, ese es el punto, por eso se llama libro, no cuento.

—No veo lo llamativo.

—Algunas personas ocupamos, no sé, la imaginación.