Cuando hubo unos toques en su puerta sonrió porque entonces si habían accedido a traerle el desayuno a su habitación. Quería evitar lo más que pudiera al príncipe Katsuki, se iba mañana temprano y no quería que lo toque como la anterior vez.
—Adelante.
Dejó su cepillo del cabello para tomar un poco de esa colonia que le habían regalado, sonrió cuando Leyla dejó en la mesa de centro que tenía una bandeja con su comida.
— Su desayuno, majestad.
La chica miró con recelo todas las cosas que tenía el príncipe sobre su tocador junto con un gran espejo. Sabía que muchas cosas se las enviaban sus pretendientes, sólo por ser bonito. Ella a pesar de haber nacido en una familia humilde se consideraba atractiva, pero se mantenía ocupada en el castillo como para tener pareja además que quienes la pretendían también eran de origen humilde.
Veía todo lo que pasaba en el castillo, los regalos, riquezas, banquetes y bailes de ensueño.
Ella quería eso y no podía conseguirlo con alguien que no sea un noble.
—Gracias, Leyla. —Camino hasta tomar asiento en su cama. —Oh, ¿Puedes traerme ese último cofre que mando el Príncipe del reino de los Sanadores? Se me está acabando mi perfume, siempre me envía unos muy buenos.
—Claro. ¿Necesita algo más, majestad?
La chica sonrió para su príncipe, con superioridad porque ella era quien estuvo ayer con Katsuki. Era un tonto, el heredero estaba desayunando con todos y el prefería esconderse en su habitación. Si fuera ella estaría todo el día a su lado.
—No. Está bien. Gracias por la comida.
Lo reverencio antes de caminar a abrir la puerta, sus dedos apenas rozaron el pomo cuando está se abrió dejando ver a Katsuki. Leyla lo miró confundida, esperando algo pero sólo la miró por un segundo a la cara, luego pasó a sus senos y finalmente pasó de ella.
—Retirate.
Ella no dijo nada, sólo salió a paso veloz. No le hizo ni la reverencia que le correspondía.
Tenía que avisarle a Sero que estaba el alfa en la habitación del Príncipe, el les avisaba a los reyes y, bueno, algo tenía que pasar.
Shoto se levantó cuando Katsuki entró a su habitación. Pero el alfa se distrajo viendo su habitación, completamente blanca, sin nada fuera de lugar y todo muy limpio. Eso sí, muchas cosas en su tocador ¿Para que servían tantas cosas?
—¿... Príncipe Katsuki? —Preguntó con duda. Los ojos rojos de él fueron rápidos en darle atención. —¿Que hace aquí?
—Alista tus cosas. Quiero partir mañana temprano.
Shoto lo entendió. Por supuesto, pero se negaba a aceptarlo, porque no podía estarle pasando esto ¿Cierto? Ya tenía su carta lista esperando ser enviada al Príncipe Inasa, entonces el vendría y le daría un anillo delante de sus padres para que luego empezaran a planear su boda, iba a ir a su reino un par de días y luego volver para estar tiempo con su familia...
—¿...Que?
El alfa se acercó al tocador y tomar un pequeño envase de color rojo. Lo miró con genuino interés mientras se volteaba a ver al omega.
—Que ya eres mío. Nos vamos temprano.
—No. —Shoto camino hasta la puerta, dispuesto a ir a enfrentar a sus padres sobre qué estaba pasando, pero su muñeca fue tomada por el alfa.
—¿Eres tonto? No puedes romper el acuerdo, ya esta firmado y sellado.
De todas formas, Shoto salió de su habitación en dirección a buscar a su familia.
...
Cuando Leyla ingresó al comedor para avisar lo que pasaba simplemente no pudo hacerlo. Toda la familia Todoroki estaba discutiendo mientras los invitados estaban callados en sus puestos.
—¡¿Pero qué demonios pasa por tu cabeza?!
Touya siguió cortando su pan mientras su padre le gritaba, sus hermanos estaban sujetando a su madre que simplemente se había sentado y sostenía su rostro entre sus manos.
—Es un trato que me beneficia para cuando yo sea Rey.
—Touya ¿Por qué...? —Rei habló mientras miraba a su hijo mayor, este ni siquiera le ponía atención. —Shoto nunca te hizo nada, intentaba acercarse a ti y tu...
—Es momento de que haga algo por el reino. Estoy cansado de que todos estemos ocupados y él solo está en su habitación o la biblioteca.
Enji golpeó la mesa con su puño con ira contenida.
—Tu sabes que Shoto puede hacerlo mejor. —Se guardo palabras por los extranjeros pero todos los que eran de su familia ahí sabían de lo que hablaba, Touya apretó los cubiertos entre sus manos. —¡Ya estaba todo hablado con los Inasa!
—Pero el sello ya está en el acuerdo. —Se encogió de hombros mientras se ponía de pie. Vio a la muchacha que estuvo ayer con Katsuki y sonrió recuperando la paciencia. —No lo voy a romper. No sé puede romper.
Todos los ojos se posaron en Shoto que llegó con la respiración agitada, miró asustado a sus padres y estos sólo pudieron pedir perdón mientras caminaban hasta él. Rei sujeto sus rostro tratando de consolarlo y su padre juro que haría lo que estaba en sus manos, Natsuo estaba preocupado pero no decía nada y Fuyumi solo se aferro a su brazo mientras contenía las ganas de llorar.
Touya ignoro el drama familiar, se sentó y se hubiera propuesto a terminar de desayunar si no fuera por los ojos de Shoto sobre él.
—Dónde está el acuerdo que firmaste.
—Lo tiene tu prometido.
Mitsuki dejó a Masaru sentado cuando vio a su hijo entrar por la puerta, miró mal a la muchacha que se le quiso acercar y la empujó de manera brusca con sus pasos para hablar con él.
—¿Qué demonios has hecho? Arreglalo. Ya.
Katsuki extendió el pergamino que Shoto tomó con diplomacia, sin perder los estribos y se limitó a leer en silencio, su madre a su lado y el Rey Enji lo hacía sobre su hombro.
Sabía que iba a pasar algún día, pero sus padres juraron a cada uno de ellos que no iban a dejar que su vida sea como los del resto, Fuyumi recibió un cortejo apropiado y Shoto nunca había aceptado uno porque se dedico a sus estudios, labor social y relacionarse con su pueblo lo más que su título le permitia. Es por eso que no le parecía tan descabellado aceptar el trato, sabía que Touya lo odiaba, por su marca de nacimiento que el carecía como primogénito pero que Shoto siendo el menor era en quien más resaltaba.
Sus amigos habían sido comprometidos desde pequeños, sin opción a elegir, creía que había tenido suerte de nacer en una familia que le permitiera elegir, tanto a él como a sus hermanos, pero estaba feliz de que sus hermanos pudieron hacerlo. Pero había que hacer sacrificios, porque su reino estaba estancado en progreso desde hace años y por donde lo viera era un buen trato.
Era su pueblo, su gente, su deber y responsabilidad.
Eran pocos puntos, Touya ni siquiera se había molestado en exigir por su seguridad.
—Si algo de aquí se incumple...
—Shoto no—
—... Todos sabemos que esto se disuelve, regreso a mi hogar, sin consecuencias para mi territorio.
Ambos gobernantes miraron a su hijo menor que por primera vez miraba mal a su hermano.
Porque Shoto no tenía la culpa de que el cabello de Touya haya perdido su tonalidad rojiza que tenía de niño, que Fuyumi tuviera en su pelo mechones rojizos y que Natsuo tengo lunares de la misma tonalidad, mucho menos había podido elegir tener la mitad de la cara con una enorme mancha colorada identificandolo como un Todoroki ante todos.
...
Esa noche su madre le rogó que buscarán una manera de buscar alternativas para el acuerdo, pero Shoto negó mientras alista a sus cosas.
Su madre salió por un momento y volvió con unas hierbas en una bolsa de tela.
—No tengas un cachorro, lo va a arruinar, lo sé. —Susurró, la reina no había dejado que nadie entre a su habitación y solo estaban ellos arreglando sus cosas, con sus guardias de confianza custodiando la puerta. —No te amarres a él, que no te muerda.
Asintió mientras ponía la bolsita de las hierbas en un frasco junto con otras, prefería dejarla a simple vista para no causar sospechas.
Era difícil que el alfa rompiera ese acuerdo, eran puntos fijos y además estando lejos de su familia era peor, pero se las arreglaría, pondría de su parte y trataría de que su pueblo sea beneficiado en lo mejor. Era el precio de una cuna de oro, el precio que estaba pagando por no responder a sus pretendientes cuando tuvo oportunidad y se dedico a estudiar.