En tu búsqueda

Capítulo 3: Mantenimiento

Nuevamente nos encontramos en el mercado del reino tras completar el trabajo de limpiar las minas y llevarnos un par de objetos extras de las cuevas y de las criaturas, los chicos quieren ver si podemos conseguir algo más intercambiando o vendiendo. Lo que conseguimos es el premio del equipo; la mayoría de los magos y cazadores de los gremios trabajan por su cuenta, claro que se reúnen y hablan con los demás miembros, pero salen a buscar encargos en solitario. Otros, al igual que nosotros, forman grupos y crean equipos que por lo general son de miembros cuyas habilidades sean distintas.

Nosotros somos de los equipos más conocidos en nuestro gremio y todo lo que ganamos lo dividimos en partes iguales, otros magos y cazadores tienen el problema de ver quién hizo más trabajo para llevarse más de la paga. Sin embargo, todos nos conocemos desde ya hace varios años, confiamos cada uno del otro; a pesar de que  yo fui el ultimo en entrar al gremio tras luego de vagar sin rumbo fijo debido a aquel evento que casi termina con mi vida, pero pude encontrar una segunda oportunidad aquí en Dharot. Siempre tengo en la mente lo que el viejo me dijo cuando llegue al gremio "El miedo y el temor de perdida son enfermedad, son las raíces que llevan al árbol de la maldad, pero la esperanza es su única cura".

Podríamos decir que este es el día a día, y al final nosotros somos un gran equipo, somos parte de lo que significa estar en los cuervos de Dharot.

- Entonces, ¿Quién compraría estas cosas? - pregunta Chuck

- Ya te dije que los magos que curan o quienes hacen pociones - responde Anna

- ¿Y conoces a alguien aquí en el mercado? -

- Supongo, hay un hombre con una tienda de pociones al otro lado del mercado, quizás le interesen -

- Muy bien, vamos a ver si podemos sacar un poco de dinero extra -

- Ustedes vayan, antes debo ir con el herrero para que arregle un poco mi espada - digo

- ¿Por qué no se lo pediste a los herreros que ayudamos? tal vez lo hubieran hecho gratis - dice Chuck

- No es para tanto, además, ese herrero me vendió esta espada y siempre  la llevo con él cuando necesita una ligera reparación - respondo

- De acuerdo, podemos vernos en la fuente del parque más tarde - sugiere Anna

- Suena bien, vamos - dice Amber

- Descuida, estaré bien, mejor ve con ellos y procura que Chuck no se meta en problemas -

- Ya te escuche, y para tu información los guardias solo me encerraron una vez - dice Chuck

- De acuerdo, nos vemos luego - dice Amber

- Los veré después - respondo

Doy media vuelta y recorro los puestos del mercado, el herrero es otro enano que tiene su negocio de armas y herramientas; es fácil de ubicar, pues tiene un letrero de metal y madera con forma de yunque.

- Hola Wander, ¿Cómo va todo? -

- Hola Archi, tiempo sin verte, todo va bien; ¿Qué tal el negocio? -

- De momento esta tranquilo, déjame adivinar, ¿necesitas una reparación para tu espada? -

- Así es, no hay nadie más -

- Cinco años y se mantienen en una pieza, fantástico, aunque deberías considerar una mejora o un cambio -

- Si aún funciona, ¿para qué cambiarla? -

- Bien dicho, descuida, estará lista en un santiamén -

Archi no es del reino, llegó a la ciudad ya hace varios años, él viene de las montañas del norte donde se encuentra uno de los pueblos con los mejores herreros. Archi recorrió el mundo y finalmente decidió quedarse aquí en Dharot. Se dice que los enanos y las sirenas son los mejores herreros del mundo, ambos emplean no solo sus grandes habilidades y conocimientos para trabajar con minerales y metales, sino también con la magia.

- Muy bien, esta lista - dice - El filo esta como nuevo y con una pequeña reparación mágica -

- Gracias Archi, ¿Cuánto te debo? -

- Serán solo mil Dhalins -

- Claro, aquí tienes. Nos vemos después Archi -

- Cuídate ahí fuera Wander, si necesitas alguna otra cosa, sabes donde encontrarme -

Veo detenidamente la espada, realmente parece como si estuviera nueva, inmediatamente la guardo en su funda y me dirijo hacia el parque para ver a los demás en la fuente. Ya es un poco tarde, seguramente querrán regresar al gremio a comer algo o ver si hay algún otro trabajo. Avanzo con la mirada en dirección al suelo cuando poco a poco el cielo se nubla y la sombra a mis pies se va perdiendo; es extraño, una sensación que no percibía hace mucho tiempo se hace presente. Hay problemas cerca.