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Alos

Algunas semana pasaron desde que se fue, ella por fin se podía sentir libre de todas sus responsabilidades por una vez en su vida y sin carga sobre su espalda. En Westeros, ella era la Princesa de Rocadragón, la Heredera al Trono de Hierro, la Belleza del Reino, la Susurradora de dragones, la Princesa Perfecta, etc; en Alos, era solo una princesa de un pueblo lejanos que era jinete de dragón. No era una persona tan importante o influyente aquí como en Desembarco del Rey. A la vez, no podía evitar sentir algo de culpabilidad por abandonar a quienes amaba, como su padre o Alicent. Especialmente a Eric, estaban recién casados y con una vida por delante que no sería por ella. Además de que hace poco se enteró que estaba embarazada de él, esto hizo la culpa más grande que nunca pero ella no podía volver. Sabía que era algo egoísta y cruel separar al padres de sus hijos, aunque él no sabía que ella estaba embarazada.

Había otro asunto, le dieron a conocer que Alos ya sea por lo que sea tenía en su posesión tres huevos de dragones. Dados a ellos de un regalo de un comerciante y buen amigo de la familia real, ella estaba sorprendida de este hecho ya que la Casa Targaryen cuidaba minuciosamente Pozo Dragón y se aseguraba que solo ellos pudieran tener acceso. Aunque podrían ser huevos de dragón porque durante el reinado de Jahaerys I, se robaron tres huevos de dragón para no ser vistos otra vez.

—Son hermosos.—murmuró al verlos. Ellos tenían alguna información sobre dragones, de manuscritos antiguos y por eso estaban como en una cuna de fuego. O en él directamente.—Este en especial.

—No te recomendaría acercarte mucho, te queman y dejan marcas.—avisó Farid.

—Los Targaryen somos dragones, y los dragones nunca pueden quemarse. Sino eso prueba que nunca fuiste uno realmente.

Ella tomó el huevo que fue colocado en el medio, acurrucándolo entre sus brazos como si de un bebé recién nacido se tratase. Y ahí empezó la magia, comenzó a cantar las melodías por las que era conocida como "La Susurradora de Dragones". Estaban en Alto Valyrio claramente para que los dragones lo entendiesen, así que el príncipe Farid no entendió nada. Obviando eso, disfrutó de oír su armoniosa voz que parecía de ángeles y era incapaz de evitar de enamorarse aún más de ella.

—Eso fue increíble.

—Claro, tengo muchos talentos príncipe y solo te he dado a ver unos pocos.—le contestó mientras dejaba el huevo en su sitio.—Tengo un presentimiento de que eclosionarán pronto.

—Que así sea.

Sonrió, no se había sentido tan en casa como aquel momento. Era un recuerdo feliz, al contrario de todo el dolor que le causaba sus memorias de Desembarco del Rey, una absoluta felicidad era esta. Farid era un buen hombre, quién estaba actuando como el Sultán de un reino sin deseo prematuro de tomar tal título. Que perfectamente podría hacer, pero ella vio el inmenso respeto que le tenía a su padre y cómo tenía un corazón tan puro para este momento. Podía asegurarse a sí misma que él no duraría ni un segundo en el Trono de Hierro.

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—No deberías tener miedo, Canibal no te atacará mientras yo esté aquí.—dijo ella dándole una mirada de certeza absoluta, a la vez, sentía como alguien los estaba observando desde hace un buen rato. Miró hacia el palacio, la misma mujer que le fue presentada como la consorte favorita. La misma que le declaró la guerra desde el día uno.

—Es demasiado peligroso, su alteza.—advirtió uno de los guardias.

—Confío en Alyssane, dice solo la verdad.—dio un paso a delante, para estar enfrente de la enorme criatura de cuentos de hadas.—¿Por qué se llama Caníbal?

—Larga historia, le gustaba comer otros dragones y sus huevos. También a cualquiera que quisiera domarle, menos a mí.

—Interesante.

Luego siguió cuidadosamente cada instrucción que ella le daba y al final, los dos terminaron montados encima del dragón. Alyssane quería llevarlo por un paseo, sobrevolando la ciudad.

—Se ve mejor desde arriba.

—Es un paisaje tan precioso como tu.

Alyssane no pudo evitar sonrojarse por aquel comentario, estaban tan cerca unidos ya que él estaba agarrado a ella por detrás mientras volaban sobre la ciudad en Caníbal. Pero al mismo tiempo, la nostalgia podía rodearla también. Esto podría asemejarse a cuando volaba hasta Rocadragón con su tío Rhaegar y volvían, él en Vermithor y ella en Caníbal. Pasó de ver a dragones sobrevolar cada día a venir a un lugar que la información era escasa.

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Ya era medianoche, se estaba preparando para irse a dormir esta noche. Podía sentir ya como su barriga iba creciendo en tamaño por el hijo o hija que tenía dentro, tendría un recuerdo de su lugar natal a donde sea que fuese en su hijo o hija. Farid le dejó quedarse en uno de los aposentos que iría para una sultana, que se suponía que era cualquier mujer que le pudiese dar un hijo varón a un príncipe o el mismísimo Sultán. Todo era tan exquisito, desde las mejores sedas y telas, a los aromáticos perfumes, también le ofrecía unas vistas preciosas de la ciudad desde el balcón.

—Princesa Alyssane, su alteza, el Príncipe Farid requiere de su presencia. Dijo que era un asunto urgente.

—En seguida voy.

Siguió al guardia por los pasillos hasta los aposentos del príncipe Farid, eran magníficos y con un balcón mucho más grande que el de ella. Se hizo su camino por la oscura habitación carente de velas encendidas, la única fuente de iluminación era la que provenía de la luna a través del espacio que había hacia el gran balcón . Ahí estaba él, parado ahí. Ella se acercó y se puso a su lado.

—¿No puedes dormir?—ella preguntó.

—No es eso, la luna está hermosa hoy, el sueño no se compara ante las maravillas de la naturaleza.

—Verdad.—afirmó, contemplando la Luna a máximo detalle.—¿Por qué no me has preguntado aún la razón de que me hay ido de mi tierra natal? Ya que no te lo he contado de momento.

—Yo confío en que me lo dirás en cuanto tengamos más confianza entre nosotros.

—Eso es muy considerado de tu parte.

—Lo sé, ¿puedo pedirte algo?

—Por supuesto.

—Quédate conmigo un rato más, disfruto mucho de tu compañía.

"Esta fue la única vez
que los dioses no le
hicieron daño a su
elegida, ellos la
querían como su
gobernante. Así que
unieron las almas de
dos personas pero
nunca permitieron
que tuvieran su
final feliz"

𝐀𝐋𝐘𝐒𝐒𝐀𝐍𝐄 ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora