Capitulo 25

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—Este tipo de radiación es diferente a la de el Dēceptōris— solté primero y Tony hizo una mueca—. Esta es radiación Gamma, lo que evidentemente demuestra que no es el Dēceptōris— expliqué, ambos asintieron y se volvieron a sus pantallas.

Me volví hacia Steve esperando que explicara el otro problema.

—Hay otra fuente de energía similar a el Dēceptōris y es rastreable. Pero no es compatible con este, por lo que si alguna de las dos llega a hacer contacto con el otro podrían volar todo el planeta y todos aquí sabemos que ambos cubren una gran cantidad de kilómetros a la redonda.

—Si rastreamos a esta masa y logramos calcular la extensión que cubre, con la radiación podríamos encontrar a el Dēceptōris— completó Tony y suspiré.

Cada vez estábamos más perdidos o lejos de encontrar a el Dēceptōris y a mis amigas.

—Espero que no me hayan extrañado— dijo una voz femenina y ligero acento ruso.

Todos giramos y nos encontramos con Natasha y Paul. Este se soltó de la correa de Natasha y vino hasta mis pies.

—Hola mi amor— lo saludé desordenando su pelaje.

—¿Qué haces aquí?— preguntó Banner.

—No se deshará de mi tan fácilmente doctor— dijo divertida y reímos.

—Tengo la dirección de donde se encuentran tus amigas— dijo y mi ritmo cardíaco empezó a aumentar desesperadamente.

Me pongo de pie y tomo a Paul por su collar. Tal vez hable muy rápido.

—Aquí está la dirección, hay vigilancia, pero nada que no puedas superar.

—¿Yo?

—Tienes que volver, hay muchas cosas que desconozco de él y tus amigas. Mañana a primera hora haremos el cambio en este hotel— explicó y me entregó un papel con el nombre y dirección de un hotel en la segunda avenida—. Mañana mismo te llevará a visitar a tus amigas como acordaste y nosotros te estaremos esperando una cuadra más adelante y los seguiremos.

—Ella no irá, no sola— cuestionó Steve.

—No podemos ir con ella, nos reconocería. Además no sabemos que otras habilidades, aparte de convertirse en una bola de piedra volcánica, pueda tener— habló Tony y empecé a reír.

Río por alrededor de cinco minutos y las lágrimas empiezan a formarse en mis ojos.

—Tiene sentido del humor, me gusta— comentó apuntándome con una especie de tubito metálico con unas luces azules y Steve dio un paso hacia adelante.

—Tranquilo Capi-paleta, es toda tuya— dijo en su defensa retrocediendo con ambas manos arriba y tuve que morderme la lengua para no volver a reír.

—¿Todo para ti es un chiste?

—Si me hace reír.

—Bien, mucho sarcasmo por un rato. Recuerda, mañana a primera hora, ya tienes la dirección— habló Natasha y asentí doblando el trozo de papel en mis manos.

Solté a Paul y caminó hasta Natasha quien le puso la correa.

—Hasta mañana pelirroja presumida— se despidió Tony y ella se volvió fulminante.

Stark unió sus labios hacia adentro, movió sus ojos de un lado al otro y señaló a Banner repetidas veces. Natasha siguió su camino y me separé de ellos para salir del laboratorio hacia mi habitación.

Tengo cosas que acomodar.

[...]

—Sigo sin estar de acuerdo— insistió Steve y rodé los ojos por décima vez en tres minutos.

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—No tienes que estarlo, yo soy la que irá— digo tranquilamente y me encojo de hombros.

Agarro unos libros sobre la cama para acomodarlos en el escritorio y él me los quita.

—Dámelos— pedí y negó con la cabeza—. Steve dame los... Libros de una vez por favor— pedí nuevamente con poca paciencia ya que Steve la había estado tumbando desde hace casi una hora.

—¿O qué?— retó serio, pero en sus ojos se podía ver diversión.

Elevó los libros en su mano y bufé. Esto no es gracioso, él es unos cincuenta centímetros más alto que yo ¿Cómo llegaría hasta los libros?

—Vamos, alcánzalos si puedes y te dejaré ir— me incitó divertido y rodé los ojos, me pongo de puntillas y aun así me faltan unos quince centímetros para que mi mano llegue a la suya.

Doy varios brincos, pero él se echa hacia atrás o mueve su mano con el propósito que no llegue ni a rozarlos.

—Me rindo— digo en un suspiro fingiendo estar desanimada.

Me alejo de la cama hacia el escritorio. Aprovechó en el trayecto de la cama al escritorio que estoy de espaldas a él y le marco al número en marcación rápida. Llego al escritorio y me recargo en este.

Chasquea con su lengua, pone cara de perro maltratado y se acerca a mi. Su cercanía no me afecta hasta que su cuerpo roza directamente con el mío y entonces me doy cuenta, realmente que tan cerca esta.

Mantenemos contacto visual unos segundos eternos y bajo la mirada. Tengo problemas para mantener contacto visual ¿bien? Simplemente me cuesta mantenerlo, es como una de las muchas debilidades que tengo. Suelto el aire retenido en mis pulmones y subo la mirada hacia sus manipuladores ojos azules oscurecidos y sé bien por qué.

—¿Por qué te gusta tenerme así?— pregunté.

—Me gusta cuando estas indefensa— susurró y acomodó un cabello detrás de mi oreja.

Su rostro fue bajando y cuando nuestras narices rozaron los cerró lentamente esperando la unión de nuestros labios. Se acerca, pero yo retrocedo, cojo el arma escondida en la parte de abajo del escritorio y la sostengo ahí.

—No soy tan ingenua— susurré en su oído, se aleja y empieza a reír.

—Si que eres lista. Lástima que Steve no está aquí para ayudarte.

—¿Qué le hiciste?— pregunté a la defensiva.

— Esta con vida si es lo que quieres saber, pero...— presionó un pequeño broche que hasta ahora no había notado su existencia—. Ahora tienes que acompañarme— frente a mi no se encontraba Steve, era Luke.

—Por cierto debo darle gracias a S.H.I.E.L.D por crear estas pequeñas cosas, son fantásticas— comentó y me tomó de un brazo tirando de este con fuerza.

Saco el arma y le apunto. Esperaba tener entre manos un revólver o algo similar, en cambio me encuentro con un arma que jamás había visto, pero al parecer él si ya que retrocedió.

—Baja eso— pidió y negué con la cabeza.

¿Dónde están? Ya deberían haber llegado.

—Lamento la demora, pero no encontraba a Jarvis— habló—. Mr. Volcanic Pebble no eres bienvenido aquí.

Alzó su brazo apuntando a Luke, pasaron unos mili segundos y me tumbé en el suelo en el momento justo que la mano de Tony se dispara y manda a volar a Luke.

—Sal de aquí y busca a Rogers y Banner—ordenó y asentí.

Admiro su capacidad de estar en situaciones tensas y aun así tener una respuesta sarcástica e irónica para todo. Salí corriendo de la habitación y a través de varios empujones logré llegar al laboratorio.

—¡Doctor!— lo llamé, pero no obtuve respuesta alguna.

Salí del laboratorio y corrí hacia el pasillo en busca de Banner.

—¡Brooke!— me paré en mi lugar bruscamente y justo alguien me lleva por el medio.

—Lo siento señorita...Brooke— se disculpó un chico que ni remotamente conocía.

—Estoy bien— solté y continúe con mi camino.

—¡Brooke!— volvieron a gritar, pero no paré solo seguí corriendo.

Al llegar al balcón divisé a Banner y sonreí.

—¿Dónde está Steve?— pregunté y por su expresión deduje que no tenía ni la más remota idea.

—Sígueme— dijo y empezamos a correr hacia el final del balcón.

Cruzamos a la izquierda y entramos a un lugar que nunca había visto.

—Encontré esto en el pasillo escondido tras unos cartones.

Llevé una de mis manos a mi boca y contuve todo tipo de emoción en esta. Lo levantó un poco más y me dio una perfecta vista del objeto.

—¿Crees que este bien?

—No estoy tan seguro...

El Capitán América y Tú © Where stories live. Discover now