18. Mientras todo se fue a la mierda

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Daphne Roberts

Han pasado tan solo dos días.

Dos días que han sido una mierda horrible.

—¡Daphne Roberts si no te levantas de una vez vas a conocer a una madre enojada!— Addie grita desde la cocina

Si...

Me perdí un partido porque estaba "enferma".

El corazón roto también es una enfermedad

En eso tienes toda la razón.

—No puedes obligarme— me cubro toda con el edredón— no voy a ir.

La siento jalar y después la luz choca con mis ojos.

—Oh si que vas a ir— pone su sonrisa diabólica— le vas a demostrar a Andrew que eres mejor que él.

—Pensé que era tu amigo.

Ella se encoje de hombros.

—A veces es necesario ponerle los pies sobre la tierra.

Asiento.

—Bien, pero no iré— me vuelvo a acomodar en la cama— déjame ser feliz este juego también.

—No te traje a París para tenerte acostada como si nada, para eso te pago.

Hago una mueca.

—Técnicamente la liga me trajo, así que ellos pagan— me defiendo

—Bueno y ¿quién crees que elije en la liga? Porque yo sí sé quién elije.

Se acomoda a mi lado.

—No puedes dejar que una ruptura amorosa mande al carajo tu sueño, viniste a cumplir metas Daph, no a estar acostada como si no tuvieras una mente que explotar.

Suelto un suspiro.

—Ni siquiera se si es una ruptura, técnicamente nunca estuvimos juntos.

—Bueno no, pero eran más que amigos, eso seguro— hace una expresión de asco— ese día quedé traumada.

—Te recuerdo que tienes una hija.

—Mi hija la trajo la cigüeña— se defiende— ni que fuéramos unos pervertidos como ustedes.

Alzo una ceja.

—¿Segura? No creo que un pájaro haya traído a André.

Ella se mueve.

—Eres imposible.

—Si... eso me dijo Andrew justo después de...

—¡Calla ya!— tapa mi boca con su mano— y no lo menciones, es un estúpido.

Muevo los hombros.

—Bueno si, pero para co...

—¡Daphne!

°°°

          

—No se porque acepte— me quejo bajandome del auto

—Era eso o correrte.

Addie nueve los hombros.

—Eres mala Addison.

Ella se despide y se va por su lado, seguramente a ver a Adam.

Cuando llegó al túnel lo veo entrar a los vestidores con la cara medio triste

¿Será que a él le duele igual?

Sacudo la cabeza y continuo caminando, tomo la salida hacia mi lugar de siempre y me encuentro con Lamar.

Ruedo los ojos.

—¿Qué quieres?

Mi tono suena brusco.

Se que el tiene algo que ver y cuando lo descubra se va hundir.

—Vaya, vaya, vaya— suelta una risa toda estúpida— entonces es verdad eso de que lo dejaron.

Lo ignoro e intento esquivarlo.

Da un fuerte agarrón en mi brazo que me deja paralizada.

—Pense que eras más valiente.

—Pense que eras menos idiota— pongo una sonrisa— sueltame si no quieres que grite.

Su sonrisa se amplia más.

—Tu no mandas aquí Daphne, eres una simplona— hace una pausa— al igual que la zorrita de Girard.

—¿Crees que no se que tú tienes algo que ver?— elimina su sonrisa y su cara se remplaza por una llena de nervios— voy a conseguir las pruebas Lamar, vas a pasar tu vida detrás de las rejas.

Él niega.

—No se de que me estás hablando— cambia de manera drástica

—Oh si que lo sabes, pensé que eras más inteligente Lamar ¿De verdad creías que todo se iba a quedar así?— me suelto bruscamente— ¿Qué crees que pensara la liga de que un segundon divulgue la vida privada del mejor futbolista?

Él se acerca enojado.

—Intentalo— le digo valientemente— ¿También quieres ser acusado de violencia a la mujer? Creo que todas las personas que tienes de tu lado se te están descarrilando.

—¡Eso no es cierto!— grita exaltado— eres una vil mentirosa.

Me encojo de hombros.

—Piensa lo que quieras— paso por su lado— la venganza va a ser dura Lamar, te recomiendo que le digas a tu secuaz que se prepare.

Me voy de ahí con la cabeza en alto.

—¡No tienes ni una prueba de lo que estás diciendo!

Me guro hacia él.

—Las conseguiré, que no te quepa la menor duda.

°°°

—¿Qué podemos hacer? Se que es él, pero sin pruebas nadie me va creer.

Addie asiente.

—Podemos investigarlo bien, no sería la primera demanda de Lamar— explica

La miro confundida.

—¿Cómo?— pregunto confundida

Ella asiente.

—Lamar peligra su cupo en la liga desde hace rato, ha recibido demandas de otros jugadores.

—Entonces es seguro que el tiene algo que ver.

Ella mueve los hombros.

—No es 100% seguro, pero algo tiene que ver— sigue con su trabajo— mandé a investigar al padre de Andrew.

Me extiende una carpeta.

—¿Algo interesante?— empiezo a hojear un poco

Ella niega.

—Lo máximo fueron unas fotos con Lamar, que no sirven de nada en este momento.

Niego.

—Lo hacen demasiado bien.

—Dimelo a mí.

Continuamos en lo que hace cada una.

Yo me pongo a editar un poco antes de que empiece el partido, mi parte favorita son las entrevistas.

Addie me indica que el partido está a punto de empezar así que guardo todo en mi mochila.

Me agachó a ponerla en el piso, apenas levanto veo a Andrew entrar a la cancha.

Uniforme negro, cabello acomodado decentemente y una sonrisa que extiende hacia las gradas.

Ojalá me mirara así

Addie aprieta mi pierna.

—No seas tan obvia Daph.

Hago una mueca recordando un pequeño detalle.

—Addie...

—¿Si?

—¿A quién toca entrevistar hoy?— mi preocupación es notoria

Ella se queda pensando.

—No lo sé depende de su desempeño...

Me hago chiquita en el asiento.

—Toca con el ¿Cierto?

—¡No lo sabía! ¡Te juro que no fue planeado!

—Addieeeeee

—Bueno tienes que enfrentarlo— se justifica— además aún no sabes quién será el jugador del partido, relájate un poco.

La miro con una ceja alzada.

—Todavia lo dudas, seguro y lo hace a propósito— me giro de nuevo a la cancha y lo veo con Adam y Vargas hablando de no se que

—Mas le vale no fallar— Addie susurra bajo

°°°

—Ahora nos encontramos con el jugador del partido, Andrew Dubois, el mejor jugador de la selección francesa— hago una sonrisa falsa en lo que lo veo entrar con su sonrisa de victoria

Estúpido.

—Es un placer estar aquí.

No me mira a mi.

—El gusto es nuestro por tenerte aquí— empiezo a hacer las preguntas

Responde rápido y sin liarse mucho.

No debería de doler... ¿no?

—Por último— lo volteo a ver y sus ojos están fijos en mi— ah ¿Ah? Algunas palabras para la afición.

Por Dios.

¡Basta!

—... espero estar llenando sus espectativas, sigan apoyando y gracias por todo.

Ni siquiera escuché que dijo.

—Gracias...

Cortamos la entrevista y él me ve fijamente.

Nuestros ojos chocan y una presión en mi estómago se hace presente.

—Nos vemos...— alza su mano en forma de saludo

—Adios— mi voz suena tan baja que seguro ni alcanzo a oírla.

¿Ahora será así siempre?

Juegos del destinoWhere stories live. Discover now