5. Enredados

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Orihime me había citado para tomar un café en un lugar cerca de la universidad, para volver a vernos después de unas pequeñas vacaciones individuales. No tenía nada que hacer y estaba un poco aburrido estando solo en casa, así que le acepté. Y la verdad, es que también quería verla. Recuerdo esa sensación de emoción con nostalgia.

Llegaba un poco tarde, pero era porque había recibido otro mensaje por parte de Ichigo pidiendo que le ayudará con una de sus asignaciones que no había podido terminar. No tenía más opción que ayudarlo porque luego se ponía pesado y estaba molestando todo el semestre.

Me lamenté por haberla hecho esperar, pero ahí estaba, sentada detrás de la ventana en una pequeña mesa redonda adornada con una flor en el centro, claramente esperando mi llegada. 

Sonreí inconscientemente al verla comer por trocitos su pastel. A veces era tan distraída que no se daba cuenta cuanto manchaba su rostro con la comida que llevaba a su boca.

Toqué suavemente el vidrio que nos separaba menos de un metro, y ella reaccionó regalándome una sonrisa tonta. No pude hacer más que devolvérsela.

Me moví por entre la gente hasta llegar a la entrada del sitio, abriéndome paso por las mesas hasta posicionarme frente a la chica de ojos grises que estaba perdida en sus pensamientos, podía verlo.

―Orihime, hola― En realidad, nosotros dos eramos muy cercanos aunque no pareciera así, siempre tuvimos una relación estrecha de amigos.

Ella seguía comiendo pero torpemente, y eso quería decir que estaba nerviosa. Siempre que le pasaba algo malo y no quería decirlo se comportaba así, como fuera de si.

―Uryu― Ella miró hacía las afueras del local, perdida en el pasar de la gente en la vereda.

―¿Que pasa?― Dejé mi abrigo colgar en el respaldo de mi silla. 

Ese comportamiento suyo me estaba poniendo ansioso, esperando cada vez más que era eso que quería decirme que por mensaje no podía expresarlo. Me le quedé mirando confundido.

―Dios...― Dejó caer su frente en sus palmas, ocultando su rostro de mí. Podía escuchar como suspiraba cansada.

―¿Estás bien, Orihime?― Intentaba inspeccionarla como podía con mis ojos, pero se metía detrás de sus manos. ―Puedes contarme lo que sea, lo sabes― No sabía como interactuar con ella en ese momento. ¿Que tenía que hacer?

Se quedó en silencio.

―Creo que... estoy enamorada de Ichigo―

Mi respiración se contuvo.

Hubo un intenso momento de silencio, aplastante.

Orihime golpeo su cabeza contra la mesa, llamando la atención de los demás clientes a nuestro al rededor.

―Perdón, jaja... Esto no tiene nada que ver contigo, que estoy diciendo...― Sus sollozos bajitos solo podían ser presenciados por mí, que me hacían sentir culpable.

No entendí el porque me había llamado, y mi corazón dolía. Estaba en alguna parte pero no allí. No sabía el porque su noticia me había impactado así y me sentía traicionado.

―Yo... ¿Por que lloras? No tiene nada de malo amar a alguien― Pasé mi mano por su cabello planchado, suave y largo.

Secaba sus lagrimas con sus muñecas de manera tonta, dramatizando todo.

―No... no es eso, Uryu― Suspiró y trataba de mantener la calma mostrando una sonrisa. ―Si no que... al principio estaba tan confundida― Estaba nerviosa y temblaba. ¿Por que esto le afecto tanto? ―Yo no quiero perder su amistad, ni presionarlo o algo― Tomó una gran bocanada de aire. 

¿Que más quería que hiciera? Apoyar a alguien, incluso a ella, no era mi fuerte. Siempre tuve un problema demostrando mis sentimientos y notar los de los demás. Era tan seco cada cosa que salía de mi boca, que siempre tenía miedo al hablar.

No recuerdo mucho más de ese día. Pero Orihime luego de una semana me llamó diciendo que se había confesado a ese tarado. No recibió ninguna respuesta, pero tenía esperanzas.

Nunca supe que fue eso que sentí cuándo me confeso estar enamorada de Ichigo, pero luego de estás cosas que sucedieron con él, empiezo a creer que en algún momento aquella chica fue especial para mí.

Nosotros dos, que teníamos una amistad de años de mejores amigos, se fue deteriorando mediante me fui acercando a Kurosaki, entonces ella y yo, eventualmente dejamos de hablar. La última vez que recuerdo verla fue con esa expresión de tristeza saliendo de la habitación de...

Al pensar en esto, algunos cabos se unieron en mi mente.

¿Que había pasado ese día? ¿Por tenía una expresión así en su rostro?

Que imbécil había sido, no me había dado cuenta bien de la situación cuándo pasó justo frente a mis ojos. Y ahora, que había empezado a dudar de que eran esas sensaciones que tenía cerca de ese tarado, mi corazón dolía igual que aquella vez.

Estábamos enredados los 3 sin estar consciente de ello, y saberlo hacía doler mi cabeza.
Me estaba metiendo donde no debía, entre mi mejor amiga (eso creo) y Ichigo. Lo que pasará entre ellos no me era de mi incumbencia.

Sin embargo... ¿Por que no podía dejar de pensar en él?

Desde hace un tiempo se veía incluso más guapo que antes, y me atraía físicamente. Cuándo lo cruzaba pensaba miles de cosas que hacían mi corazón latir tan rápido que sentía que me desmayaría allí de la emoción. Su voz era tan esperada por mí, sus toques... Me estaba volviendo loco por solo 2 veces de haber estado juntos.

Tal vez si le contará más a Toshiro tendría más respuestas para esto. Y ya no había vuelta atrás, ya había abierto la boca frente a él y ahora estaría preocupado.

Suspiré.

―Creo que extraño a ese tarado―



¿Por que tú? IchiishiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora