Gammon Octo acaba de llegar a un extraño lugar llamado "Evils Theater", que de ahora en adelante llamará su hogar. Él poco después, comenzará a experimentar curiosidad hacia un integrante en particular, un joven de cabello azul.
¿Que terminará pasa...
—¡Vamos, Pollo, solo un poco más a la izquierda...! ¡No! ¡Esa izquierda no! ¡Tu otra izquierda, ahí! ¡Déjalo ahí!— exclamó Waiter, guiando al pequeño rubio, quien, desde lo alto de una escalera, movía con dificultad el candelabro del gran salón que servía como tribunal en aquel teatro.
—Está exactamente como al principio —comentó el chico mientras alejaba sus manos de los bordes decorativos del candelabro.
—No sabes nada de decoración, Pollo. Estás viendo la ubicación del candelabro como un hombre. Las chicas vemos potencial en cada detalle —explicó Waiter, señalando el salón con aire de superioridad.
—Te aseguro que Arte lo ve exactamente igual —replicó Pollo, mirando hacia las dos rubias desde lo alto de la escalera, señalando a su hermana junto a Waiter.
—Claro que no. Ahora está más derecho que antes y, además, le da un toque elegante al salón al estar centrado —comentó Arte, complementando el argumento de Waiter.
—Eso es exactamente lo que quería decir, querida. Pollo, esta fiesta debe ser inolvidable porque está planeada por mí, y si algo sale mal durante la velada, ¡te aseguro que me desquitaré con quien no supo ubicar el maldito candelabro! —amenazó Waiter, cruzándose de brazos mientras su elegante traje blanco resaltaba bajo la luz del salón.
—Eh... ¿Pero por qué conmigo? ¡Gammon es tu mascota, no yo! —se quejó Pollo, desconcertado.
—Servidumbre, Pollo. Las mascotas son para cuidarlas, no al contrario. Gammon es un sirviente, no un perro —aclaró Waiter, visiblemente molesta.
—Qué buena idea. ¿Por qué no le decimos a Gammon que nos ayude a terminar con lo de la fiesta? —sugirió el rubio, esbozando una sonrisa altiva.
—Tengo la leve sospecha de que si Gammon ayuda en la fiesta sorpresa de Gammon, no va a ser tan sorpresa. No lo sé, Pollo —respondió Waiter, rodando los ojos con evidente fastidio y un toque de sarcasmo.
—En ese caso, creo que no es tan conveniente —afirmó Pollo, pensativo.
—Pufff, solo concéntrate en bajar de allí sin mover el candelabro. Ya está perfectamente centrado —le sugirió Waiter con tono autoritario.
—Como digan. ¡Ahí te voy, gemela amargada! —gritó Pollo antes de saltar del candelabro.
Antes de que Arte pudiera reaccionar, amortiguó la caída de su hermano, quien salió ileso, aunque no podía decirse lo mismo de ella.
—¡TE VOY A ASESINAR, ENANO! —amenazó Arte desde el suelo, todavía sosteniéndolo mientras intentaba levantarse.
—¡AHHHH, WAITER, AYUDA! —gritó Pollo, corriendo para escapar de su hermana.
—Shhh, si van a destruirse mutuamente, por favor háganlo en silencio. Estoy pensando en qué más falta —murmuró Waiter, llevándose un dedo a los labios mientras examinaba el salón con mirada crítica.
—¡En cuanto te atrape, te mandaré directo al jardín celestial! —vociferó Arte, levantándose con esfuerzo y corriendo detrás de su hermano.
—¡Bien dicho... si me atrapas! —exclamó Pollo, sacándole la lengua mientras corría por todo el salón.
—¡Te voy a acabar, pequeño enano hijo de...! —maldijo Arte, sin dejar de perseguirlo.
—Estoy rodeada de incompetentes. Bueno, al menos el salón, la comida, la decoración y el pastel están listos. Solo falta... ¡Ya sé! Una presentación maravillosa como apertura de la fiesta y, bueno, un regalo para Gammon —dijo Waiter para sí misma, ignorando el alboroto detrás de ella.
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(A decir verdad, no sé qué podría gustarle... Vamos, Waiter, piensa... ¿Qué le gusta a Gammon?)
La rubia se quedó ensimismada en sus pensamientos hasta que finalmente llegó a una conclusión.
—Obviamente, a Gammon le gustaría algo que incluyera a Gear. En ese caso, debería apresurarme. Ya casi es hora de la fiesta —dijo, dirigiéndose a su habitación.
Tenía la sensación de que sorprendería a todos. Aunque fuera difícil de creer, no era la primera vez que la rubia planeaba una gala o una fiesta elegante. Tal vez no en su vida actual, pero aún conservaba el gusto de una princesa.
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—¿Eh? ¿Qué es esto...? —se preguntó Ma mientras se acercaba a su escritorio, encontrando un sobre sellado con una rosa impresa en la unión del papel.
Con curiosidad, abrió el sobre y dejó a la vista una pequeña carta con bordes dorados, vivos y elegantes.
—Una fiesta sorpresa para Gammon... Esto solo puede ser obra de Gear. Aunque, pensándolo bien, el borde de la invitación es demasiado sofisticado. Esto tiene más el sello de Waiter. ¿De verdad quiere unir a esos dos? No pensé que pudiera interesarse en alguien más que en sí misma... —murmuró Ma con una ligera sonrisa irónica mientras recordaba el día en que conoció a Waiter.
El recuerdo llegó a su mente como un juicio pequeño, presidido por el difunto Gallerian Marlon en una de las cortes menores de la Estrella Oscura.
—La acusada, conocida como "Waiter", es la única implicada capturada en el caso de evasión de impuestos. Según la investigación, es una de las tres empleadas del restaurante clausurado El Cementerio. Ayer, durante un operativo de la Policía Neutral, tanto el chef como el gerente lograron escapar, pero la señorita Waiter fue aprehendida. ¿Tiene algo que decir al respecto? —preguntó Gallerian con su habitual calma, ignorando la mirada fulminante de la acusada.
—¡Maldito! Soy tan culpable como usted al no pagar la cuenta de la comida de ayer —espetó la chica, cruzando los brazos con evidente indignación.
—¡Orden! —exclamó Gallerian, golpeando su mazo para restaurar el silencio—. El castigo por complicidad en este crimen será prisión por un periodo estimado de entre dos y cuatro años.
—¡Ladrón! ¡Págame la maldita cuenta! ¡Te atendí lo mejor que pude y así me pagas, insolente! —gritó Waiter, sin importarle el rango del juez.
Gallerian, imperturbable, comenzó a organizar los documentos frente a él para emitir la sentencia, pero detuvo su mirada un momento en el público. Allí estaba Ma, observándolo con una expresión serena, pero firme. Sin pronunciar palabra, le transmitió su deseo: una sentencia más indulgente para la acusada.
Tras un breve silencio, Gallerian habló.
—He considerado que la implicada es culpable. Sin embargo, su presencia en este juicio demuestra cierto sentido de responsabilidad. Por ello, dictamino nueve meses de trabajo comunitario bajo supervisión de la Policía Mundial. Se levanta la sesión.