Capítulo 38
“Una princesa y una Lady ”
ELIZABETH
Los recuerdos de cómo Valko me había hecho suya invadían mi mente sin descanso. Lo que alguna vez pensé que podría ser un absurdo tuvo realidad no solo una; si no las veces que quisimos mientras estuvimos en aquella habitación en Doskan y aunque no sabía en sí que era yo para él, algo dentro de mi sí sabía exactamente que significaba para él, pero no me importaba; jamás le pediría razones a él de nada, a su lado me sentía protegida y querida; me sentía importante y valorada, y era justo lo que quería en ese momento. A mi no me importaba el rey que todos veían caminar intimidantemente por los pasillos del castillo; ese hombre no me llamaba la atención, yo quería a Valko, aquel hombre que podía ser tan rudo, pero tan delicado a la vez, aquel hombre que podía parecer implacable, pero que también era vulnerable y sentía miedo, ese hombre que pocos llegaban a conocer realmente detrás de aquel título de rey que por su propia boca me confesó nunca quiso poseer. Su nombramiento había costado vidas, acceder al trono le había pesado demasiado y lo seguía haciendo, pero él era valiente y aceptaba cada cosa que la vida le colocaba enfrente, y aun así eso no significaba que no doliera, jamás me había sentido tan feliz como este día solo por tenerlo a él mi lado.
UNA PRINCESA & UNA LADY
Elizabeth y Valko continuaron en Doskan dos días más donde disfrutaron ampliamente de su intimidad, demostrándose amor y pasión las veces que podían y querían sin que a Valko le importara poco lo reciente de su herida. Ella había logrado su cometido con aquellas plantas y la herida de Valko había logrado secarse para dar paso a su cicatrización. Gracias a esto, ya era posible que el rey viajará a Northlandy sin riesgos o al menos eso era lo que ellos creían.
De camino a Northlandy el viaje se produjo sin inconveniente alguno. Valko no solamente viajó con Elizabeth, sino que también Valero fue con ellos y todo marchó con relativa calma. Una vez que llegaron a Northlandy, el rey y sus guardias se dirigieron en sus carrozas hacia el Castillo Worwick, pero dentro de la carroza del monarca; Valko iba con un poco de incomodidad, por suerte Elizabeth iba junto a él y pudo notarlo.
—Te prometo que cuando todo esté en calma volveremos a Doskan, para que conozcas Blackwalls mi amor —dijo Valko con su mano sobre el costado del vientre donde estaba la herida.
—Está bien. Sé que tendremos tiempo para hacer muchas cosas —respondió Elizabeth sonriendo para notar que la sonrisa de Valko se esfumó y en su lugar un quejido de dolor se hizo presente gracias a un bache en el camino que provocó que la carroza se estremeciera un poco. —¿Estás bien? —Se notó Elizabeth preocupada.
—Sí, no te preocupes —respondió Valko con su voz entrecortada, presionando su herida.
Elizabeth logró notar el gesto de su rostro y se percató que él no quitaba la mano de su costado, así que ella se inclinó hacia él para retirar la mano de la herida; procedió a remover la capa abrigo que él traía y desabrochando su camisón pudo ver sangre en el vendaje que recubría la zona lastimada.
—¡Valko estás sangrando, no puede ser!
—Tranquila, ya vamos a llegar —respondió él tratando de calmarla.
Efectivamente, la llegada al castillo no fue muy tardía, y Sr Francys estuvo al pendiente para recibir al rey. Las puertas de aquellas carrozas se abrieron y Elizabeth pidió ayuda para que Valko bajara. La mujer ordenó que fuera llevado con ayuda a su habitación y Valero ayudó también a Elizabeth a buscar en sus pertenencias un pequeño cofre donde se encontraba todo lo que usaba para curarlo. Por suerte ella había llevado más de aquellas plantas, y Elizabeth le pidió a Sr Francys que le avisara a la reina Ahela que su hijo el rey había llegado.
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𝐕𝐀𝐋𝐊𝐎
RomanceValko, el príncipe guerrero, conquistó innumerables batallas, pero solo fue vencido por el amor de su vida. Su espada era temida en todos los reinos, pero ante el amor de ella, su corazón se convirtió en la única arma que necesitaba. La profecía se...