La sangre

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[Descargó de responsabilidad: éste capítulo contiene un poco de sangre y violencia, si eres muy sensible no leer éste capítulo]

     «Vas a ser su parca. Y ella será la tuya. Verás directamente a los ojos de la muerte»

     — Ya ví muchas veces a la parca a la cara, siempre me deja escapar —respondió Odette en un tono sarcástico e indiferente a la vez.

    «Una vampira enamorada de una cazadora que la matará.»

     — Ni siquiera podría lastimarla —dijo poniéndose a la defensiva rápidamente.

    «Una cazadora enamorada de su encantadora presa.»

   Ni siquiera es mí presa su cuerpo tembló.

   «¿No les parece una bella historia de amor?»

    Aquella voz femenina retumbó en los oídos de Odette. Cuando dejó de hablar, empezaron a escucharse las risas y los lamentos viniendo de todas partes. Todas esa carcajadas y alaridos eran de todas la personas que conocía.

    Nunca se acostumbró, todas las noches era algo distinto. Algo nuevo con lo que esa voz la torturaba.

   Ésa noche fueron risas y gritos que romperían sus tímpanos si no fuera un sueño.

    Estaba en una llanura vacía, no habían rastro de vida a los alrededores... Nunca los había.

     «Entre el bosque, en el bosque. Wesh»

     Ahora la voz no parecía pertenecer a una mujer, sino a un mounstro, era grotesca y perturbadora.

     Un bosque empezó a brotar salvajemente enfrente suyo.

     —¡No quiero!, Sé lo qué hay allá, ¡No quiero matarla! —exclamó ella, las lágrimas corriendo por su rostro. En verdad no sabía lo que había ahí. Nunca tubo un sueño el que tuviera que entrar a un bosque, si en una cueva, si en un lago, si en una casa abandonada o incluso en su propio armario pero nunca a un bosque.

     «Hacelo por ellos, todos esperan que los salves, hay cosas acechando ahí adentro»

     — ¿Todos...?

    «Si... Todos, Wesh. Todos los que amas y amaste»

     Odette vió un cuchillo de caza en el piso, era el suyo, lo podría reconocer bajo cualquier circunstancia, aunque estuviera un poco oxidado.

   Agarrándolo rápidamente, entró corriendo al bosque. De inmediato la voces fueron calladas.

    La maleza era oscura y la atmósfera sofocante a más no poder. A medida que Odette avanzaba se empezó guiar por lo que parecían ser luces débiles y azules en muchos lugares del bosque.

    Saltó por encima de un tronco para encontrarse de cara con lo que parecía ser... Su madre.

    —¿Mamá?—se sorprendió al ver a su madre tirada en el piso, lastimada, cubierta por su propia sangre y luchando por llegar a su propia arma, que estaba fuera de su alcance.

     La mujer fuerte que era su madre, estaba siendo reducida y sometida por una criatura que Odette nunca había visto antes. Pisoteando a su madre vió a un ser flacucho (casi esquelético), piel de mármol, no tenía naríz y pelo oscuro largo pero dejandóse ver varias zonas calvas.

     La criatura pisoteó con sus pies descalzos a Moria otra vez y se giró cara a cara con Odette. Sus ojos eran exageradamente pequeños y negros en su totalidad. Odette lo miró sin miedo y la cosa sonrió mostrando sus largas filas de largos colmillos.

En la llegada de...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora