Narra Marti:
-Hola- le dije a Lucas apenas salí de la escuela
Lo vi apoyado contra la pared, con las manos en los bolsillos y una expresión de fastidio que parecía pesarle en la cara.
-No sabés el día que estoy teniendo- dijo él, sin siquiera levantar la mirada del suelo- encima quedé como un tarado con tu hermana
-No es mi hermana- dije, casi por reflejo
-Bueno, siempre lo fue- respondió, encogiéndose de hombros
-Sí, pero qué bajón lo tuyo- contesté, tratando de cambiar de tema
No quería discutir sobre eso otra vez.
-Igual gracias por preguntarme- dijo, levantando al fin la vista y mirándome con una media sonrisa que parecía más cansancio que otra cosa
-No pasa nada- dije, devolviéndole una sonrisa más sincera
-Ojalá tu hermana tuviera un poco de sensibilidad como vos- soltó de golpe, con un tono que mezclaba bronca y resignación- con razón nunca fueron parientes
-¿Viste?- dije intentando aligerar el ambiente
Aunque sabía que no iba a ser fácil con él en ese estado.
-Es más fría que un hielo- agregó, sacudiendo la cabeza
-Igual ella es divina- dije
-Sí, claro- dijo con una ironía que no se molestó en disimular
-Es un poco dura, eso es cierto- admiti
-Bastante dura- corrigió- como una piedra
Me quedé en silencio unos segundos, pensando en qué decir.
Lucas estaba herido y no quería echar más leña al fuego, pero tampoco podía dejarlo hundirse en su enojo.
-¿Y pensás que es definitivo esto?- pregunté al fin, tratando de sondearlo
-Me dijo que no la llame nunca más- respondió, con una amargura que casi podía tocarse
-Bastante cruel- dije, frunciendo el ceño
-Violento diría yo- dijo
-Estuvo fuerte- dije
-Pero bueno- dijo, suspirando profundamente- así es ella
-¿Vos la amás?- pregunté, aunque ya sabía la respuesta
Pero quería escucharlo de su boca.
-Ahora la odio- respondió rápidamente, aunque su tono no convencía del todo- quiero matarla
-¿Seguro?- insistí, mirándolo fijo
Sabía que estaba hablando desde el enojo y no desde lo que realmente sentía.
-Estoy en un trance- dijo, llevándose una mano al cabello y despeinándose aún más
-Claro- dije, asintiendo despacio- no sabés si la amás o la odiás
-No sé la verdad- admitió, dejando caer los brazos a los costados como si se rindiera ante sus propios sentimientos
Lo miré un momento en silencio.
Lucas era de esos chicos que parecían fuertes por fuera pero eran puro corazón por dentro.
Y ahora estaba roto.
-Para mí lo que tenés que hacer es enfocarte en tu vida y mirar para adelante- dije, tratando de sonar firme pero amable a la vez- ya lo vas a poder superar
-No es fácil- respondió, con un suspiro
-Seguro- dije, apoyando mi mano en su brazo por un instante breve pero significativo
-Encima yo que la ayudé y después me trató así- dijo, apretando los labios como si el solo recordarlo le doliera
-Horrible- dije, sintiendo su dolor como si fuera mío
-Sí- dijo, quedándose pensativo por unos segundos antes de mirar el reloj en su muñeca- vas a llegar tarde a tu casa, así que andá
-Cualquier cosa que necesites llamame- dije antes de dar un paso hacia atrás
No quería irme dejándolo así, pero sabía que insistir no ayudaría.
-Sos divina- dijo agarrándome suavemente de la cabeza y revolviéndome el pelo con una ternura inesperada
Sonreí sin poder evitarlo.
-Sí- respondí con una sonrisa amplia- bueno- dije- chau
-Chau- me saludó, levantando una mano mientras yo me alejaba por la vereda
Narra Bauti:
-Haces cosas que no debes hacer- le dije a Tiago mientras estábamos en la sala del hospital- me complicas la vida
-No te quiero complicar la vida- dijo él- te ayudo nomás
-Lo disimulas bastante bien- dije y me senté en la camilla- búscame algo de comer que tengo mucha hambre
-Si yo te complico la vida doy un paso al costado- dijo, cruzándose de brazos
-No te pongas sensible- dije con un suspiro- búscame algo para comer, por favor
-No sabes la comida que te voy a conseguir- dijo sonriendo de lado
-Mientras no cocines vos- respondí, y Tiago se fue con una carcajada
De repente, la puerta se abrió de golpe y entraron Tomas con Joaquín, Marti y Bella.
Su energía inundó la habitación en un segundo.
-¿Te vas a morir?- gritó Tomas mientras corría hacia mí
-¿Cómo me voy a morir, mi amor?- dije, abriendo los brazos para recibirlos- hola, mis amores
-Hola- dijeron todos al unísono, menos Bella, que se quedó en la puerta con los brazos cruzados
-Hola, ¿no?- le dije a mi hija más grande, mirándola fijamente
-Hola, Bautista- dijo ella con desgano y yo suspiré
-¿No me vas a saludar como corresponde?- insistí, y ella finalmente vino hacia mí y me dio un beso rápido en el cachete
-¿Cómo estás?- preguntó Bella, mirándome con cierta preocupación oculta tras su fachada de indiferencia
-Bien- respondí con una sonrisa tranquilizadora
-¿Te van a meter en terapia intensiva?- preguntó Joaquín, con los ojos abiertos como platos
-No- respondí rápidamente para calmarlo- les explico a todos- dije mientras me acomodaba en la camilla para hablarles mejor- estaba en la casa del tío Tiago y me descompuse; me están haciendo un chequeo para asegurarme de que esté más fuerte- sonrei- nada grave
-Bue- dijo Bella, encogiéndose de hombros como si no le importara demasiado
-Necesito que me den unos masajes para relajarme un poco- dije, intentando cambiar el tema, pero los tres se abalanzaron sobre mí y empezaron a pegarme en la espalda como si fuera un tambor