Dio un salto hacia el puente elástico, comenzando a caminar apresuradamente por él. Tronaba sus dedos con molestia y presionaba con demasiada fuerza sus mandíbulas. Sus ojos debían denotar el enojo que sentía, puesto que los metkayinas la veían sorprendidos y se hacían a un lado dejándola pasar.
Odiaba mostrarte así, pero estaba tan frustrada.
Había esperado que Ao'nung la llevara al Árbol de las Voces, pero, desde su ceremonia, no había nacido tal propuesta de sus labios.
Y si él no lo hacía, ella lo haría.
Su corazón se estrujó ante el segundo de debilidad que tuvo al pensar que, tal vez, él había cambiado de opinión, pero sacudió la cabeza, como si fuesen un insecto que zumbaba en su oído.
Habían pasado un hermoso día como desde hacía tiempo que no lo hacían. Estuvieron a solas, nadaron entre los bosques de algas, saltaron desde casi la cima de las Rocas Tres Hermanos y pasaron tiempo junto a sus tulkun. Ella esperaba que, para el inicio del eclipse, él formulara las tan ansiadas palabras. Sin embargo, se limitó a dejarla en la entrada de su marui, explotando como una burbuja de agua su ilusión. Es por ello que se encontraba ahí, yendo a concretar lo que una vez él prometió.
Si había cambiado algo, no lo había notado. ¿Había cambiado algo?
Gruñó instintivamente al recordar a aquella cosa, que se había pegado a él como una cría a su madre. Había sido divertido al principio molestarla, pero luego había notado que Ao'nung evitaba que la encontrasen. No lo hacía de manera directa, pero lo conocía bien para identificar las maniobras. Él no diría nada por vergüenza del qué dirán si la defendía. Siempre había sido un cobarde.
En un inicio no tenían mucha relación. Ella lo admiraba a lo lejos, en secreto, como una metkayina más que suspiraba de amor ante el hijo del Olo'eyktan. Luego había pasado a estar bajo el ala de Ronal, comenzando a tener más contacto con él. Cruzaban camino a menudo y, como futura Tsahìk, él había comenzado a fijarse en ella. Estaba feliz, hasta que llegó aquel intento de na'vi azul de cinco dedos. No iba a negar que tenía una conexión aún más profunda de la que ella había demostrado alguna vez y que se había ganado justamente su lugar en el clan; pero era más que sabido que Eywa, rara vez bendecía una unión entre un Olo'eyktan y una mujer que no fuese a ser la emisaria de sus designios. Sin embargo, algo de paz le daba el hecho de que Kiri nunca mostrase una pizca de interés en él y viceversa. No se veían mucho desde entonces. Solo pequeños momentos furtivos entre tareas y con el grupo que compartían. Tal vez alguna que otra noche nadaban.
Cuando él se le había prometido en la noche de las fogatas el año anterior, creía que no podía estar más feliz.
"¿Qué cambio?", se repitió continuamente con pesar.
Consideraba que sus sentimientos hacia él eran genuinos. Amaba que él se pavonease orgulloso por el lugar, como si nada pudiese vencerlo. Respetuoso de sus reglas y costumbres, fiel a Eywa. Siempre controlando todo, a la cabeza. Era un líder nato, un verdadero guerrero metkayina. No lo había visto doblegarse ni una sola vez. Si, se lo veía frustrado de vez en cuando con sus padres, pero ambos entendían que lo preparaban como futuro líder del clan.
Las pocas veces que lo había visto verdaderamente furioso fue con la forastera. Se quejaba de ella a menudo y muchas veces lo veía suspirar frustrado, ido de las conversaciones que compartían pensando qué hacer con ella. Solía reprocharle esos momentos, remarcarle que en ese instante estaba a su lado y que no deberían importar las tareas, a lo que él solía darle la razón con una inclinada de orejas.
Su paciencia había llegado a su límite durante la celebración del ritual de pasaje, en donde él se había ido a poner a aquella chica en su respectivo lugar, como había hecho ella esa misma mañana. En vez de eso, había vuelto con una sonrisa bobalicona que nunca había visto en él y un nuevo presente en su brazo. No quiso responder a ninguna de las preguntas que le había hecho y descaradamente le dijo que ella "había entendido el mensaje".
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Mip Tsílpey | Ao'nung x OC
FanfictionLa libertad era todo lo que ella anhelaba. Sentir el aire puro en sus pulmones. El crujir de la hierba bajo sus pies. El sonido de la naturaleza en sus oídos. Anhelaba ser uno con los animales. Pero... ¿Qué es realmente la libertad? Iba a descubrir...