Aún no me decido por cuál vestido llevar, ¿el color tierra o el arena? Ambos son hermosos, tienen una suave tela de fondo y por encima un encaje del mismo color, y son del mismo largo, por encima de la rodilla. Uno tiene mangas tres cuartas y el otro cuello recto y sin mangas, el último también cuenta con un cinto de la misma tela a la altura del estómago. Llevo toda la tarde comprando ropa y zapatos, van a ser las siete de la tarde y aún queda ir por el árbol. Tobías decidió acompañarme, sé que lo sucedido en la fonda tiene mucho que ver, lo hace solamente para verme feliz, pero no deja de resultarme increíble que me acompañe. Lo odia.
—¿Cuál? —pregunto a la par que abro la cortina y le muestro ambos percheros, ya me los he probado a ambos y me encantan. Los observa y parece pensarlo.
—Los dos —afirma.
—Son carísimos —contesto—, trabajaré durante meses para pagar toda la ropa que me he comprado —Me quejo y chasquea la lengua.
—Yo te lo pagaré —avisa y se encoge de hombros.
—No quiero.
—Lleva ambos —ordena—, lleva todo lo que te ha gustado que yo te lo regalo —dice mientras se pone de pie y acerca—. Y ya vámonos, me irrita estar aquí —espeta y cierra sus ojos buscando paciencia.
—Está bien —accedo.
Tomo todas las perchas y con algo de culpa y pesar, me acerco a la vendedora encargada de cobrar. Elegí faldas de varias telas, colores y formas, pantalones de vestir, vestidos, también blusas y camisas. Algunas prendas creo que son demasiado elegantes para el sector donde me toca trabajar, pero él insiste en que está bien. Jane por lo que he visto, es elegante aunque algo hípster.
Al salir de la tienda, en la misma avenida entramos a un bazar, por la fecha obviamente está todo abarrotado de adornos navideños, árboles y luces. Mi vista se fija en uno enorme, debe tener unos dos metros de altura, es muy tupido y verde bien oscuro con manchas en blanco simulando la nieve. Es mi sueño pasar una Navidad con nieve, pero hace tanto calor para esa fecha ya que es pleno verano.
—¡Ese me gusta! —declaro mientras me acerco.
—Se ve bien —afirma Tobías—, ¿qué adornos le quieres poner?
Terminamos de guardar todo en la puerta trasera y me acomodo en mi asiento de copiloto. Espero a que Tobías entre al auto y comienzo a sentirme un poco mal, ha gastado demasiado el día de hoy.
—Gastaste mucho dinero —Me quejo, se gira hacia mí y sonríe.
—No me molesta, si me molestase te lo diría, lo sabes —confiesa y asiento.
Pone el auto en marcha y nos dirigimos a casa, es tarde y muero de hambre. Gracias a Dios aquí dentro no hace calor ni hay mosquitos. Abro mi bolso y saco mi teléfono para revisarlo y ver la hora, pero me encuentro con un mensaje de mamá.
«¿Dónde están?»
«Llevo media hora
esperando en la acera»«Estábamos comprando
Ya vamos para casa»—Mamá está en casa —aviso y Tobías asiente serio.
—Le diremos que se quede a cenar —propone.
—Me parece bien.
Los minutos hasta llegar a casa pasan como si nada. El auto de mamá está estacionado en la entrada y cuando nos ve, baja con una cara que le llega hasta el piso. Al bajar del auto noto cuánto me duelen los pies, es la falta de costumbre a estos zapatos, y eso que es el primer día, no me imagino cuando me ponga los nuevos que compré.
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Castigo Caos#2
RomanceTras graduarse de la Universidad, Julieta recibe una importante propuesta de trabajo en la prestigiosa empresa constructora "Connolly&Connolly". El director, Ethan Connolly, no es más ni menos que su antiguo novio y gran amor de la adolescencia, ese...