🎹Capítulo 2🎹

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Elaine Voronin Smirnova

«Pasado: Italia-Mansión Moretti»

Se abren las grandes puertas marrón caoba dándonos la bienvenida a la mansión de mi tía Roxanne y mi tío Lorenzo. El interior siempre me sorprendía a pesar de haber pasado varias de mis vacaciones aquí. Todo era elegante y antiguo, casi aristocrático, como si la casa hubiese pertenecido a la nobleza en el pasado.

El tío Lorenzo nos recibe con un efusivo abrazo a los cuatro. Nuestra tía Roxanne, que en realidad no era familia biológica, al igual que el tío Lorenzo, desciende las escaleras con un hermoso vestido azul cielo que se ajustaba a su torso como un guante y se desplegaba alrededor de su cintura como una cascada.

—Me alegra que hubieran llegado bien, las últimas semanas todo ha sido un caos por aquí —dice tras terminar de saludarnos.

Reparo en su rostro, donde se veía el cansancio. Tal vez ser madre de dos niños tuviera algo que ver, pero tenía la sospecha de que los robos a la mercancía de mi tío también podían ser la causa. El tío Lorenzo también parecía agotado, pero este lo ocultaba mejor.

A mi lado, Alicia estudia los alrededores. Ella siempre hacía eso cuando llegaba a un lugar, no importaba qué tan asegurado estuviera todo, estaba alerta todo el tiempo. Mi hermana gemela tenía cierto parecido a mí: era mayor que ella por unos minutos. Llevaba el cabello hasta la altura de los hombros, sus rasgos eran más delicados que los míos, dándole así un aspecto juvenil, casi angelical.

Por eso, las personas siempre bajaban la guardia cuando ella estaba cerca. No podían evitar admirarla y era ahí cuando ella tomaba ventaja sobre su objetivo. Era la mejor tiradora que había conocido y estaba segura de que nunca conocería a alguien mejor. También era un cerebrito con los equipos electrónicos, podía saber todo de ti en cuestión de segundos, y cuando había información valiosa, solía guardarla hasta poder usarla para su propio beneficio.

Además, era la mejor bailarina de toda Rusia y muy pronto lo sería de todo el mundo. Me gustaba verla bailar, era relajante y también hipnotizante. Además, era mi compañera de prácticas. Yo aprendía nuevas piezas y ella las bailaba.

El mejor dúo, tanto en la música y el baile como en el arte de asesinar.

Éramos conocidas como las princesas de la mafia, pero en el bajo mundo nos llamaban los ángeles de la muerte.

Había cierto placer en matar a alguien que sabes que es un peligro tanto para ti como para tu familia. Mas eso no significaba que fuese correcto. Pero aquí solo sobrevivía el más fuerte; los débiles no tenían cabida en este mundo.

Por eso quería dejarlo. La mafia, la muerte, el narcotráfico. Todo. Aunque era más fácil decirlo que hacerlo.

Había hablado de esto infinidad de veces con mis padres y Alicia. Ambas deseábamos lo mismo y nuestros padres estaban dispuestos a darlo todo con tal de que tuviéramos la vida que queríamos. Pero no sería egoísta, si aceptaba su oferta, la de desaparecer del radar y vivir alejada de la sociedad por un tiempo, tanto ellos como nosotras, seríamos un eslabón débil.

Alguien comenzaría a investigar más temprano que tarde si desapareciéramos, y cuando nos encontraran, porque lo harán, nos usarían para obtener de los reyes de la mafia lo que quisieran. Incluyendo sus coronas. Después nos matarían y se acabaría el juego para nosotros, y eso no podía pasar.

Por ello, hace un tiempo había renunciado a la idea de abandonar este mundo. No había manera de que me fuera y dejara expuesta a mi familia en el proceso.

Y también estaba mi música; si me alejaba de la sociedad, nunca más podría tocar en un escenario de nuevo, y jamás podría renunciar a eso. La música era mi vida, mi oxígeno.

Me casé con un mafioso © [Libro 3] || Disponible en FísicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora