CAPÍTULO 23

6 0 0
                                    

Ella

Al salir de vuelta al fondo de la casa de Alex, lo primero que hice fue fijarme si se encontraba por allí. Miré a todos lados, pero no pude hallarlo por ninguna parte. Tomé la decisión de buscarlo dentro de la casa; quería hablar con él, no…, necesitaba hablar con él.

Me fijé en la cocina, luego en el comedor, hasta me fije en el baño de planta baja. Sabía que no podía subir las escaleras si no quería encontrarme con… él. Así que busque en todos los rincones que pude.

El único rincón que me quedaba fue un cuarto que… estaba al lado del baño, en uno de los pasillos, parecía que era el cuarto de huéspedes. Me dirigí hacia allí, y justo antes de tocar la puerta, Alex abrió mientras miraba hacia atrás, aún sin mirarme. Estaba riéndose con alguien a su espalda; a su vez, también escuché una risa femenina proveniente del interior del cuarto. Alex al fin me miró, dándose vuelta para salir del pequeño lugar. Al instante, su risa se debilitó, convirtiendo su expresión de felicidad a una seria. Sorprendido como yo, se quedó mirándome, luego vi como su garganta subió y bajó, demostrándome que ha tragado saliva en un gesto de nerviosismo. Mi puño quedó suspendido en el aire al no haber alcanzado a tocar la puerta de la habitación. Cuando se asomó una chica rubia, de mi misma altura, al lado de él para mirarme, mi brazo calló a mi lado.

¿Qué expresión habré tenido en ese momento?

Los dos guardaron silencio, quizá esperando a que yo diera el gran paso de hablar. Pues les voy a dar el gusto.

-¿Interrumpo?

Alex no dejó de mirarme en ningún momento. Algo me decía su mirada, parecía… estar realmente preocupado de qué es lo que podría estar pasando por mi mente ahora mismo.

La chica que estaba a su lado, notablemente le metió un pequeño codazo, que provocó que Alex reaccionara y volviera a tierra. Él le dio un vistazo rápido, para volver su concentración en mí.

-No, claro que no.

Esta vez, volvió a mirar a la rubia, comunicándole algo en silencio. Ella, al parecer, entendió.

-Eeeh…, ya me voy -dijo, saliendo al mismo tiempo de la habitación, y pasando por mi lado para luego perderse en el pasillo.

-Mira, Alex. Yo… -dude-, no voy a preguntarte nada, nada de ella, ni nada de lo que sea que hayan estado… haciendo.

-No estábamos haciendo nada, lo que pasa es que…

-De verdad, no hace falta que me expliques. Tienes derecho a hacer lo que tu quieras, y más dentro de tu propia casa.

-Pero quiero explicarte Ailyn.

Hubo un minuto de silencio.

-Yo… -me detuve.

Había ido a buscarlo para decirle que ese… ese chico de pelo negro azabache, era mi ex mejor amigo. Pero supongo que no es el mejor momento de contarle algo así, quizá tendría que hacerlo luego. Estoy segura que iría y lo echaría de su casa al instante, Alex no permitiría que estuviera debajo del mismo techo que yo. Pero no soy tan estúpida como para cagarle la juntada, y supongo que por algo también lo invitó, quizá se hicieron amigos y yo nunca lo supe.

Y con respecto a la chica… Tengo demasiada intriga de saber quien es, y qué hacía con él en esa habitación. Pero no quería hacer un escándalo por algo que no siento que es importante. Al fin y al cabo, yo no era más que solo una amiga para Alex, de verdad que tiene derecho a estar con quien quiera, y de la forma que quiera.

-No me encuentro del todo bien. Quiero irme a casa.

-Ey, Ailyn, primero necesito explicarte…

-De verdad, quiero irme -dije interrumpiendo-. Después me lo explicas si quieres. Prometo que te escucharé.

Você também vai gostar

          

Noté que lo pensó, inseguro.

-E-está bien. ¿Qui-quieres que te lleve a tu casa?

-No, me voy en taxi.

-Déjame llevarte.

Lo pensé unos segundos, antes de asentir con la cabeza.

Luego nos dirigimos hacia la puerta principal de la casa, listos para salir. Nos subimos a su auto, y así pasamos la mayor parte del viaje sin decir una palabra.

-Es mi hermana -soltó, rompiendo el silencio.

¿Qué mierda?

-Vino a quedarse a mi casa por unos días. Ella no vive aquí. Solo la acompañé hasta su habitación para ayudarla a acomodar sus cosas.

Soy una estúpida. Una verdadera estúpida. Como fui capaz de dudar de Alex, es la persona más sincera que he conocido hasta ahora.

-Yo… no sé qué decirte.

-Oh, no tienes que decir nada. Entiendo que hayas malentendido la situación.

-Alex… -lo miré.

Se encontraba concentrado manejando, tenía su mano izquierda en el volante, mientras que la derecha se posaba en la palanca de cambios.

Al notar que no seguía la oración, me lanzó un vistazo antes de volver a enfocarse en el camino.

-¿Qué pasa? -preguntó.

No estaba nada segura si decirle que… Jaden era la persona la cual le conté que no quería ver ni en mis sueños. Sabía exactamente que ocultarlo tampoco estaría bien, pero quizá pasarlo por alto sea una mejor opción.

Alex… es una persona muy buena, y no merece que le oculte absolutamente nada, excepto…

-Ailyn, ¿está todo bien? -dijo interrumpiendo mis pensamientos.

-Sí, lo está.

-Estás rara, ¿qué pasó allá dentro?

-¿A qué te refieres?

-En mi casa…, con Jaden -dijo ya estacionándose, habíamos llegado.

De lo único que si estaba totalmente segura, es que Alex no pasa por alto nada. Lo que me indica que,  obviamente, se dio cuenta de que algo andaba mal.

Cuando dijo su nombre, me sorprendí, a veces suele ser muy directo con las cosas.

-El es mi ex mejor amigo -solté, sin rodeos.

Mierda. ¿Estaba bien ser sincera justo ahora?

Me miró, y de a poco fue frunciendo el seño.

-¿Qué?

-Sí, Alex. Yo no sé cómo fue que se conocieron, ni cómo es que llegó a relacionarse contigo. No…, no podía ocultártelo, necesitaba decírtelo.

-Hiciste bien.

Volvió a mirar al frente, pensativo. Parecía estarse dando cuenta de todo.

-Lo conocí en el cumpleaños de Lean.

-¿Qué? -dije, sorprendida-. Pero me dijiste que él no había ido.

-Porque… él mismo se encargó de eso, él me informó que no se encontraba allí.

Me congelé. ¿En serio había sido capaz de… hacer algo así?

-Y ya veo porqué se acercó a mí -dijo, inhalando y exhalando fuerte el aire por la nariz, frustrado-. Me sacó información de ti, y yo como un estúpido no me daba cuenta.

-¿Información de mí?

-Sí, quería saber acerca de… no sé exactamente de qué. Simplemente me preguntó sobre… nuestra relación, es decir, sobre nosotros.

-¿Y qué le dijiste?

-La verdad, de que éramos solamente amigos. Luego, no sé cómo, pero terminé invitándolo junto con Lean.

-Ah, entiendo…

Se formó un pequeño silencio, los dos estábamos pasando por un momento demasiado incómodo. No fue fácil para él saber que aquel estúpido le mintió, y solo… lo usó para sacarle información. ¿Cómo fue capaz de meterse en mi vida otra vez? Y justo con el chico que quiero, y considero un amigo de verdad. ¿Cómo se atreve a acercarse a mí? Le dejé sumamente claro que quería mí espacio, ¿por qué no lo respeta? Tampoco fue fácil para mí enterarme que… está… intentando hablar conmigo, ¿por qué lo haría justo ahora? ¿Justo cuando yo estaba… olvidando? No tiene sentido que después de mucho tiempo… quiera… no sé qué mierda es lo que quiere. ¿Por qué apareció otra vez?

¿Y qué hay de su novia?

<<Basta, Ailyn, por Dios>> Reclama mí conciencia.

-Dime… -se acomodó en su asiento para mirarme de frente- ¿por qué quiere acercarse a ti?

Es la misma pregunta que me hago.

-No tengo idea -le digo con sinceridad.

-Tu… ¿aún sientes algo por él? -indagó.

Abrí mi boca para responderle, y a la vez, negar lo que me acababa de preguntar, pero me interrumpió antes de hacerlo.

-Y no quiero que me mientas.

Es la primera vez que tenemos una conversación tan seria.

Y ahí estaba, descubriendo realmente que es lo que pasaba dentro de mí. Pero lo tenía demasiado claro, solamente que nunca lo había dicho en voz alta, no estaba preparada para desnudar mis sentimientos de esa forma. Pero…, era Alex, ahora me tocaba a mí ser sincera, por más que me cueste admitir la verdad.

<<Solo…, díselo>>

Respiré hondo, para luego ser consciente de lo que estaba a punto de hacer.

Tomé la decisión, y sabía que estaba arriesgando todo, sabía que me estaba arriesgando a perder a Alex, a un amigo…, a amigo.

Me humedecí los labios, nerviosa. Me habían empezado a sudar las manos. Sin más espera, solté las palabras que guardaba muy en el fondo de mi corazón.

-Sí -dije sin más.

Y luego…, vi negro.

¿Dejará de llover?Onde histórias criam vida. Descubra agora