𝙩𝙧𝙚𝙞𝙣𝙩𝙖

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Las tan esperadas vacaciones habían llegado, ese mismo viernes, Donghyuck ya tenía preparada su ropa y demás cosas personales. Sus padres ya le habían comprado el pasaje en tren para viajar hasta su casa, y así lo hizo.

Salió corriendo al ver a sus padres esperándolo en la estación, después de tanto tiempo, volvía a verlos. Su casa continuaba igual a cuando se fue, claro que pudo notar algún que otro florero o las cortinas nuevas, pero lo demás, seguía igual.

Allí volvió a encontrarse con su viejo perro y la nueva adquisición de su madre, un pequeño caniche.

—¿Qué quieres comer, cariño? —preguntó su progenitora, luego de servirle un poco de jugo con galletas.

—¿Tengo ese poder? —bromeó.

—Lo tienes.

—Pues, lo que mejor sabes hacer.

—Kimchi jjigae —acertó la mujer—. Ahora, cuéntame todo lo que hiciste en este tiempo, aparte de estudiar.

El moreno tenía mucho para contar, por supuesto, muchas partes iban a quedar afuera, no era necesario que su madre lo supiera, era mejor si seguía teniendo en su cabeza la imagen de un hijo ejemplar y aplicado, que tomaba buenas decisiones.

—Por dónde empiezo...

—Por el principio, Donghyuck —bromeó su madre.

—Conocí un chico, que realmente ya conocía porque es mi compañero de cuarto, pero comenzamos a interactuar un poco más.

—¿Es guapo? —cuestionó curiosa.

Donghyuck le dedicó una mirada, sin creer que le estuviera preguntando eso, pero captaba a donde quería llegar su madre.

—Mmh, quizás sí.

—Oh, vamos, cielo. Conozco esa cara, te gusta.

—¿Qué dices? No, mamá, solo somos amigos —realmente no lo eran, pero era difícil explicar su relación con Mark.

—Sabes que no tiene nada de malo volver a enamorarte, Hyuck. Sé que te fue mal en tu relación pasada, pero no todas las personas serán iguales —se sinceró la mujer, dejando de lado la preparación de la comida.

—E-eso lo sé...

—No, no lo sabes, Donghyuck, porque sigues dudando y te aterras con el simple hecho de creer que un chico es guapo, como si eso te hiciera ver débil o algo así.

—Te aseguro que en realidad no es por eso, no tiene nada que ver —se defendió, queriendo no tener esa conversación.

—Y ¿qué es? —preguntó la mujer, ya sin entender a su hijo.

—Nuestra relación no es romántica, no somos amigos y ni siquiera nos agradamos, solo tenemos sexo —aceptó avergonzado, pero el rostro de su progenitora nunca cambió, allí supo que ella jamás lo juzgaría—. Pero ya no peleamos tanto, ahora podemos mantener una conversación por más de tres minutos y cenamos juntos en la habitación.

—¿Y te gusta de manera romántica?

—No lo sé.

La mujer lo miró con una pequeña sonrisa, aceptando la respuesta y volviendo a sus cosas, dejando un poco confundido al menor.

...

Cayó la noche, por lo que el moreno decidió tomar una ducha caliente y caer directamente en la cama, el viaje le cansó un poco y lo sentía en su cuerpo. Su habitación seguía igual a como la había dejado al marcharse a la universidad, por supuesto que era notorio que su madre la mantenía limpia y ordenada.

𝘋𝘰𝘯'𝘵 𝘊𝘳𝘰𝘴𝘴 𝘛𝘩𝘦 𝘓𝘪𝘯𝘦 ─ 𝙈𝘼𝙍𝙆𝙃𝙔𝙐𝘾𝙆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora