Se levantó corriendo a ducharse, no podía ir a si a ver a Volkov con esas pintas. Había sudado y ahora estaba nervioso de pensar que lo manifiesto de laguna manera solo por estar ilusionado con él.
Dejo cinco capas de presumir por todo su cuerpo, con su ropa más " casual " de todas las salidas de casa. Sus jeans rotos de color azul mostraban parte de sus piernas, con una camisa negra al igual que sus zapatos lo hacían verso joven y lleno de vida esa noche donde las calles frías lo obligaron a tomar un taxi hasta su departamento.
Al llegar a su casa espero un par de segundos en la puerta, habiendo tocado más de 3 veces, por dentro no se escuchaba nadie, hasta que atendieron la puerta.
- Horacio... -
Olía a alcohol tan fuerte que Incluso Horacio dió un pasó hacia atrás en cuento lo vio acercarse para abrazarlo. El comisario sin malas intenciones estrujó su cuerpo contra el suyo con algo de fuerza.
- ¿Está bien...?- acercándose a entrar a su casa sin cerrar la puerta. Estaba ebrio aunque tenía conciencia de algunos de sus actos.
- Estoy bien -
Fue a sentarse al sofá con los paso desorbitados, se recostó en este boca abajo.
- Ah ah. ¿Para qué me llamo?-
- ¿Te llamé? - pregunto.
- Bueno me dijo que si podía venir- se acercó a él sentándose en la orilla donde sus piernas descansaban.
- No lo recuerdo... Perdóneme - algo preocupado miro a su alrededor. No sabía que el comisario tomaba a tal punto de perder la noción del tiempo.
- ¿Seguro qué está bien? -
- Sí... Estoy bien. Solo fue... Unos días cansados-
- ¿Puedo hacer algo por usted?- escondió sus manos entre sus piernas.
- Quédate un momento...- susurro. Asintió el alumno bajando a sentarse mejor en el suelo a su lado, descansado su espalda en la orilla del sofá donde la cabeza del ruso reposaba. Volkov miró hacia los cojines mientras que Horacio se quedó en silencio esperando una señal de él.
¿Qué habrá pasado?. Se preguntó. Nunca había visto así al ruso, sabía que tomaba pero también sabía que a tal punto de no ser consciente de lo que hacía no. Siendo que su cuerpo estaba acostumbrado al alcohol, no causaba una reacción tan fuerte si no bebía lo suficiente.
Al parecer el comisario se echó una siesta, dejando al alumno a cargo de lo que su cuerpo hiciera mientras estaba dormido. Espero ahí por al menos una hora y media, sentado en el mismo sitio, se entretuvo con su móvil viendo cualquier cosa que le apareciera.
Desconocía si estaba realmente inconsciente cuando dejo caer su cabeza hacia atrás, estado acolchado el sillón cerró sus ojos un momento. El silencio hizo que se calmara su sexto sentido de alerta, pero aún con esa intriga de que le había pasado al ruso, escucho como este se movió. Volteo a verlo y sus pequeños ojos estaban abiertos. Sonrió el moreno dulce al encontrarse de nuevo con su ebria curva en su boca.
- ¿Horacio?- Se estiró girando su cuerpo hasta quedar frente a frente. - ¿A qué horas llegaste?-
- Hace una par de horas... - parpadeo varías veces. Extendió su mano acariciando su mejilla suave que en tanto toco su piel está se calienta. Sus ojos reflejaban cansancio, con la cabeza aún recostada agudizando su mirada con la suya.
- ¿Me quedé dormido?- Afirmó siendo amable con su jefe. - Perdón... Te hice esperar..-
- No pasa nada - tomo su mano pasándola por su boca para dejar dos besos en esta. - Para eso estoy- fascinado sonoro inevitable, volviendo a acariciar su mejilla está vez en forma de círculo y apretando dulcemente.
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Mi Comisarío |• Volkacio •| +18
Romance♡︎ Es un poco ilegal... Quizás... Demasiado para ser comisario. Era inevitable ver y no tocar, pero aquel alumno logro captar su atención desde el primer día. Tomaría el riesgo. Hipnotizado por sus ojos, por su sutil apariencia de un simple chico d...