Capitulo 11

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"No existe la tragedia, sino lo inevitable"
Paulo Coelho

-No es necesario todo esto -le dijo Asthenia a Lucas, mientras arrojaba el vestido al suelo. Lucas resopló y lo tomó, lo dejó sobre la cama y lo contempló unos segundos.

-¿Y vas a ir así? -Lucas señaló el pijama y ella sólo bufó.

-Vamos a arruinar el baile y ya -le recalcó ella.

Había acordado con Matteo encontrarse allá para no crear demasiado drama, Asthenia le dijo que no era una cita, sino más como una salida de amigos. Matteo no pudo estar más de acuerdo, Patricio lo mataría si llegaba de la mano de Asthenia.

-De acuerdo, pero no estaría mal si te arreglaras un poco - Asthenia le dirigió una mirada asesina y agarró el vestido con violencia. Se encerró en el baño para vestirse y lograr que así Lucas la dejara en paz.

La noche del baile de bienvenida había llegado, Asthenia estaba ansiosa por soltar a las ratas que se había conseguido gracias a la ayuda de Lucas. Las soltarían cuando a los chicos que nombraran reyes bailaran, así crearían caos y pánico. Sería una noche que nadie olvidaría.

Después de diez minutos tratando que el vestido le quedara bien, se rindió, al final se dijo que no podía hacer milagros.

-¡Lucas, ¿qué hora es?! -le gritó mientras se maquillaba con delineador negro.

-Las nueve -le respondió él. Maldijo mientras se apresuraba en cepillar su cabello, el baile ya había comenzado-. ¿Necesitas ayuda?

-¡Por favor! -exclamó ella . No abrió la puerta, ya que Lucas apareció a su lado y subió el cierre del vestido, acomodando la tela.

-¿Qué se supone que tengo que hacer con el cabello? -inquirió Asthenia, desesperada. Lucas intentó hacerle un moño decente, pero el corte disparejo dificultaba todo intento de conseguirlo.

-Decile a Sofia que lo haga -sugirió Lucas. Ella hizo una mueca, pero accedió.

Después de llamar a su madre, que veía televisión en el living, la mujer subió y se encontró con una chica irreconocible. Asthenia usaba un vestido blanco que imitaba a un tutú, su maquillaje era más suave del que acostumbraba y se veía totalmente frágil.

-Cariño... -susurró su madre.

-¿Me puedes arreglar el cabello? No sé que hacer con él -le dijo incómoda. Era uno de los pocos momentos maternales que tenían juntas, pero Asthenia tenía que reconocer que cada vez que Sofia asumía el papel de madre, ella se sentía feliz y protegida.

-Irás al baile, siempre creí que odiabas ese tipo de cosas -le comentó su mamá.

-Y las sigo odiando, pero... un amigo me invitó y no le podía decir que no.

-¿El chico morocho? ¿Patricio? - Asthenia se puso tensa y su madre lo notó-. Ya veo... otro chico.

Miró su reflejo en el espejo y se sintió extraña, como una Asthenia feliz y jovial sin problemas ni amigos fantasmas que asustaban a sus enemigos y que odiaban al chico que le gustaba. Sonrió sin poderlo evitar, al menos se sentía bien esa noche.

-Ya esta, con quien sea que vayas al baile, seguro no dejara que bailes con otro -Sofia le había recogido el cabello a los extremos y le dejó el flequillo sobre la frente.

Se ofreció a dejarla, pero se negó. No quería que viera las cajas con ratas.

Se llevó el auto y guardó con cuidado las cajas en el asiento trasero. Lucas iba en el asiento de copiloto con un esmoquin.

[Prejuicios] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora