Aquella Locura?

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CAPÍTULO 45...

~LUCERO~

Todas las articulaciones me dolían con carajo. Además tenía arañazos en el cuello y arden. Los golpes también, no lo puedo negar. Pero lo bueno es que mi bebé sigue bien, de milagro.

Manuel en cuanto desperté ayer, me llenó la cabeza de tantas estupideces. Estaba empeñado en traer a una psicóloga para Lucerito, Leo y para mi. Y hasta para él.

Es obvio que no está bien lo que hemos vivido, primeramente la niña. No he podido verla y sé que está muy mal. Pero no estoy de acuerdo en contarle nuestras cosas a una perfecta desconocida.

Por esa razón salí de esa habitación hasta el consultorio de Paulina. Ella me miró con una cara, que no supe descifrar sus facciones.

—De dónde chingados sacaste a la psicóloga esa?

—Solicité un buen psicólogo inmediato y hoy en la mañana llegó al momento ella — quise hablar pero se me adelantó— A ver Lucero. Seamos sinceras, al saber a que familia iban a atender tu crees que cualquiera se iba a prestar para esto? Te tienen miedo

—Por la misma razón Paulina. Que esa mujer llegara tan rápido así por así? No mames, ni un wey tiene tantos webos para eso. Además. Si hubieras visto cómo nos miraba a Manuel y a mi.

—Como los miró?

—A mi retante. A Manuel no sé cómo que se lo estaba comiendo

—No me jodas Lucero tu lo que estás es celosa y no hay más de que hablar.

—Paulina es enserio.

—Lucero concentrate. Tu, Leo y tu hija necesitan atenderse antes de que sea peor. Y con esos celos no vas a resolver nada. —tocan la puerta y me cruzo de brazos—

—Pau, Lucero está por... —voltea a verme— Carajo preciosa como te vas a ir así?

—Como que te tardaste mucho no crees?

—Los dejo solos —Manuel asiente, ella toca su hombro y sale cerrando la puerta—

—Estaba hablando con la psicóloga...

—Ella no va a atender a ninguno de nosotros. Y me vale madres lo que creas.

—Porque eres tan obstinada.?

—No me da buena espina. Simplemente eso

—Aclarando que nadie te da buena espina

—Manuel es distinto!!!

—Porqué es distinto a ver?

—Porque... —carajo no le iba a decir que si estaba celosa porque no estoy para cursilerías ahora— ¡Que más da! Es neta Mijares. Es muy extraña

—Bueno si. Tienes razón —me acerco a el— Esa mujer te odia.... cosa que no es rara. Toda la ciudad te odia pero me dijo que no te soporta

—Te dijo el porqué? —el niega con su cabeza y muerdo el interior de mi boca pensando— No entiendo. A esa mujer en mi vida la he visto. No sabes que... esto no se va a quedar así 

Camino al escritorio de Paulina buscando entre tantos papeles que tenía algo sobre esa mujer

—Te dijo su nombre? —miro a Manuel que niega con su cabeza—

—Pero se apellida Martínez —asiento y sigo buscando hasta encontrar sus datos— Para que buscas de ella?

—No preguntes tanto. Prestame tu teléfono —lo saca de su bolsillo y me lo entrega— No seas tan tóxico y quítale la contraseña no pienso revisarte el teléfono —hablo con una media sonrisa y el hace lo mismo quitando la contraseña— Gracias