VOLVERNOS A CONOCER

649 101 33
                                    


Diciembre del 2020. La Habana Cuba:

Valentina-¡Que me digas de una puta vez en donde carajos está Juliana!—rugió como loba rabiosa en la cara de Lauren, que seguía sorprendida ante tal osadía por parte de la hija de puta de la rubia, pues no solamente se había atrevido a presentarse en el apartamento donde ella estaba rentada, sino que encima le estaba montado todo un show a plena madrugada.

  Como era de esperar, todos los vecinos de la cuadra y del edificio en el cual Lauren se estaba hospedando estaban de chismosos y muy entretenidos con el show de medianoche que una Valentina evidentemente drogada estaba dando. Y sí, Valentina se había metido de todo ese día porque ese día se enteró de que su diosa indígena había abandonado no solo el hotel, sino el curso de enfermería.

  Había pasado toda una semana desde que Juliana le había pedido tiempo. Tiempo que ella le había dado porque lo que menos que quería era encabronar más a la morena, pero al parecer la morena también había decidido poner distancia entre ambas. Se volvió loca en cuanto su profesora Esmeralda le dio la noticia. Abandonó la clase y salió en busca de su morena, fue entonces cuando también se enteró por la recepcionista del hotel que esta había abandonado la instalación a primera hora de esa mañana.

  Se enojó, la maldijo, casi hasta lloró, se emborrachó y también se drogó, entonces cuando las drogas ya no la pudieron calmar, en un minuto de lucidez llegó a la conclusión de que si alguien podía darle una verdadera información de en donde su diosa se pudiera encontrar, esa sería su fiel y estúpida amiga Lauren.

  Así que después de que con ayuda de los amigos que su amigo Brandon había hecho en la isla dió con la dirección de donde esta se estaba quedando y para allá fue.

Lauren-¡Lárgate ahora mismo si no quieres que llame a la policía!—estaba parada en la puerta de su departamento bloqueándole el paso a la rubia desquiciada ya que esta la estaba empujando para pasar porque según ella, Lauren tenía a su diosa indígena escondida en algún lugar de ese pequeño apartamento
Valentina-¡Llama a quien te de la gana! ¡No le tengo miedo a los estúpidos esos!—le dio otro empujón pero Lauren fue más fuerte ya que ella no estaba bajo las influencias ni del alcohol ni de las drogas—¡Juliana! ¡Juliana, hermosa sal! ¡Ya no me castigues más mi morenita linda! ¡Yo me voy a portar bien, te lo prometo! ¡Juliana por favor sal!—rugía casi al borde de las lágrimas. Su dignidad hacía tiempo que la había mandado a la mierda, pues antes de perderla, ya había perdido su cabeza por la morena
Lauren-¡Que te vayas! ¡Ella no está aquí!—la empujó también pero fue en ese momento que Brandon entró en acción empujándola también, logrando que esta vez Lauren sí cayera al suelo, por lo que Valentina vio la oportunidad perfecta para entrar al apartamento de ese viejo edificio de la calle Oquendo.

Valentina-¡Vamos Juliana, sal!—la buscó como una loca en cada recoveco de esa casa bajo la atenta mirada no solo de Lauren que estaba siendo retenida por Brandon, sino también por la dueña de la casa que estaba en shock, pero en cuanto advirtió los destrozos que esta estaba causando en su humilde vivienda tuvo que obligarse a salir del trance y la enfrentó
-¡Te sales de mi casa en este mismo momento o te voy a sacar a patadas!—Valentina la enfrentó, estuvo a punto también de empujarla, pero aún en su estado se dio cuenta de que era una persona mayor, una persona que le parecía conocida así que se contuvo de golpearla pero no de acercarse más a ella y hablarle con frialdad y desprecio. Estaba fuera de si
Valentina-salga de mi camino señora que usted no es ni medio golpe mío
-¡Mira chiquilla malcriada y mal educada, te voy a enseñar a respetar a los mayores!—le metió un bofetón que casi noquea a la rubia, que le iba a responder, pero Lauren logró zafarse de Brandon justo a tiempo para ponerse en medio recibiendo ella el golpe que iba dirigido a su casera—¡Dios mío!—se agachó para auxiliarla—niña estás bien?
Lauren-sí, todo bien Olguita tranquila—estaba un poco mareada pero eso no se lo diría. La señora se notaba alterada y a punto de sufrir un ataque cardiaco.

MUCHO MÁS QUE AMOR (Juliantina )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora