•|3|• 𝐌𝐢 𝐅𝐫𝐮𝐭𝐨 𝐏𝐫𝐨𝐡𝐢𝐛𝐢𝐝𝐨.

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8:00 pm

La ceremonia iba marchando perfectamente bien, todos los nobles que habían sido citados varios días antes obedecieron a la orden del Emperador. Se las ingeniaron para combinar los guantes y pañuelos azules con su vestimenta. Mientras que los Emperadores vestían igual, ella traía un vestido con guantes y zapatillas blancas y él un traje blanco con pequeños detalles dorados. Hicieron su famosa entrada como de costumbre, ambos se sentían terriblemente incómodos. Ella siguió concentrada en bajar las escaleras cuando entre la multitud logró ver un rostro que había amargado su noche. Rashta había asistido a la ceremonia, justo con el mismo vestido que estaba usando la duquesa de Tuania, solo que la peliplateada traía guantes y zapatillas azules. Su obsesión por demostrarle al mundo quién era su nueva mujer había llegado demasiado lejos.

Bajaron juntos las escaleras y sorpresivamente Rashta fué quién se acercó a ellos.

" ¡Su Majestad! " Lo saludó con una sonrisa radiante.

" ¿Esperaste mucho? " Él le devolvió la sonrisa y de inmediato soltó la mano de la Emperatriz para tomar la de la peliplateada y alejarse con ella.

Al parecer para su mala suerte ese par se habían reconciliado. El mundo se estaba cayendo encima de ella, predecía que aquella ceremonia sería terriblemente cansada.

" Su Majestad, la Emperatriz. Que alegría verla. " La saludó la princesa Claudette.

" Oh, Princesa Claudette... Igualmente, también es un placer verla. "

" ¿Fué usted quién planificó esta ceremonia? " Ella asintió.

" Vaya que tiene muy buen gusto, hizo un trabajo excelente. "

" Que bien que sea de su agrado, Princesa Claudette. Pensé que iba a ser algo inadecuada, ya que no conozco más de lo básico en cuanto a la moda del Reino Thort. "

Ambas siguieron intercambiando algunas palabras, Sorprendentemente la Princesa no era tan dominante como lo parecía.

Mientras que el Emperador mostraba a su recién nombrada concubina a varios nobles que eran grandes amigos de él y la Emperatriz socializaba con invitados extranjeros hablando sobre las costumbres y cultura del Imperio Oriental Heinrey se había quedado en un rincón observando con gran atención a ambos Emperadores con el Duque Ergi sentado a su lado.

" ¿Qué pasa? Pensé que estarías dichoso al asistir por primera vez en la ceremonia del Imperio Oriental. - Preguntó al percatarse de que el Príncipe estaba bastante desanimado. "

" Me imaginaba este evento más emocionante. Que decepción, es incluso más aburrido aquí... " Meneó la copa que estaba en su mano para luego beber el poco champagne que se encontraba dentro y fingió una voz cabizbaja.

" Ahora entiendo porque mi hermano quería que me quedara en el Reino. "

" Uhm, ya comenzará. " Se levantó de su asiento.

" ¿A quién invitarás para el primer baile? "

El príncipe rápidamente no pudo evitar pensar en la Emperatriz, la buscó con su mirada y la encontró al otro lado del salón. Seguía charlando con varios invitados extranjeros. Era el momento perfecto para invitarla a bailar.

Comenzó a caminar, centrando su mirada en ella cuando de repente alguien se atravesó en su camino.

" ¡Príncipe Heinrey, Rashta está encantada de por fin verlo en persona! " Le sonrió.

"¿Le molestaría empezar el primer baile conmigo? "

« Sí, me molestaría.» Exclamó su voz interior que estaba realmente furiosa. Imaginaba la reacción de ésta si se negaba, posiblemente algún tipo de escándalo en donde el Emperador le creería ciegamente a la mujer haciendo que él hiciera quedar mal al Reino Occidental.

𝐌𝐢 𝐅𝐫𝐮𝐭𝐨 𝐏𝐫𝐨𝐡𝐢𝐛𝐢𝐝𝐨. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora