Lo que buscas, tarde o temprano lo encontraras; no importa si es para bien o para mal. Cada paso que des podría definirlo, por eso debes ser cuidadoso con cada accionar o podrías lamentarlo cuando este se manifiesta y no sea lo que esperabas.
- (Gota de sudor) S-Seguramente me afecto la caída y estoy viendo cosas. Si, eso debe ser.
- ¿Por qué todos los humanos de esta época son así, escépticos?
-Por la sencilla razón de que se les hace imposible comprender que no son únicos y especiales en este planeta, Xochipilli.
-Es un buen punto, Tláloc.
-Como sea (Apunta una lanza a Yukio) Lo matare en este momento, al fin de cuentas sus iguales ya lo dieron por muerto.
-Eh...
-No te muevas, humano. No quiero que mi lanza se manche con tu asquerosa sangre.
-P-Parece que esto es real.
-El que te hayas dado cuenta no te librará del castigo.
- (Nervioso) A-Antes que nada. Me gustaría saber que falta he cometido... ¿Señor Tláloc?
- (Leve risa) Es la primera vez en milenios que un humano te habla de esa manera, Tláloc.
-Cállate, Xochipilli.
- (No creo haber dicho algo gracioso).
-Tranquilízate un poco. Debemos escuchar sus argumentos antes de sentenciarlo.
-No servirá de nada. Todos los humanos justifican su accionar con un poco de lágrimas y palabras bonitas para minimizar su condena.
-...
-Este chico entro a un lugar sagrado, su castigo no tiene por qué ser otro más que la muerte.
-Comprendo que estas molesto, yo también lo estoy.
-Entonces...
-Pero (Sujeta la lanza) Creo que no perdemos nada el escuchar lo que tiene por decir. Por el contrario, podría resultar interesante.
-Lo reitero. Eres demasiado benevolente, Xochipilli.
-De no serlo, acabarías con la mitad de la humanidad solo por placer.
-Créeme que le haría un favor a este planeta, en todos los aspectos.
- (Mira hacia los lados) D-Disculpen.
- ¿Qué quieres, humano?
-Saber dónde está la salida. El chico que venía conmigo debe estar preocupado y...
- (Suspira) Parece que no estas consciente del lío en el que estas, insulso humano.
- ¿Perdón? Desde que se manifestaron ante mí, no han querido explicarme quienes son y porque están tan molestos conmigo.
-En primera, se más respetuoso al dirigirte a nosotros. Y en segunda, agradece debidamente a Xochipilli; de no ser por ella, en estos momentos tu cara estaría irreconocible.
- (Reverencia) Gracias por salvar mi vida, señorita Xochipilli.
-No fue nada. Antes que nada, permítenos presentarnos como corresponde.
-...
-Él es Tláloc, el dios de la lluvia y yo Xochipilli, la diosa del amor.
-Es una broma, ¿verdad?
-No, no lo es, Yukio Miyake.
- ¿Cómo saben mi nombre?
-Xochipilli ya te lo dijo, somos dioses.
- (Si, aja. Y yo soy el dios de la sabiduría) ...
-Pues, aunque lo dudes, humano.
-Ah... Leyó mi mente.
-Dinos, ¿Por qué entraste a un lugar sagrado como este?
-No fue planeado, créanme. Unos compañeros de mi clase me forzaron a entrar y luego, me aventaron aquí.
-Eso no es razón justificable, humano.
-Les estoy diciendo la verdad. Yo solo estaba caminando por los alrededores con mi amigo y al llegar a la entrada de la cueva, esos idiotas nos interceptaron y...
-Aun así, cometiste un grave error al entrar aquí.
-Y-Yo... Lo siento.
-Una simple disculpa no ayudará.
- ¿Sabes lo que tu falta ha provocado, humano?
-Ehm, no.
-Por milenios este lugar ha sido catalogado como un recinto sagrado que sostiene la pirámide del sol, así como sus secretos y tesoros más valiosos. Hasta hoy día, ningún humano se había atrevido a entrar.
-...
-Gracias a tu imprudencia, el mundo pagara las consecuencias.
- ¿A qué se refiere, señorita Xochipilli?
-Que, por tu causa, el amuleto que mantenía el balance y la paz de este mundo con el espiritual se ha roto.
- (Gota de sudor) ¿Q-Qué?
-Ahora será cuestión de tiempo para que el mundo espiritual corrompa tu mundo, hasta destruirlo por completo.
-E-Eso... Eso no puede ser, el mundo no puede acabarse por algo como eso.
-Por tu bien y el de este planeta, más vale que lo vayas creyendo.
- ¿C-Cuanto tiempo para?
-Tres años, cinco como mucho.
-Ay no...
-Xochipilli, se me está ocurriendo algo.
-Te escucho, Tláloc.
-Como no me dejaras degollar a este humano, entonces sería buena idea hacer que este recolecte y una las piezas del amuleto.
-Pero estas se esparcieron por todo el globo terráqueo, y eso es solo un decir.
-...
-No me sorprendería que algunas se encuentren en la luna o en algún planeta cercano.
-Es un castigo justo, ¿no crees?
-Tláloc...
-Solo de esa manera este humano aprenderá el significado de recinto sagrado, y puede que algo más.
-Jamás pensé que algún día estaría de acuerdo contigo. Joven Yukio Miyake, como castigo hacia su imprudencia deberá recolectar las piezas que conforman el amuleto.
- ¡¿Ah?!
-Es eso o ver como la tierra termina destruida por su causa.
-Pero ya les dije que no fue intencional, y-yo...
-Las circunstancias no son validas ante el resultado. Deberá pagar por su osadía, por su falta de valentía.
-Y-Yo...
-Tranquilo, le daremos algo que le ayudara a dar con cada pieza.
- ¿Pero qué clase de amuleto era o es?
-Un cristal en forma de estrella, tan brillante como el sol, pero con un lado oscuro como la luna.
- (Gota de sudor) Algo me dice que tomara mucho tiempo recolectar y unir cada pieza.
-El mismo tiempo que le tomara a este planeta colapsar y a nosotros recuperar la energía que perdimos al romperse el amuleto.
- (Chasquea la lengua) Ah, genial.
- (Acaricia su melena) No lo vea como un castigo, Yukio Miyake. Sino como la oportunidad de encontrar su lugar en este mundo y darle valor a lo que lo rodea.
- (Su mano es cálida) Señorita Xochipilli.
-Recuerde, esto no es como las películas de aventuras que suelen ver ustedes para entretenerse. Su vida estará sometida a grandes peligros, peligros que usted solo deberá afrontar.
-Señor Tláloc.
- (Toca su frente) Es hora de que vayas con los tuyos. Y suerte, la necesitarás.
- (Asiente) S-Si.
- ¿No crees que es una misión muy complicada para un humano tan joven, Tláloc?
-Es mejor que la muerte, Xochipilli.
-Y lo es, pero...
-(Cruza los brazos) Los humanos forjan su carácter a través de las experiencias, ya sean buenas o malas. Si a la primera dificultada huye, significa que no era digno de la vida que sus progenitores le dieron.
-Tienes razón.
-Tranquila, el objeto que le ayudara a dar con cada pieza posee algo de nuestras habilidades.
- (Leve sonrisa) Y dices que no te preocupas por los humanos.
-Ah, ya cállate.
- ¡Rápido! ¡Es por aquí!
- ¡Yukio!
- (Tose) ¿Sí? Tomeo... Momo...
- (Lo abraza) Que alivio, amigo.
-Tomeo.
-(Llorando) Por un momento pensé que tal vez tú...
-Tomeo... Gracias por preocuparte por mí.
- ¿Estas bien?
-Si, Momo. Por fortuna pude aferrarme a unas piedras antes de chocar con la tierra.
-Tienes algunos rasguños en la cara. Ven, vamos a curarte.
-Si, profesora Lia.
-Señorita Lia, aquí están los responsables.
-Gracias por su ayuda. (Mueca de enojo) Ya verán el castigo que les espera en Japón.
- (Al unisonó) Si, profesora.
-Yukio, ¿y esa pulsera?
- (Baja la mirada) Ah, esto...
-Hace un momento no la tenías.
-Esas piedras azules la hacen ver muy antigua.
- (Debe ser el objeto que menciono la señorita Xochipilli) Me la encontré en la cueva.
-...
- (Voltea) Definitivamente fue un error haber venido a este viaje escolar y encontrarme con personas como Tetsuya, quien no tiene respeto por la historia de un país como México.
-...
- (Suspira) Ahora por su causa, debo evitar que la tierra sea destruida... como si fuese un héroe, pero sin capa ni superpoderes.
- ¡Yukio, date prisa!
- ¡Si!
Un objetivo se ha esclarecido en su indeciso camino: Salvar aquello que considera poco o muy valioso en su vacía existencia.
*Continuará*