Cuando te encuentre, dejaré atrás todas las dudas, todos los miedos que
me puedan rondar el alma por culpa de un pasado que nada tiene que ver
contigo, me dejaré llevar por el amor que traigas y de tu aliento haré
viento que eleve mis alas.
Cuando te encuentre sonreiré como nunca he sonreído. Bueno, puede
que como haya sonreído otras veces pero, al menos, en esta ocasión tengo
clara una cosa: por mucho que me hayan roto la sonrisa antes de ti, jamás
dejaré que se pierda de nuevo.
Cuando te encuentre me dejaré llevar, por mucho que haya dicho que
ya no creo en el amor, por muy desencantado que me haya dejado hasta el
día de hoy, por muchas capas de fría desesperanza que haya puesto sobre
mis sentimientos... por todo lo que perdí cuando creí ganar y por cada día
robado desde entonces, me dejaré llevar. Por ti, por nosotros.
Cuando te encuentre trataré de darlo todo, como siempre he hecho. No
creo que te merezcas menos. Lo di todo por otras personas que estuvieron
antes de ti y, aunque ya no estén y tras de sí solamente hayan dejado
pedazos rotos de ilusión, apostaré de nuevo cada uno de esos pedazos por
ti. Soy así, no sé amar a medias.
Cuando te encuentre te amaré. Así, sin más. Tengo decidido amarte lo
mejor que sepa y, espero, que tú me ames igual. No es nada personal, solo
que ya estoy cansado de amores que prometen eternidad cuando ni
siquiera son capaces de demostrar mañana, cuando rompen promesas
sencillas y descubres que para amar así, es mejor no hacerlo de ninguna
manera.
Cuando te encuentre, lo sé, seré feliz contigo. Hasta entonces, seguiré
siendo feliz así, a mi manera. He descubierto que me caigo bastante bien
y, si te soy sincero, podré soportar la espera.
Eso sí, no tardes demasiado, no vaya a ser que entre medias me dé por
encontrar otro de esos amores que ni son amores ni son nada. Así que, si
por un casual lees esto, recuerda que te estoy esperando con la ilusión
remendada y el corazón maltrecho... pero con las ganas intactas.