Capítulo 4 : Asesinato Perfecto

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"El mundo es cruel, ¿por qué no habría yo de hacer lo mismo?

-G.
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Actualidad

—¿Ahora lo entiendes? — lo miró— Tú lo eras todo para mí. Todo. Y lo sabías más que nadie— habló con la voz llena de rencor, de decepción

—Tú… ¿Nos viste? — dijo dándose cuenta de todo

—¿Me creías tan estúpida?

—Gin…Te lo puedo explicar.

—Eso dicen todos— sonrío con ironía —Búscate una nueva justificación. Una propia, por cierto.

—Gina. Hablo en serio. Tengo una explicación.

—¿Y cuál es? Ah, es verdad. No fuiste lo suficientemente valiente para decírmelo. Fuiste un completo cobarde.

—¡Es que no podía más! —su calma se había ido — Es difícil tratar contigo. No estaba listo para tanta responsabilidad como lo es ser “tu mundo”.

—¡Debiste decirlo en vez de engañarme!

—¡No podía!

—¡¿Por qué no?!

—¡Porque tenía miedo de lo que fueras capaz de hacer! — confesó ya cansado

Estaba cansado. Frustrado. No sabía qué hacer o siquiera qué sentir.

El ambiente se infestó por un doloroso silencio.

¿Era eso? ¿Ella lo asustaba?

Se sintió un monstruo. Un ser sin importancia.

El único que se supone la amaba…. ¿nunca lo hizo?

Se sentía como lo peor del mundo. ¿Y si lo era?

—¿Me tenías miedo? — logró decir en un hilo de voz

—No exactamente a ti. A tus acciones…

—Eres un…

—¿Idiota? Lo sé— la interrumpió

—…mentiroso. Eso eres. Un cruel mentiroso. Decías amarme, pero amar no es sentir miedo a esa persona que según amas— lo miró con dolor —Sin embargo, lo admito. Amé la manera en la que mentías.

—Si te amé— fue lo único que pudo contestar

—Y si tanto me amabas, ¿por qué me hiciste eso?

—Bien. Lo acepto. Fue mi error. Pero tú misma lo dijiste: Mí error. Ella no tuvo nada que ver.

¿Era en serio? ¿Tenía que meter a Lamber en todo? Eso fue lo que le obligó a volver a ser la misma indiferente a toda la situación.

—Pregúntame cómo lo hice— volvió a su sonrisa sarcástica, como si no estuviera quebrada por dentro

—No quiero saber…— miró a otro lado

—Vamos. Ambos sabemos que si.

—¿Cómo…?— tomó aire, pensando ‘¿Qué estoy haciendo?’, y dijo— ¿Cómo lo hiciste?

Ella sólo sonrió satisfecha. Sabía que diría eso, y ella estaba lista para revelarlo todo.

11 horas atrás…

Eran las 6:30 de la mañana en casa de Lamber. Ella seguía dormida, hasta que el teléfono sonó.

—¿Bueno? — preguntó con la voz aún adormilada

—¿Te crees muy lista, Lamber? — habló una voz al otro lado de la línea telefónica

—¿Quién eres? No te conozco

—Oh. Lo harás— se oyó la voz aún más cerca —dentro de una hora no veremos. Te enviaré la dirección a este mismo número.

-Fin de la llamada-

Ella quedó helada de miedo.

¿Qué había sido eso? Claramente, no era alguien con buenas intenciones.

Le llegó una dirección al número que esperaba.

"Podría ser peligroso. Mejor no iré’ pensó

Eso pensaba ella, hasta que le llegó otro mensaje más

Desconocido

Hoy

Más te vale llegar si no quieres perder a los que amas.

6:34 am

‘Maldición’ susurró

Estaba asustada, pero no podía arriesgarse a perder gente. Así que lo hizo.

Fue al lugar de la dirección.

Era un lugar muy alejado de la ciudad. Demasiado alejado, a decir verdad.

Parecía el escenario del homicidio perfecto.

—Así que si viniste— salió Gina de entre la oscuridad de los árboles

—¿Gina? — parecía sorprendida

—La misma que viste y calza— sonrío

—¿Qué ocurre?

—¿Creíste que no me enteraría de lo de tú y Josh?

—Gina…no tengo ni idea de lo que estás hablando.

—¡Deja de fingir! ¡Lo sé todo!

—Gina— miró el arma que llevaba en la mano —¿Vas a matarme?

—Chica lista…—sonrío, pero no parecía la misma Gina de siempre. Esta Gina ya no tenía ese brillo en los ojos. Estaba rota.

—Gina…Por favor— rogó asustada

Cerró los ojos fuertemente cuando se le acercó bruscamente.

Sin embargo, no esperaba lo que pasó

—Escúchame bien. Aquí quien me traicionó fue Josh. Te odio, si. Pero no era la villana de esta historia— suspiro calmándose y bajando el arma — Por eso, no te mataré. A menos…

—¿A menos? — tuvo el valor de preguntar

—A menos que no desaparezcas. Vete. Vete lejos. Que no quede rastro de ti para él. No te alejes de tu familia, pero aléjate de mí y de él.

Seguía con su mirada sin vida e indiferente, pero le estaba perdonando la vida.

—Lo haré. Me iré. Pero por favor, no me hagas daño.

—Tu celular— señaló — anota a tus contactos familiares en esta hoja— le entregó un cuadernillo con una lapicera — luego me entregarás el dispositivo.

Así lo hizo.

Lamber Blade quedaría muerta para Gina y Josh.

No los volvería a ver, pero quizá, seguiría recordando su trato con Gina.

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