Capitulo 3

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Dejen aquí su: "¡Llegué!"

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Kattia

–No lo hablamos, pero yo casi no paso tiempo aquí– dice mientras bajamos del auto.

Tomo la maleta de las cosas de mi mamá y la mía mientras él me ayuda a bajar la bicicleta antigua, no dice nada sobre ella y lo agradezco.

–¿Y dónde pasas tu tiempo?

No pensé que podía sorprenderme más pero cuando entro a la casa creo que mi boca se abre de la impresión. No es como una mansión saturada de opulencia, por el contrario, las paredes son beige y el piso es blanco, la sutileza de los adornos que apuesto valen más que mi riñón quedan perfectos con la decoración, hasta me siento cómoda en este ambiente del que nunca había sido perteneciente.

–Por aquí está tu habitación– me guía hacia unas escaleras, dejé la bicicleta en el garaje al costado de los 3 carros que pude ver ahí, contando en el que estábamos– Normalmente me la paso en el trabajo, muy pocas veces vengo a dormir pero de ahora en adelante vendré más para que no te sientas sola, si quieres.

–No es necesario si no tienes tiempo.

–No es que no tenga tiempo, es que no tenía nada que hacer aquí– explica mientras cruzamos un pasillo, repito, esto es demasiado grande a comparación con el pequeño departamento que compartía con mi madre– Pero ahora estás tú. Te prometo que estaré aquí para desayunar juntos y cenar en las noches.

–Por mí está bien– me encojo de hombros– Mi mamá a veces tenía que salir temprano para abrir la cafetería, así que desayunar sola no es un problema, no te preocupes, sé cómo apañarmelas.

–Hay servicio de limpieza, cocineras y jardineros, aunque estos últimos solo vienen una vez por semana– me hace saber, se detiene frente a una puerta blanca mucho más alta que yo– Si no llego puedes pedirles a ellas lo que necesites o también puedes llamarme si es muy importante.

–¿Para qué tienes cocineras si apenas venías en las noches?

–Porque cuando venía no tenía la fuerza para cocinar a esas horas– se justifica, abriendo la puerta y dándome la oportunidad de escanear la que ahora será mi habitación.

–Esto es muy bonito– digo con sinceridad, es gigante como toda la casa pero de algún modo siento que podré hacerla mía– ¿No tienes pareja o algo así?

–Tu madre fue la única mujer a quién le di mi amor– la tristeza cubre su semblante– No supe valorarlo en su momento pero con el tiempo me di cuenta que jamás podría amar a alguien como a ella.

Humecto mis labios sin saber cómo responder.

–No sé si te haga sentir mejor pero mamá tampoco amó a nadie como te amaba a ti– una pequeña sonrisa ilumina su rostro– No te mencionaba mucho pero cuando lo hacía era para recordar, según sus palabras, lo épico que fue su relación.

Mis palabras me traen a la cabeza la última conversación que tuve con mi madre, cuando me dijo que no todo en la vida era estudiar, no lo creo y no buscaré algo que desviará mi camino pero si la vida decide golpearme con una distracción, no la rechazaré de inmediato como hasta ahora.

Dejo las maletas encima de la gran cama, las paredes son blancas, hay un escritorio en "L" a un lado y una ventana con un mueble justo debajo de ella. Parece una habitación nueva, que nadie nunca ha usado antes.

–Puedes decorarla como tu quieras– saca su billetera y de ella una tarjeta, antes de añadir–: Esta es tuya, puedes usarla para lo que necesitas. Además sé que trajiste tu bicicleta pero uno de los autos que viste es para ti y si sabes manejar puedes utilizarlo.

Ender inicia con "E" | 7a.m #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora