El amor no se domina; se cultiva.

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DAHYUN.


-Cuan patética sigue siendo nuestra vida Dahyun?-

-Eres el claro ejemplo de que me estoy volviendo loca- Respondía Dahyun que seguía pintando

La noche había caído, el momento que a Dahyun más le gustaba para pintar, al no haber luz los colores serian perfectos y no la engañarían para elegir el color incorrecto, la poca luz de la luna que se colaba en su habitación era suficiente para que pudiera pintar y ocultar los charcos carmesí que se iban formando bajo el caballete y bajo ella uniéndose en uno solo, ignoro completamente las recomendaciones de su médico y como cualquier efecto de prohibirle algo al ser humano no es más que un empujón para que lo haga, la chica hizo todo lo contrario a parar su repulsiva y enfermiza obsesión por el color rojo sangre, lo agravo de manera excesiva, los cortes ahora eran más profundos dotándole de mucha, pero mucha pintura para conseguir sus cuadros rojos que tanto le gustaban, el artista es un obsesivo en su materia, un actor está obsesionado con una actuación magistral y perfecta, los cantantes buscan agudos y graves a lo que nadie pueda llegar, los escultores se obsesionan con la estética y el escultor en hacer que sus esculturas sean únicas y detalladas, los pintores... los pintores son más complicados.

-Nos estamos desangrando Dahyun-

-Cierra la boca niña- Espeto Dahyun sin separar el pincel del lienzo, importándole poco la vista que poco a poco se iba nublando cada vez más y más debido a la pérdida de sangre -necesito más...-

Dahyun se levantó del pequeño banquillo, se dirigió a su escritorio y busco entre todos sus materiales que usaba para su carrera de medicina, los ojos le brillaron al encontrar una pequeña manguera de succión, de su maletín saco una jeringa que clavo sin escatimar en su brazo derecho y la conecto con la manguera de succión, al no ver correr el líquido carmesí se molestó un poco, tomo la boquilla y comenzó a succionar, en alguna ocasión había succionado gasolina, sabia como se hacía, succiono hasta que se le lleno la boca de sangre, puso el tubo en un frasco y la sangre no paro de salir, se relajó en lo que se llenaba ignorando que además de esa salida de sangre había otras dos que aun goteaban, el piso estaba hecho un desastre, la sangre restante se mezclaba con pintura y agua, ¿obsesión o perfección?

-¿Qué mierda haces?- Mina azotaba la puerta y trato de correr hacia Dahyun que ya estaba perdida en sus pensamientos, con trabajo dio dos pasos y cayó al suelo, se sintió una completa inútil.

-Menos mal estudias medicina, ahora arréglanos idiota- Espeto con enojo la pequeña niña

-Cierra la boca niña, le temes al éxito- Respondía Dahyun

-¿Con quién hablas?- Espeto Mina aun en el suelo

-Mina, ¿alguna vez has escuchado voces ajenas a la tuya en tu cabeza?, yo en algunas ocasiones sí, es una estúpida niña que se parece a mí, cree que tiene el control absoluto de mi pero su tiempo ha pasado, ahora me toca a mi conducir... me estoy volviendo loca, puedo sentirlo, me doy cuenta que estoy empeorando, la voz se hace más recurrente y me molesta escucharla siempre, me molesta aún más que siempre tiene razón, nunca había pasado antes- Dahyun retiraba sin cuidado la jeringa enterrada en su brazo y tiro la manguera que aun goteaba sangre, tomo alcohol de su escritorio y un pedazo de algodón para ponerlo en su brazo, uso cinta para adherirlo, tomo hilo y aguja y comenzó a coserse ella misma la gran herida que se había hecho al buscar sangre para su pintura, Mina miraba de lejos, en este punto nadie podía parar a Kim Dahyun -quiza sea esquizofrénica o psicótica, o quizá solo es mi conciencia tratando de evitar que yo sea una imbécil y termine matándome-

Entre tinta y sangre. (Saida)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora