Capitulo 7

1 1 0
                                    

El tiempo que he estado en esta habitación silenciosa parece una eternidad.

El miedo, la confusión y las náuseas me impiden siquiera pensar.

¿Yo mate a mi hermana?

Esa pregunta ruidosa no deja de sonar en mi cabeza. ¿De donde sacaron tan grave acusación?

La puerta se abre bruscamente haciéndome dar un salto y las ganas de vomitar aumentan. Un chico alto, con unas notables ojeras y una barba algo descuidada entra a la habitación permitiéndome escuchar el caos que hay afuera.

El cierra la puerta, rodea la mesa y toma asiento frente a mí, tira bruscamente una carpeta con papeles sobre la superficie de metal haciéndome dar otro brinco y me observa fijamente.

—Se le acusa de matar a su hermana ¿qué tiene que decir a eso? —abre la carpeta y comienza a leer detenidamente algo en los papeles. Tras no recibir respuesta, levanta la vista esperando por alguna palabra, pero el nudo en mi garganta no me permite hablar.

¿Por que siguen repitiendo esas palabras? Siento mis ojos llenarse de lágrimas pero el chico ni se inmuta, por el contrario, su mirada intensa esta clavada sobre mis ojos, parece que quiere entrar a mi cabeza solo con verme.

—Yo... No entiendo...

—No hay mucho que entender en realidad, se le acusa de asesinar brutalmente a su hermana ¿qué tiene que decir a eso? —repite las mismas palabras que calan cada vez más profundo.

—Que no lo hice. —respondo en un hilo de voz—ni siquiera se por qué me acusan de semejante cosa, debe ser un error.

—Encontramos sus huellas en la escena del crimen.

Sus palabras caen como un balde de agua fría sobre mí, las lágrimas salen de mis ojos sin control y mis manos comienzan a temblar.

—¿Qué? —es lo único que logro articular.

—¿Donde se encontraba la noche que su hermana desapareció? —el chico continúa con sus preguntas mientras yo me encuentro al borde de un colapso.

—Yo... En casa... —busco desesperadamente algo que decir mientras el chico continúa escudriñandome con su penetrante mirada. —Estaba en casa, durmiendo.

—¿Alguien puede corroborar su coartada?

—Mi madre...

—Su madre... —Me interrumpe— ¿Alguien más que no sea su madre?

—Yo...

—Señorita —suelta algo irritado —háganos un favor a todos de una buena vez y deje de jugar.

—De verdad no se de que me habla, no se por qué dicen esas cosas tan horribles—la desesperación ahora es mayor y lágrimas comienzan a salir disparadas —Por favor, llame a mamá, no se que esta pasando, no entiendo nada... —comienzo a llorar sin poder evitarlo, estoy lo suficientemente asustada como para tratar de controlarme.

El chico resopla, sale con evidente molestia de la sala, escucho como la voz de Sick suena alterada afuera y nuevamente vuelvo a quedar sola.

Al cabo de unos minutos, nuevamente la puerta se abre bruscamente provocándome otro brinco, si continúan así, me va dar un infarto.

Esta vez entra Sick.

Rodea la mesa, pone con cuidado la carpeta sobre la mesa y carraspea, supongo que para aligerar la tensión.

—Sick, no entiendo que está pasando...

—Señorita Olson—Me interrumpe. Su tono es seco y su senblante ha cambiado, su rostro refleja incomodidad, enojo y algo de tristeza, supongo. —como el agente Finnley le acaba de decir, se le acusa del asesinato de su hermana. Pruebas contundentes indican que estuvo en el lugar de los hechos, ¿Hay algo que quiera decir?

—Sick... ¿Qué está pasando?

—Agente Kahan —señala. Se mueve nervioso esn su silla y mira hacia la gran ventana opaca, retira la mirada y espera por mi respuesta.

Su comportamiento, la ventana, creo que lo entiendo...

—Nos miran ¿cierto? —siento una clase de alivio, pues él no es así, no es la clase de persona que está mostrando ser, debe ser por su trabajo. —Quiero un abogado.

El chico me mira nervioso y voltea de nuevo hacia la ventana.

—Señorita, por favor, haga un esfuerzo, se le acusa de un crimen grave.

—Yo... No lo hice, no se como llegaron mi huellas hasta ahí. Ese día estuve en casa, de día y de noche, mamá estuvo en casa, ella puede corroborarlo, ustedes también, llegaron a media noche a decir que estaba muerta. —su senblante serio se ablanda cuando más lágrimas continúan resbalando por mis mejillas, me mira sin saber que decir, se que me cree pero los demás aquí no.

La puerta se abre y el chico se levanta sin decir nada, sale y la soledad hace acto de presencia otra vez.

Cada segundo que paso aquí, cada palabra que ellos dicen incriminandome, cada ruido incrementa mis nervios.

Trato de realizar la rutina de respiración qué la psicóloga me enseñó, el temblor de mis manos disminuye y las lágrimas cesan, pero en esta sala tan silenciosa hasta el latido apresurado de mi corazón hace eco en las paredes e interrumpe mi concentración.

Hago la rutina una y otra vez hasta que la puerta se abre bruscamente por tercera vez, dejándome ver a un hombre al menos en sus trainta, no tan alto como el primero, pero con un rostro intimidante, también parece que no ha dormido desde hace mucho.

—Muy bien, basta de charlas —tira la carpeta sobre la mesa produciendo un horrible ruido, arrastra la silla y toma asiento, mientras que con una de sus manos golpea la fría mesa. —hay demasiadas muertes en esta ciudad como para perder el tiempo con una chica que pone cara de inocente pero en el fondo es una asesina.

El temblor en mis manos vuelve y mis ojos se nublan.

—Ya deje de finjir, ¿quiere? Sus huellas estaban en la escena del crimen, no tiene una coartada sólida y hasta ahora no ha logrado defenderse y lo único que nos imposibilita enviarla a la cárcel es que no ha confesado y me parece que esta a punto de hacerlo.

—¿De que habla? Yo...

—Si, usted la asesinó.

—No... Yo no sé de qué habla... No mate a mi hermana...

—Claro que lo hizo. No tuvo piedad, le cortó el cuello y le propinó varias puñaladas en todo su cuerpo y luego la dejó abandonada en ese horrible lugar.

—No...

—¡Claro que si! —el hombre eleva la voz y para este punto ya no puedo hablar, el llanto y el nudo de mi garganta me lo impiden, así que solo niego sin parar.

—¡Es una psicópata! ¡Está enferma! —el hombre grita cada vez más y mi cuerpo ya no reacciona, no puedo respirar y mi visión se nubla, todo da vueltas y sin poder evitarlo vomito sobre mis pies y caigo al piso sin siquiera poder sostenerme.

—Es una asesina. —el hombre deja de gritar y los temblores de mi cuerpo no me permiten ni tratar de levantarme.

A pesar de que el hombre deja de hablar escucho gritos dentro de la sala, siento como algunas manos se posan en mis brazos y mi espalda, otros retiran mi cabello de mi cara.

Hay demasiado ruido y poco aire y sin poder aguantar vómito nuevamente y siento como todo se va poniendo oscuro y todo se queda en silencio.

Avenida Bloody Hollows [Borrador] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora