Mercy salió de su casa, en seguida avistó a su amiga Brianna, quien la esperaba en su moto con el motor apagado.
Brianna era una chica alta 1.85 metros de altura, su cuerpo era delgado, su cabello corto solo le llegaba hasta el cuello, este era muy obscuro, casi no dejaba escapar la luz, al contrario de su piel la cuál era blanca y pálida cómo si nunca le hubiera visto la luz del sol.
Al verla corrió hacia ella con una vibrante sonrisa, cuando estuvo lo suficiente cerca le abrazó con tal fuerza que casi le cuesta unas costillas a Brianna—¡Cada que nos vemos atentas contra mi vida!
—Es que... hace mucho que no nos vemos—exclamó suspirando dramáticamente
Brianna resignada calló correspondiendo el abrazo poniendo una mano sobre la cabeza de Mercy.
Una vez pasada la brutalidad con la que el abrazo empezó, Brianna comenzó a sentir la calidez propia de Mercy, dejándose llevar por el momento.Brianna comentó que tenían mucho camino por recorrer y debían darse prisa pues debían pasar por un pueblo que, debido a los turistas, a ciertas horas del día el tráfico se embotellaba. Mercy a regañadientes la soltó para ponerse uno de los cascos que se hallaba anticipadamente colocado sobre la moto. Una vez más, el tiempo interponiéndose entre ella y su felicidad.
Ambas se subieron, luego de dar marcha a la moto de litio, los comunicadores de los cascos se activaron.Mercy no comenzó la conversación, Brianna pensó que podría ser un berrinche por cortar su abrazo, así que se dispuso a cambiar esa situación. Primero le preguntó sobre el proyecto en el que estaba trabajando en la universidad, al ver qué esto había tenido la respuesta contraria a su intención decidió preguntar por el libro que le había regalado
—No puedo creer que Pedro se casara con su hermana —Exclamó indignada
—Era la única forma de poder estar cerca de Tita —respondió obviando— Su amor era prohibido
—Lo sé, pero ¿No era mejor esperar? Tú sabes, mantenerse al margen hasta que pudiera casarse con ella. O mejor aún ¡Robársela!
Brianna soltó una cariñosa risa, pues esto es algo que definitivamente ella diría
—Tienes razón, yo esperaría hasta que el sol se enfríe —dijo Brianna casi susurrando.
Ambas guardaron silencio unos segundos, de no ser porque no podían ver sus rostros se habrían dado cuenta de que ambas se sonrojaron.
Mercy interrumpiendo el silencio dijo
—Te extraño, ya hace un año que estamos en escuelas diferentes, no lo soporto.
—Lo sé... viendo el lado bueno ya no estamos separadas por horas de distancia, cómo solíamos estarlo después de que yo quedara en la uní.
—¡Es injusto! —exclamó haciendo berrinche— yo quisiera que todo fuera como antes, cuando vivíamos cerca, salíamos al parque a caminar y escuchábamos música juntas, sin ninguna preocupación.
—Las cosas cambian.
—Si pudiera pedirle un deseo a dios, sería poder tenerte en una botellita, al alcance de mi mano, para siempre.
Brianna río un poco
—Eso es muy egoísta de tu parte, me privarías totalmente de mi libertad.
—Suena muy feo si lo dices así.
—Si tanto quieres eso copiaré mi conciencia a una IA, así podrás llevarme en tu chip para siempre, incluso aunque mi yo físico muriese.
—Sabes que no funciona así...Hubo un pequeño silencio, el cabello de Mercy que sobresalía del casco ondulaba con el viento, este último impactaba contra el vehículo violentamente a causa de la velocidad, aunado a esto, el frío de la madrugada provocaba que el viento les carcomiera los huesos, de no ser por los suéteres que vestían, se habrían congelado a los cinco minutos de viaje. El paisaje era similar de ambos lados, una muralla de pinos predominaba en el perímetro de la carretera.
Al alzar la vista, podías observar el cielo, este era de un azul oscuro, apagado, tranquilo como si aún estuviese durmiendo.—¿Crees que estén vivos? Me refiero a las IAs
—No hay razón para creer lo contrario, de no ser por los test de empatía no podríamos diferenciar a un humano de los androides.
—Empatía... —repitió para sí misma— ¿Podemos detenernos pronto? No quiero admitirlo, pero
—Olvidaste ponerte tus guantes —interrumpió— debiste decirme antes
Mercy sonrió apenada.
Después de una escala para buscar los guantes, el viaje continuó por una hora, hasta que, decidieron tomar un descanso en un mirador donde podían observar la ciudad. Los edificios parecían de juguete a esa distancia.
Ambas se bajaron de la moto, Mercy buscaba algo en su mochila, mientras Brianna se apoyaba en una barandilla de seguridad y observaba las luces de los edificios. Al fondo se encontraban un par de montañas, detrás de estas el cielo comenzaba a teñirse de un naranja que te hacía recordar a las hojas de otoño.
Mercy sacó dos latas de refresco, abrió una y se unió a su amiga después de ofrecerle la otra lata.
Ambas contemplaron como los rayos del sol comenzaron a invadir el cielo nocturno, tomando un poco más de terreno cada segundo.
Brianna sacó una caja de cigarros, pacientemente tomó uno y lo encendió.
Mercy, molesta, le reprochó diciéndole que fumar me hacía daño a la salud, y que cada que fumaba perdía un día de vida.
—Quien necesita vivir tanto
Respondía Brianna sarcásticamente.
Mercy, resignada y con una mueca en el rostro, golpeó suavemente el hombro de su amiga.
Ambas continuaron su camino en cuanto el cielo dejó de ser nocturno. No tardaron mucho en entrar a la ciudad. Los edificios se alzaban imponentes en el cielo, estos estaban bastante espaciados unos de otros, dejando pasar la luz del sol. Cada edificio tenía jardines verticales, los cuales les daban una vista armónica. La ciudad también cuenta con amplias áreas verdes, que se expanden cubriendo el espacio entre edificios, estas áreas contenían árboles, tanto normales como frutales y uno que otro canal humedecía el área.Brianna era una conductora experimentada y conocía bien la carretera.
La moto se deslizaba hábilmente por la pista, esquivando autos y rebasándolos.
Casi sin darse cuenta ya habían llegado al edificio donde Mercy tenía su departamento, aparcaron la moto en el estacionamiento y después de subir unas cuantas escaleras se detuvieron frente a una puerta. Mercy se acercó, el edificio comprobó la identidad de quién se hallaba queriendo entrar, después de un par de segundos, la puerta se abrió.
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El Precio De La Utopía
Science FictionLa ciudad Nova visión, es un lugar construido por una generosa empresa para que sus clientes puedan vivir en paz y armonía durante generaciones. Sin embargo todo tiene un precio.