-Duriel...-musité.
En eso perdí el conocimiento.
-sabes... tu visión, es asombrosa enserio, su oído, perfecto, su olfato, maravilloso, su
tacto... todo cobra sentido ahora, los vampiros son asombrosos- mi voz resonó por
todos lados.
Cuando logré abrir los ojos podía ver una habitación, algo oscuro pero podía verlo, era un
hotel, podía ver el cartel del nombre por la ventana, era de noche, hice ademan
de levantarme pero mi cuerpo se quedó estático en el sitio donde se encontraba,
quise levantarme de nuevo pero no funciono.
-no intentes- dije, aunque yo no había pronunciado palabra- veo que no entiendes
Vanessa... me presento de nuevo soy Duriel, demonio y hace un par de horas tome
control de ti, de tu cuerpo y de tus pensamientos.
Ella hablaba desde mi cuerpo, estaba dentro de mí, conmigo, ella tenía el control, podía
mover los labios, podía mover todo y yo, solo una parte que quedaba de mi
conciencia.
-salte o...
-¿o qué?- me preguntó- puedo saber lo que piensas, puedo saber todo lo que tú sabes, puedo mantenerte encerrada en ese sucio rincón de tu mente, nadie te escucha más que
yo, piénsalo como si eres mi amiga imaginaria, la gente te verá, pero yo seré
quien te maneje.
Lancé un gruñido.
Ella se rio. Mi risa se escuchaba tan horrible salida desde su visión.
-¿Cómo es que puedo ver?- pregunté.
-es lo único que voy a dejar que hagas... sabes, tengo un plan para nosotras, pero primero
tengo que acabar con muchas cosas que te detendrían, que te harían volver a tu
alma.
-¿de qué hablas?
-ah, es que... el alma, es algo tan asombroso, tu alma, es tan poderosa que aunque la hayan
destruido, se está volviendo a formar, lentamente dentro de ti, empiezas a
tener emociones, recuerdos, sueños extraños, pero no les hayas el sentido, aun...
cuando lo hagas, pues ya será tarde, porque los habré destruido junto con lo
que queda de ti dentro de este cuerpo.
Me quedé en silencio y volví a intentar con mucha dificultad siquiera mover un dedo de mi
mano.
Ella se movió salió del lugar en donde estábamos y entró a mi auto.
Phoenix debió irse, debía seguir viva.
-ah, tu amiga demonio, si, lastimosamente está viva, poseerte me dejó fuera por unos
segundos y pudo escapar- me respondió ella.
-la gente te verá raro cuando hables conmigo- musité.
-tu forma de ver las cosas me sorprende, está claro que sigues siendo una niña.
Nos movimos, muy lentamente por las calles, estaba claro que no sabía manejar mi cuerpo con