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"Él...él me golpeó muchísimo. Me llamaba...puta, zorra, fácil...Wilbur...¿Es eso lo que soy?"

Wilbur miró a Quackity. Pasó su brazo por encima de sus hombros.

"Tú no eres nada de eso, Quackity. Nunca lo vas a ser. ¿Entiendes?"

Acarició su pelo, tan oscuro como el cielo de noche.

"Me gusta caminar en la carretera, ¿Sabías, Wilbur?"

Wilbur lo miró en cuanto dijo eso.

"Eso es peligroso"

"¿Sabes qué más me gusta?" Miró a Wilbur y sonrió. Aún estaba llorando. Podía decir que lloraba más. Mucho más. "Me gustas tú. ¿Me perdonas por irme a dormir tan temprano?"

El castaño dio un besito en la cabeza de Quackity.

"No tienes porqué pedir perdón, Quackity"

Más lágrimas salieron de los ojos del más bajo.

"No llores...¿Por qué lloras?"

Lo escuchó intentar hablar, pero no podía.

"Yo...yo...tengo miedo, Will..."

"¿De qué tienes miedo?"

"Digo...¿Qué hay después? Más importante, ¿Qué te va a pasar a ti cuando no esté? Si...si me voy más temprano de lo esperado...quiero que sigas por mí. Diles a tus hijos que conociste a un chico al que amabas, y que te amaba incluso más. Quiero que les cuentes de mí, y de lo que fuimos. Eso es...muy importante para mí. Si me haces ese favor voy a estar muy agradecido"

Wilbur hizo que Quackity lo mirara. Besó sus labios, y en cuanto el beso se rompió, Quackity apoyó su frente en el pecho de Wilbur. El castaño se limitó a acariciar su cabello y decirle que todo iba a estar bien. Pero, ¿Qué tan cierto era eso? Ni él mismo sabía.

"Un momento, mi vida, voy al baño"

Quackity asintió al tiempo que sacaba su celular para distraerse.

Tal vez Quackity le había creído porque él nunca había hecho esas cosas. Él siempre había amado su cuerpo, porque le enseñaron que sólo se tenía a sí mismo para toda la vida. Tal vez esto lo haría sentir mejor.

Cerró la puerta con seguro. No era estúpido. Sacó de una de sus bolsas del pantalón la navaja que le había escondido a Quackity. La miró por un momento. ¿En serio iba a hacer eso? Antes de pensar en cualquier otra cosa hizo un corte pequeño en su brazo. Aunque era pequeño, pequeñísimo, dolía. Salía sangre como si no hubiera un mañana. Eso le recordó a algo.

How do you write like you're running out of time?

Tal vez no era bueno pensar en Hamilton cuando estaba haciendo eso. Borró cualquier otro musical de su cabeza.

Otro corte.

Tampoco era bueno decirle a Quackity que no hiciera tal cosa cuando él mismo lo estaba haciendo. Sólo esperaba que el dolor se fuera más rápido. Cualquier tipo de dolor. Físico o psicológico, especialmente el segundo. Otra canción vino a su mente.

How do I stay alive if I don't wanna be?

Tan sólo pensar lo motivó.

Otro corte.

Más profundo. Más rápido. Más odio.

Otro más.

Aún más profundo. Le empezó a doler la cabeza. Se veía borroso. No sabía si era la vida o sus ojos, pero se veía borroso, alguna de esas dos cosas. Pero eso no lo detuvo, ni lo iba a detener. Porque él era fuerte.

Si el mundo se acaba| QuackburDonde viven las historias. Descúbrelo ahora