Jimin es un omega mimado que siempre obtiene lo que quiere. Amante del rosa, las fresas y alardear de cada uno de los lujos que sus padres le ofrecen sin inhibiciones.
No obstante, llega un día en el que con su familia tiene que acudir a un sitio do...
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—¡Tengan cuidado, por favor! —pidió JiWon al equipo de personas que cargaban cajas y más cajas.
La mudanza de Jimin había llegado durante una mañana bastante soleada. En el exterior de la mansión estaba un camión grande que estaba siendo cargado por todas las cosas que el omega pidió llevar, incluyendo el equipo de fotografía que en ocasiones utilizaba para entretenerse.
Ha JiWon se había comprometido en ayudarle al omega en todo lo que estuviera en sus manos. Juntos pasaron horas completas empacando todas las cajas, también la nana fue la encargada de hacer las compras necesarias para abastecer la cocina del nuevo apartamento de Jimin, y en ese momento aprovechó para conocerlo.
Le pareció el lugar ideal para que su pequeño viviera, estaba dentro de un área segura y que tenía acceso a las vías centrales de toda la ciudad. JiWon admitía que al principio no estaba del todo segura, siempre estuvo al lado del omega, cuidándole y mirándole crecer, y quizá por esa misma razón terminó apoyándolo como siempre lo hacía.
Ella estaba segura de que Jimin merecía vivir con más libertad, y le causaba tranquilidad que el señor Park SeungHoon y su hijo SeoJoon lo comprendieran, ya que por su cuenta, el pelirosa jamás se hubiera animado a hacerlo.
—Todo está listo —avisó uno de los encargados de la mudanza.
JiWon tomó una libreta donde anotó con rapidez la dirección del apartamento del omega, volvió con el alfa encargado de la mudanza y se la entregó, aprovechando de paso para darle un par de indicaciones.
—Al llegar preguntan por Park Chanyeol, él estará esperando para recibirlos —indicó—. Las cajas etiquetadas serán las primeras en bajar, una vez que recibamos el mensaje de entrega se depositará el dinero restante a la cuenta que nos ofrecieron.
—Como usted diga —respondió el hombre, para luego hacer una reverencia y retirarse del lugar.
El camión abandonó los terrenos de la mansión tan sólo minutos después. JiWon ingresó al interior para buscar a Jimin, encontrándolo sentado en uno de los sillones que estaban en el gran salón, con la mirada perdida y el ceño fruncido.
—¿Qué ocurre? —preguntó la mujer, comenzando a preocuparse al notar la expresión pensativa del menor.
—Estoy en un dilema, nana —respondió, en compañía de un largo suspiro.
Ella se sentó al lado del omega, con sus ojos buscando algo, aunque todavía no sabía qué. Apoyó una de sus manos en la rodilla derecha del menor, sonriendo levemente cuando Jimin la miró.
—Cuéntame, tal vez pueda ayudarte —ofreció la omega.
—Es que no sé cual auto llevarme —confesó con una mueca inconforme.
—¿De eso se trata? —cuestionó perpleja.
—Sí —hizo un puchero—. Lo estoy pensando desde la noche anterior —admitió—. Me gustaría llevarme el Chiron porque me resulta más práctico, pero siento que extrañaría mucho a mi Ferrari rosita, ¿qué puedo hacer?
—Llevarte el Ferrari rosita —respondió JiWon con rapidez—. Es tu auto favorito, Jimin. No hay mucho para pensar.
Jimin le dio la razón, en ese momento se puso de pie con rapidez y corrió escaleras arriba rumbo a su habitación donde había dejado su bolso. Llegó, lo tomó, y con la misma velocidad salió para nuevamente reunirse con la mujer.
—¿Me irás a visitar, nana? —preguntó el omega.
—Todas las tardes —prometió ella, para luego envolverlo en un cálido abrazo.
—Confiaré en ti, ahora debo irme —anunció el menor, y luego comenzó a caminar hacia la salida donde uno de los trabajadores ya tenía preparado el Ferrari para él.
Jimin subió al auto, y sintiendo un poco de miedo pero mucha emoción salió de la mansión hacia el apartamento que prácticamente sería su nuevo hogar.
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Llegó en el momento preciso.
El apartamento era un desastre de cajas abiertas, y en medio de todas ellas se encontraba un quejoso Chanyeol con un revoltoso YoungJae, ambos hermanos bastante ocupados en vaciar todo, mientras eran observados desde el sillón por el abuelo Park y YongSun.
—¿Qué están haciendo? —preguntó Jimin desde la entrada.
—Mi tarea consistía en recibir la carga, no acomodarla —reclamó Chanyeol, mirando a su primo con el ceño fruncido.
—Lo sé, por eso no entiendo lo que están haciendo —respondió el omega, mientras terminaba de ingresar.
Jimin saludó a su sonriente abuelo, y es que SeungHoon no podía ocultar la felicidad que le causaba ver a su nieto independizado, aunque sea un poco. Mientras que Sun simplemente asentía en su dirección, carraspeando suave para tomar la palabra.
—Permíteme explicarte, hyung —habló Sun sin moverse de su sitio—. Estábamos visitando al abuelo, él nos hizo saber de tu mudanza y que vendría hasta acá para verificar que todo estuviese en orden, y como Jae y yo no teníamos algo para hacer decidimos acompañarlo, además que nuestro hermano mayor estaría aquí —hizo énfasis—. Al llegar, Jae se emocionó al ver tantas cajas, ya conoces como es este niño, y pues Chanyeol es bastante manipulable, así que, influenciado por el diablillo comenzaron a desempacar, hasta que llegamos al punto donde tú llegas y los descubres entre todas tus pertenencias.
—¿Sucedió así? —cuestionó con una mueca confusa.
—¡Sí! —respondieron Jae y Chan al mismo tiempo, haciendo que su hermano sonriera satisfecho porque su versión de los hechos era la acertada.
SeungHoon se puso de pie ganando la atención de sus nietos; sin embargo el alfa mayor se dirigió exclusivamente a Jimin, ya que necesitaba discutir un tema importante con él.
—Hablemos un momento —solicitó.
—Nosotros iremos a comprar comida, muero de hambre —avisó Chanyeol, para luego sacar a sus hermanos del apartamento.