🐾White Wolf🐾《Omegaverse-YM》

~ XXXI~

-También te extrañe mucho, alfa. -me murmuró y sonrió coquetamente antes de tirar de mí, pasando de sostenerme desde la camisa, a posar su mano en mi nuca y besarme.

En esta ocasión permití que él guiara el beso, sintiéndome embelesado con el entusiasmo que ponía en ese íntimo contacto. Mis labios se estiraron cuando el recuerdo de un Jimin tímido, que me pedía besos y apenas se atrevía a devolverlos, cruzó mi mente. Volví nuestro contacto desde algo apasionado, a uno tenue y sonriente, cuando su boca siguió mis sonrisas. Terminamos riendo en los labios del otro, como casi ya era costumbre, la felicidad se contagiaba.

-Te eché mucho de menos, mi cielo. -le dije apenas separándome de su dulce boca, rozando nuestros labios en cada palabra -No podía esperar llegar a casa, para verte y tenerte así. -le confesé y escuche en mi mente el ronroneo conforme de mi lobo alfa, sabiendo que él también había extrañado a su omega -Dormir fue difícil, no podía conciliar el sueño sin tí, no sentirte entre mis brazos, o escuchar tu respiración calmada o tu voz suave en nuestras conversaciones infinitas. -le dije y besé su frente y sus párpados. Afirmado mis antebrazos a los lados de su cabeza, le observe de frente, hablándole bajito y confidente, confesándome de buena gana, admitiendo lo vital que él era en mi vida -y yo...yo comencé a sentirme mal fisicamente, mi lobito, era como si el aire no llegara correctamente a mis pulmones, como si mi piel estuviera demasiado tensa y apretada para mi cuerpo...

Jimin me miró con sus preciosos ojos grises con moteados lilas y pareció que el universo brilló en ellos, mientras que sus colores hicieron un intrínseco baile de tonalidades cambiantes, que iban desde la más brillante alegría, al rojo más apasionado.

Junte nuestras frentes y volví a hablar.

-Yo no podía esperar para volver a tí, omega. -terminé de confesarme, expectante, pues sus colores eran una agradable mezcla de amor tierno y pasional.

Jimin me miró por solo un segundo antes de que sus piernas se cruzaran por detrás de mi espalda y me terminaran de derrumbar sobre él. Le alcé una ceja y miré su boca entreabierta en una clara invitación.

Esta vez fue mi turno para atacarle hasta robarle el aliento y el pensamiento en un beso que fue desordenado, profundo y jodidamente exquisito. Sus pequeñas manos barrieron en mi cabello más largo de lo normal, y se alojaron en mi nuca, empujándome y anclándome a él.

Y lo amaba. Amaba jodidamente mucho a este Jimin exigente.

Cuando apenas no separamos para respirar, cambié el rumbo de mis besos y me hundí en su cuello. Mi nariz aplastándose cuando olí en él su esencia característica, pero también me sentí a mí en él, mi aroma y mi marca le protegían.

No es suficiente. La marca, dale la marca, nuestra marca.

Me increpó el lobo que habitaba en mí, y estuve de acuerdo.

-Yoongi...-me llamó Jimin cuando mis manos buscaron el borde de su camiseta y se la quité en un rápido movimiento, apenas separándome para permitir que la pieza de ropa dejara de estorbar, cuando volví a su cuello y sus manos volvieron a mi cabello y nuca, acercándome más a él mientras inclinaba su cuello y me daba libre acceso a ese sensible lugar, donde estaba la glándula de aroma, y su marca.

Nuestra marca.

Rectificó el lobo, provocando que de alguna forma, mis instintos aumentaran y la urgencia por marcarle fuera mayor.

Debes darle nuestro nudo.

Pulguiento...apenas llegué a casa, debo ducharme.

Sí, seguro hueles a culo. Impregnalo. -me ordenó.