𝐶𝑎𝑝𝑖́𝑡𝑢𝑙𝑜 4: 𝑈𝑛 𝑠𝑒𝑐𝑟𝑒𝑡𝑜 𝑞𝑢𝑒 𝑐𝑎𝑏𝑒 𝑡𝑟𝑎𝑠 𝑢𝑛 𝑏𝑟𝑎𝑧𝑜

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Katsuki Bakugou

Bakugou llevaba veinte minutos parado en la entrada a la feria de libros esperando al inepto de Deku llegase, el cual iba con diez minutos de retraso a causa de algo "que no podría creer".

Para la mayoría diez minutos no son mucho, pero para Katsuki eran como una eternidad, sobre todo cuando se trataba de Deku. Su cerebro no podía parar de generar escenarios donde al peliverde lo habían asaltado, o le había pasado algo en su casa, o en el trabajo. No es que se preocupe por él ni nada... Bueno, en realidad sí. Aunque jamás lo admitiría en voz alta, Izuku estaba entre las personas por las que más se preocupaba, junto con otras en su lista de "Personas que hacen mi vida un poquito menos miserable".

Mientras esperaba se puso a pensar en la mala suerte que tenía y en el trío que tenía que hacer para el recital.

Hacer el dueto era la parte que menos le emocionaba del evento, y ahora que debía tocar con dos personas se había convertido en algo aún peor. Si fuesen otras dos personas, como Kirishima o Uraraka, tal vez sería un poco menos irritante. No es como si sus dos mejores amigos no tuvieran la capacidad de ser aún más molestos que Deku, pero al menos sus relaciones con ellos eran existentes y menos turbulentas que con sus dos compañeros.

Pero el destino nunca estaba de su lado.

Primero estaba Deku, ese chico que era su "amigo" desde los cuatro años, y amigo entre muchas comillas porque pasó años tratándolo como una mierda, todo a partir de un día que había pasado hace más de una década.

Ese día había salido con Deku y otros dos niños de su barrio que lo idolatraban a explorar un parque que quedaba cerca de su casa. Él iba al frente, por supuesto, para poder ver cualquier cosa antes que los otros tres y porque odiaba ver a personas caminando frente a él. Lo hacía sentirse inferior. Habían llegado a un rio atravesado por un tronco caído, el cual Katsuki usó a modo de puente para pasar al otro lado.

No recuerda si pisó mal o se tropezó con algún nudo en la madera, lo que sí sabe es que de pronto sintió como irremediablemente perdía el equilibrio y caía los dos metros que lo separaban del suelo, o en este caso, el rio. No fue un golpe muy fuerte, el agua suavizó su caída de todas formas, pero para un crío de cinco años era doloroso. De cualquier forma, no estaba dispuesto a mostrar debilidad frente a los otros niños, así que se sentó con una sonrisa triunfal y sobándose disimuladamente el golpe, demostrando que era demasiado genial como para que algo así le doliera.

Pero entonces, vio que Izuku estaba de pie en el rio junto a él, mojándose los zapatos mientras le ofrecía una mano de ayuda y mirándolo con cara de preocupación.

-¿Estás bien Kacchan?- había preguntado el pecoso- Esa fue una caída fue una caída fea.

Cualquier persona normal habría agradecido la preocupación y habría dejado el tema hasta ahí, pero no Bakugou. Él era un niño orgulloso y arrogante, al que habían llenado de demasiados cumplidos desde una edad muy temprana dada su inteligencia y que tomaba todo como un reto hacia sus capacidades. Para él, la preocupación de Deku fue un insulto, como si le dijera que era débil y por eso necesitaba ayuda. Qué no podía hacerlo solo.

Our Melody ~ |Shinbakudeku|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora