Sod Sarac

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Siempre recordaré aquel 16 de agosto de 1967 y del cual aun tengo secuelas psicológicas, yo tenía  12 años y había ido  a pasar aquel caluroso verano en el Hotel Esperanza, un espectacular complejo con todos los lujos que la imaginación pueda alcanzar. No era la primera vez que pasábamos un par de semanas en el Hotel, mi lugar predilecto era aquella sala de juegos recreativos, Yo estaba allí cuando sucedió todo.

 En la sala contigua a la que yo me encontraba, se celebraba un cumpleaños, yo siempre observaba las fiestas desde un pequeño agujero en la pared de la sala recreativa, esta semana para este evento especial actuaban, a mi modo de ver, unos siniestros payasos que sin ton ni son culminaron su actuación con un baño de sangre, tras entregar un osito de peluche al cumpleañero,  Sod Sarac como se hacía llamar él, degolló al muchacho con el cuchillo de cortar la tarta, mientras su compañera utilizaba los globos que sostenía para desprender sobre los asistentes alguna especie de gas acido que provocaba quemaduras al contactar con la piel de los invitados. Sod Sarac continuó degollando a los niños con su enorme cuchillo, aquel hombre estaba completamente ido, sus ojos no parecían estar presentes en aquel lugar.

Cuando la policía acudió al hotel, ya era demasiado tarde, nadie en aquella sala había sobrevivido a la matanza. Pero lo peor de todo fue observar la escena final, allí en un rincón yacían todos los cuerpos mutilados de la fiesta y en la esquina opuesta se encontraba sentado en una silla Sod Sarac y su fiel acompañante Eugene, observando aquella grotesca escena. Los dos se habían suicidado, ella aún sostenía en la mano dos globos,  él sujetaba con fuerza su cuchillo en una mano  y en la otra un saco lleno con las cabezas de cada uno de los niños que había degollado. Pero no todo acababa aquí, sobre su regazo se encontraba el osito de peluche que a su vez sostenía una carta. En el suelo frente a los dos encontraron unos símbolos dibujados en sangre, como si hubieran realizado algún rito para culminar su “obra”, yo lo vi todo, tal y como le conté a la policía, ella había dibujado aquellos símbolos con la sangre de aquellos inocentes niños mientras el pronunciaba unas palabras que parecía haber aprendido de memoria.

 El contenido de la carta jamás fue desvelado, los rumores cuentan que entre ellos había una historia de amor,  y que el padre de Eugene era el propietario de aquel maravilloso Hotel, este se oponía totalmente a su relación con Sod Sarac y les había hecho la vida imposible hasta aquel día, las artimañas del padre fueron tales que llego a contratar a sicarios para matar al payaso, pero aquel 16 de agosto ellos se vengaron arruinando el negocio de su padre no solo matando a aquella desafortunada gente, sino que perpetuaron con el ritual su existencia en aquel hotel, vagando en forma de espíritus, por aquellos  pasillos y habitaciones.

Hoy en día aquel lugar está totalmente abandonado, en ruinas, pero cuentan que por él aun pasea el espíritu de Eugene y Sod Sarac asustando o matando a todo aquel que pretende desafiar su leyenda y evitando que nadie se plantee reconstruir aquel lugar.

 En cuanto a mí, no hará falta que os cuente que no puedo ni ver a los payasos, ni tan solo pisar un circo, las pesadillas con aquel payaso son frecuentes, muchas noches durante mis inacabables pesadillas lo veo vagando por aquel lugar con su cuchillo pastelero en la mano buscando a chicos jóvenes que degollar, otras veces creo que me busca a mí al chico que lo vio todo y no pudo matar.

Sod SaracDonde viven las historias. Descúbrelo ahora