La playa

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Por más de medio siglo, cada 6 de junio, Shinji Ikari regresó año tras año a aquella playa, a ese lugar en el que una vez conoció a un apuesto y misterioso muchacho llamado Kaworu Nagisa.

Cuando ambos eran unos adolescentes, Kaworu prometió volver a ver a Shinji y aunque marcaron ese sitio como su punto de reencuentro, la reunión jamás se concretó.

Esa promesa parecía ya demasiado lejana, arrastrada por el oleaje desde la orilla y llevada al fondo del mar. Tan distante como si hubiera sido hecha en alguna otra vida.

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Una historia inspirada en la canción «La playa» de «La oreja de Van Gogh» para recordar y homenajear a Shinji Ikari por su cumpleaños (06/06/2023).

Por Tabris-XX para mis queridas compañeras de KawoShin Love Paradise y todas las personas que aman a Shinji Ikari y al hermoso KawoShin 💙💜

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«No sé si aún me recuerdas. Nos conocimos al tiempo, tú, el mar y el cielo...»

La ejecución del Neon Genesis fue probablemente la mejor decisión que Shinji Ikari pudo haber tomado, eligiendo dar un merecido punto final a tantos ciclos de dolor.

Shinji se permitió un buen cierre con todas las personas que fueron parte importante de cada una de sus vidas y liberó a cada quién de sus cadenas propias y extrañas.

Pero sobre todo, Shinji se liberó a sí mismo.

Él no fue egoísta ni mezquino, simplemente ya no quiso repetir todo una vez más. No más sufrimiento, angustia, soledad y confusión.

Un nuevo mundo parecía ser sinónimo de una brillante oportunidad tan ansiada como esperada, una que Ikari reconocía como el principio de un final definitivo.

Una vida normal en un mundo normal, algo bastante adecuado. Y con los bucles ya borrados de su desdichado destino, Shinji pudo renacer en un mundo distinto a todos los anteriores.

Sin embargo la actual vida de Shinji Ikari se basaba, de una forma diferente, en otro tipo de ciclo repetitivo, uno en el que estaba atado a una monótona rutina diaria.

Nada tenía de extraordinario ser un asalariado promedio o, mejor dicho, un esclavo moderno del sistema económico de ese país, un oficinista estresado con exceso de cafeína y nicotina en su organismo, con muchas deudas acumuladas y con poco tiempo para sí mismo.

Pero intentando verle el lado positivo a la situación, Shinji Ikari al menos pudo llegar a la edad adulta sin tener que arriesgar su vida subiéndose a un maldito robot y enfrentándose a seres monstruosos cada vez que la ciudad se convertía en un campo de batalla. Querer agradar a su padre ya no formaba parte de sus preocupaciones y debía sentirse bien con eso.

Aún con ese consuelo, Shinji comprendió que el hombre no puede ni podrá evitar la tristeza y la soledad, después de todo, ambas son inherentes a la existencia misma. Sin memorias de sus anteriores vidas, de vez en cuando experimentaba ciertos déjà vu que lo dejaban confundido, pero su realidad ya era otra.

Cada día al amanecer, Ikari abría los ojos con una abrumadora pereza e intentaba convencerse a sí mismo que ahora todo estaba mejor, se obligaba a levantarse de la cama y partía rumbo al trabajo en un tren abarrotado de gente.

Luego de más de doce horas fuera de su casa, el agotado hombre regresaba a su morada con la sola idea de quitarse el uniforme y echarse a dormir.

Y así, Shinji vivió repitiendo esas mismas actividades durante varias décadas hasta su retiro. Pero en todo ese tiempo sí hubo algo muy personal que rompió el esquema de esa rutina, algo que él llevaba a cabo con una devoción casi religiosa.

La playa [KawoShin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora