9-¿quién eres realmente?

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el siguiente capítulo puede ser ofensivo para alguna audiencia, se requiere mucha discreción.

Garu se sentía tan satisfecho por lo que estaba haciendo, Pucca le pertenecía y no había nadie que se lo impidiera, era tan feliz por haberla sometido y tomado su virginal cuerpo en aquel claro, que parecía preparado para ambos

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Garu se sentía tan satisfecho por lo que estaba haciendo, Pucca le pertenecía y no había nadie que se lo impidiera, era tan feliz por haberla sometido y tomado su virginal cuerpo en aquel claro, que parecía preparado para ambos.

Las lágrimas en el rostro de la azabache, no paraban de caer, mientras su cuerpo era abruptamente sometido bajo la fuerza opresora del cuerpo de Garu. —¡no llores por favor!— le habló después de haberse visto satisfecho, con su acto deplorable. —De cualquier modo serás mi mujer en el futuro, no veo porque no entregarnos el uno al otro antes de tiempo.

El pequeño cuerpo de Pucca se retorcía de dolor, en un mar de lágrimas que no tenían para cuando acabar, nada podía ser peor que a lo que garu la estaba sometiendo. La felicidad en su propio cuerpo, era algo embriagante que lo estaba haciendo ir al borde de la locura, no podía creer su suerte, Tobe ya no estaba y Pucca ya había sido tomada a la fuera por él, ahora ya nadie podía reclamar esa dulce piel, porque le pertenecía en su totalidad. Todo era perfecto, el claro cerca de su casa, la noche estrellada, la suave melodía de los grillos, acompañando el dulzor de las flores nocturnas y ellos dos, solos en aquel bello paraje, siendo uno y teniendo como testigo la luz de la luna y las estrellas...

—¡despierta de una puta vez imbécil!— el sonido de un fuerte golpe, dejo sorprendidos a los presentes. Tobe estaba lleno de rabia, jamás consideró que Garu fuera tan vil como para abusar de la azabache de ese modo. —agradece que todo fue una ilusión, si no, en estos momentos tendrías mi espada insertada en tus malditas bolas.

Garu escupió una bocanada de saliva, mostrándose aturdido, mientras se agarraba el estómago con fuerza por el dolor del impacto. Miro desorientado, sin entender nada de lo que había pasado. Busco el cuerpo de la joven que antes había sometido, pero no había nada, en cambio, encontró su esbelta figura, protegida con cariño del brazo de Tobe que ya había vuelto a su posición original. Ella solo lo miraba acusatoriamente y la batalla que minutos antes había tenido lugar, estaba casi llegando a su fin. No comprendía como es que las cosas habían terminado en ese resultado tan desalentador y que la ropa de la azabache estuviera intacta.

—agradece que solo fue una ilusión— se recalcó en su mente, apareció como un bucle sin fin —una ilusión— susurro, mientras sus ojos se abrieron sorprendidos —To-todo fue una ilusión— su cuerpo tembló ante el recuerdo casi real que sentía en todo su piel. —una ilusión... ja... ja, ilusión...— se levantó del suelo —ja, ja, ja— más carcajadas salieron de su boca, dándole un gran susto a quienes lo observaban.

—¿por qué Garu deseaba hacer algo tan horrible?, ¿por qué fui capas de ver lo que Tobe estaba percibiendo?— se preguntó mentalmente la joven azabache, sin respuesta alguna. Las chicas que la acompañaban, se habían unido a la pelea a la que afortunadamente habían llegado a tiempo para apoyar a sus demás compañeras.—amo tobe, creo que se excedió— shaman, el más cercano a él, le hablo preocupado por la estabilidad emocional del chico de colitas.

—eso parece— respondió sin un ápice de culpa, Garu se lo tenía bien merecido, y no era nada del castigo que en verdad quería darle. —que tuviera un sueño tan bajo con su amada, eso no se lo dejaría pasar tan fácilmente. Aquella escena no había sucedido realmente, pero la sangre le hervía tanto, que no sabía muy bien con quién desquitar aquel coraje. —¡Nero!— hablo de la nada el joven de la cicatriz. Sorprendiendo al nombrado que se vio con Pucca a su lado en un parpadeo, ella lo vio sorprendida, porque apenas unos segundos antes, se encontraba al lado del ninja. —¡protégela!— demando desde su posición inicial.

Chispas, salieron de la nada, tomando a shaman por sorpresa, en cuanto Janku, de un rápido ataque, conecto su espada con la de Tobe, que con maestría, repelió el ataque mortal del mayor. El hombre al fin había despertado de su estado de inconsciencia, con el anterior ataque de Tobe, había perdido la conciencia. Jamás espero que el ataque de un rayo, fuera tan potente como para sacarlo de combate.

—para ser un maestro, usas un método muy rastrero, al igual que tu aprendiz— a pesar de haber dicho esa frase como un reclamo, sonrió. La fuerza del ataque del hombre, había logrado hacer una onda expansiva, que lo hizo sumir sus pies, unos pocos centímetros en el suelo.

—es una batalla, no importan los medios, lo importante es el resultado— Tobe apretó su arma con fuerza aún enfundada. —mi plan no era iniciar una batalla contigo. Pero apareciste da la nada, solo quiero al loto— añadió el hombre lanzando un par de tajos nuevos con su espada. Tobe los bloqueo de igual forma, con la funda de su catana.

—insignificantes, molestos y rastreros insectos en mi presencia— se burló él.

—¿Cuán arrogante puede ser un chico?— negó Janku con la cabeza. Claramente, para él, ese joven de cicatriz en el entrecejo, era una gran amenaza, logro desviar su técnica del rayo, invocando otro desde el mismísimo cielo y sin siquiera mover un dedo, sometió a su aprendiz bajo una fuerte ilusión. Jamás había visto a alguien con tal habilidad.

Cuándo era un niño, había escuchado relatos de un general, poseedor de técnicas y habilidades únicas, que ningún otro general conocía, su espada era diferente a las que los demás hombres portaban e incluso usaba dos lenguas diferentes al hangul. A este enigmático hombre, le apodaban el rayo escarlata, porque en batalla, solo dejaba ver una estela de luz por su rapidez y un rastro de sangre por dónde pasaba. Portador de una mística espada, que llevaba por nombre Ryu no kiba, tan violenta como las tormentas mismas. —no sé quién seas, pero esto no se quedará así, volveré por ella. Lograste engañarme, admito que te juzgue mal. No tienes el aspecto de un maestro marcial, solo pareces un simple soldado.

—eso no es de mí...— el hombre apretó los dientes y dio una orden mientras aún forcejeaba con el joven.

—¡retirada!— con más ataques intensos, hizo retroceder a Tobe, alejándolo más del rango de su discípulo. —no puedo permitir que mates a mi pupilo, aún tiene una tarea asignada por el cielo, que cumplir.

En medio de una nube de humo, los hombres de Janku, junto con Garu habían desaparecido, dejando atrás a los caídos en la batalla.

Pucca se acercó molesta a donde Tobe se encontraba —¿qué fue todo eso?, ¿quién era ese hombre?, ¿por qué me dejaste con el ninja?, y lo más importante, ¿cómo es que te volviste tan fuerte?— la admiración por aquel hombre, empezó a crecer en su interior. Esa sensación de amor y protección, la hacía sentir única, ella había estado dudando de sus sentimientos hacia él, pero con este despliegue de habilidad, la impresiono de tal manera que definitivamente deseaba seguir a su lado. Ahora más que nunca quería conocerlo mejor —¡cuéntame todo!, ¿quién eres realmente?, muéstrame al verdadero Tobe— mostró la nota entre sus manos.

Él sonrió complacido, los secretos que los unían a ambos, ahora debían ser compartidos, secretos que pesaban demasiado en su corazón y que eran una de las causas primordiales, por las cuales él había llegado a la cúspide de todo su entrenamiento. —Está bien, pero es una historia muy, muy larga y tendrás que escuchar con atención— sonrió. Ella se prensó de su brazo, dando un grito de felicidad y un asentimiento con su cabeza.

Un beso en la mejilla de Tobe, fue el sello que efectuó su pequeño pacto...

Un beso en la mejilla de Tobe, fue el sello que efectuó su pequeño pacto

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espero que les haya gustado... chao!!!

El loto y el dragón. (tobecca)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora