『㉖』

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Quiero mucho a mi sobrino, demasiado a decir verdad

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Quiero mucho a mi sobrino, demasiado a decir verdad.

Y ni hablar de Alexis, también lo adoro.

Pero cuando ambos se ponen de acuerdo para conspirar en mi contra es difícil seguir diciendo que los quiero.

—Ya quítense de encima cabrones. —les digo al sentir como cada vez más Alexis se acomoda sobre mi espalda con bodoque entre sus brazos.

—¿Oyes algo bodoque? —Dice preguntándole al menor —Suena como a piojo apachurrado.

—Apachurrado te va a quedar el cerebro si no te quitas a la de ya Alexis Quackity Maldonado. —Digo como sentencia final.

Luego de unos instantes siento como por fin Alexis se baja de mi espalada, solo para sentarse a un costado mío con Leo aún en sus brazos.

—Pa que se te quite lo irresponsable con la bendición. —Dice refiriéndose a Leo.

Pues después de que Mina vino a dejarlo, yo decidí encargaselo a Alexis para poder dormir un rato más.

—Me desvele haciendo tarea, déjame en paz. —Le respondo acomodándome para verlo mejor.

—Na, na, na, párate a la verga, es sábado culera, amonos. —Dice sarandeandome con una mano.

Yo me quejo y me safo a como puedo.

—Comienzo a cuestionarme si fue buena idea enseñarte los sábados de mercadito.

—Tu hiciste este monstruo, ahora te chingas —Responde haciéndose a un lado para que me levante, pero permaneciendo sentado sobre mi cama.

Yo solo me  paro con dificultad y lo veo seriamente mientras intento desenredar mi cabello con ayuda de mis manos.

—¿Qué me ves puto? —Le respondo entrecerrando los ojos.

—Lo hermosa que te ves. —Responde simple y como si fuera lo más normal del mundo.

Yo por otro lado siento mi rostro entiviarse.

—Callate y salte, que no me voy a cambiar frente a ti. —Desvío el tema, mientras le doy golpecitos en el hombro para que se  mueva.

—Ah chinga ¿Por qué no? —Dice con una sonrisa en los labios.

Yo señaló a Leo como excusa.

Pero parece no funcionar, pues el mayor solo termina por cubrir los ojos del menor para luego mirarme atento.

—Chinga tu cola, salte. —Le digo, dándole un golpe "más fuerte" en el hombro y este solo ríe.

—Pinche amargada. —Dice poniéndose de pie —Vamonos bodoque, aquí no nos quieren.

Yo abro la boca ofendida.

—¿Cuando dije yo eso?

—No nos quieres. —Recalca su mentira y sale de mi habitación.

The Gummy Girl (Quackity) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora