Para Alastor, el mundo era un escenario, y un escenario era un mundo de entretenimiento. Ese era su lema más prolijo y el que más disfrutaba ejecutar, porque disfrutaba ser el maestro detrás de un fin de actos cuyos efectos en cadena traían consigo una gran conmoción, pánico, dolor y desdicha en los pobres gusanos que se retorcían en su único afán de sobrevivir a un mundo tan hostil como el que vivían. Gozando así de cada grito de agonía resultante que hacía que el wendigo fuera uno de los seres más macabros y malignos dentro de ciudad pentagrama.
Por eso, no fue de extrañar que hubiera planificado saciar su deseo de destruir las esperanzas de un vil grupo de pecadores que habían puesto sus pobres almas a disposición de una sola princesa que luchaba desesperadamente por salvarlos aún en el infierno, y que delicioso hubiera sido disfrutar el festín de su caída, del llanto y la zozobra de haber destruido lo único en lo que se aferraban. Imaginar todo eso era una dicha, pero claro, ver rota la determinación y los sueños de esa adorable princesa era la guinda del pastel, lo que el wendigo más ansiaba y por eso jugo tan fácilmente con ella, disfrutando de sus reacciones y todo lo que tenía para ofrecer, volviéndose su aliado para luego traicionarla por la espalda y verla caer al igual que el resto de patéticos seres que no pudieron sobresalir dentro de la oscuridad.
Pero al final se equivocó en sus estimaciones.
La princesa no cayó como él había creído, y aunque fue víctima de su traición, su hazaña fue tal que él pensó nuevamente en cambiar sus planes, salvando en último momento a sus compañeros y amigos para disfrutar de una última prueba. La de orillarla al borde de sus límites y posturas morales, para romper su espíritu en pedazos, pero fue en vano. Ella logro salir adelante y eso fue en verdad, revelador en todo el sentido de la palabra.
Que Lady Hazbin, Charlotte Morningstar, resultará por mucho, todo lo que había pensado de ella, era una sorpresa. Su determinación y su valor, así como su capacidad para superar los límites lo dejo anonadada y queriendo saber más, en cómo podría superar cada nuevo obstáculo que pudiera para ella, aunque el vínculo de su trato estuviera quemando como hierro fundido en sus brazos. Él podía soportarlo solo para ver qué más podía hacer y fue nuevamente sorprendido cuando lo orillo y sometió como si el no fuera nada, su orgullo como princesa rugiendo por el respeto que se merecía.
Sin embargo, ella creyó tener la capacidad de pasar por encima de él, y eso no podía permitirlo.
Para él, aquella princesa era solo la máxima expresión del entretenimiento, envuelta en plan tan estúpido como alzarse contra los ángeles solo para proteger las vanas almas de meros e insignificantes insectos. Había disfrutado tanto con la idea de hacerla caer en la más grande desesperación, presa de la mayor de las decepciones al verse imposibilitada de cumplir su más grande añoro, galardonándose de su expresión de dolor, furia y traición que no espero que finalmente desatara la furia que había esperado tanto, una fuerza tal que fue capaz de someterlo sin realizar el mínimo esfuerzo.
Entonces, si ese era su pensar, si su modo de concebir el dolor y las formas de disfrutarlo seguía siendo tan racional como siempre había sido ¿Por qué se encontraba huyendo como una vil cucaracha de aquel par de ojos rojos como el rubí?
Era un hecho que había sido víctima del más vil acto de burla cuando esos ojos perlados por el fuego y la inclemencia se pasearon por su cuerpo, lo sometieron de una vil forma, pero, al mismo tiempo, despertó algo en el que jamás había sido capaz de sentir, un instinto tan bajo, tan animal que le había parecido tan despreciable que se burlaba de aquellos que caían en él. Lo hizo consumirse en la lujuria y gozar de su exquisito cuerpo mientras ella tomaba las riendas y el penosamente solo obedecía hasta que su orgullo no pudo soportar más y le demostró que no era un simple juguete con el cual pudiera jugar.
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Lady Hazbin AU GUERRA
FanfictionUna figura delgada de cabello corto se alzó con una simple lanza destrozando el cuerpo de cinco ángeles exterminadores. El demonio de la radio observo esa silueta, quedando maravillado con lo que esta podía hacer en ese escenario lleno de sangre. Po...