Capítulo 48: Las marcas con forma de estrella

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Zeon aparece en la Capilla del Altar Mayor. Kánchome y Purio están esperando junto a Carly.

—¿Y el resto? —pregunta.

—Aún no han vuelto —responde el niño-pato.

Al momento aparece Wonrei.

—¿Y Lien? —pregunta angustiado.

—Superando alguna prueba, supongo. Igual que Dufort —le contesta Zeon.

Poco después aparece Kid llamando al doctor. Como le dicen que aún no ha llegado, se acerca a sus amigos y al momento lo hace Rops. Los mamodos se sientan en el suelo y charlan de cosas sin importancia. Los seis esperan a sus compañeros durante un buen rato.

Carly está en el altar atareada con sus labores de Suma Sacerdotisa, ignorando a los mamodos que ocupan el lugar sagrado. Cuando han pasado unas cuantas horas, aparecen Danny y Umi riendo y hablando de la tarde tan increíble que han pasado junto a mister Gold. Wonrei se levanta y les pregunta si saben algo de Lien.

—No, lo siento, amigo. Nosotros acabamos de volver del mundo humano. Nos ha llamado la gema diciéndonos que teníamos que regresar —le explica Danny.

—Seguro que significa que las pruebas están a punto de acabar y que van a aparecer aquí, ya lo verás —lo tranquiliza Umi.

—¿Qué tal el reencuentro? —le pregunta Danny.

—Casi nos asfixiamos —le susurra su amigo, entre risas.

Al poco rato aparece Brago, quien echa un vistazo a su alrededor y pregunta por Lucky.

—Aún no ha vuelto —le informa Wonrei.

—Se estará despidiendo de su compañero. No os imagináis lo que me costó separarla de este tras la lucha contra Clear —se ríe Zeon.

Un cuarto de hora después, se materializa Lucky y saluda a todos. Le da un abrazo a Brago y lo besa.

—¿Qué tal con Sherry? —le pregunta a su novio.

—Muy bien. Ha llorado al verme —le contesta—. ¿Qué tal con Juan?

—Fenomenal. He llorado al verle. Germán te manda saludos —añade con una sonrisa.

—Lo dudo —le responde antes de besarla de nuevo.

—¿Qué tal con Lien? —le pregunta a su hermano.

—Muy bien, pero corto. En cuanto ha aceptado la estrella, ha desaparecido.

En eso, aparece Folgore. Ya no lleva su ropa de camorrista, ahora va vestido con la camisa blanca y los pantalones rojos de nuevo. Está descolocado, no sabe dónde está. Kánchome se lanza a su cuello y el chico italiano sonríe.

—¡Lo he logrado! Kánchome, mírame, ¡¡soy un mamodo!! —exclama mientras le muestra una estrella negra en la parte exterior del antebrazo.

La cara del italiano también ha cambiado. Ahora tiene unas marcas que salen de sus ojos hacia abajo, parecidas a las de Brago.

—¡Enhorabuena, Folgore! —le dice Wonrei—. Ven, deja que te presente a mi hermana. Esta es Lucky.

—Encantada —lo saluda la mamodo—. Tu mentor es Brago, así que nos veremos a menudo.

—Bueno, tampoco tanto. Supongo que querrá estar con Kánchome más que conmigo —añade el aludido de malas maneras.

—No seas antipático. El chico te va a necesitar para aprender a usar sus poderes —le recuerda antes de darle un beso en la mejilla.

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